5/04/2016, 23:38
—En esta parte del bosque no lograría saber si es de día o de noche, ni siquiera en Takigakure a la sombra del Árbol Sagrado se está tan oscuro como en este lugar... —Soltó el comentario para luego darse cuenta de lo que había dicho—. Ahh, jeje. —Añadió con tono nervioso.
—Jejeje, ya decía yo que eras muy hábil para ser un civil —se quedó observante y sin mostrar ni un ápice de sorpresa—. Es comprensible que disimules tu profesión, después de todo, los viejos rencores entre el país del bosque y el país del río están más presentes que nunca.
Al joven Ishimura no le molestaba en lo más mínimo la procedencia de aquel que le había ayudado. Siempre había pensado que lo mejor llegar a conocer la forma de ser de una persona antes de saber cuál es su origen. De aquella manera podría apreciarla por como es y no por el sitio del cual procede. Aunque por supuesto, la gente del bosque creía con fervor que las personas del rio eran malvadas y muy probablemente sus contrarios tendrían la misma creencia.
—En el bolso que me dieron hay algunos suplementos para dar primeros auxilios —aseguro mientras contemplaba la herida en Tatsuya—. Pero creo que lo mejor es atender nuestras lesiones en otro lugar.
Hablaba con la idea de que ningún lugar de aquel bosque era seguro. Bueno, ciertamente la guarida de aquella bestia era el último lugar al cual se acercaría otro animal, pero el sitio había quedado tan maloliente y repugnante que permanecer allí por más tiempo se presentaba como una idea terrible.
—Creo que deberíamos irnos por el pasaje por el cual apareció el jabalí —miraba con cierta mezcla de ternura y curiosidad a aquel lechoncito tembloroso que el Takanashi sostenía con firmeza—. No solo nos permitirá movernos más rápidamente, si no que el olor reciente alejara a posible alimañas.
Recogió su bolso y los pocos jirones de tela que quedaban de su camisa. Solo faltaba esperar la opinión de Tatsuya para poder ponerse en marcha. De todas maneras, seguir un camino mucho más fácil era una gran tentación en aquel sitio tan agreste. Además también estaba la posibilidad de que al seguir aquel sendero terminarán encontrándose con un pequeño abrevadero en el cual quedarse a recuperar fuerzas.
—Jejeje, ya decía yo que eras muy hábil para ser un civil —se quedó observante y sin mostrar ni un ápice de sorpresa—. Es comprensible que disimules tu profesión, después de todo, los viejos rencores entre el país del bosque y el país del río están más presentes que nunca.
Al joven Ishimura no le molestaba en lo más mínimo la procedencia de aquel que le había ayudado. Siempre había pensado que lo mejor llegar a conocer la forma de ser de una persona antes de saber cuál es su origen. De aquella manera podría apreciarla por como es y no por el sitio del cual procede. Aunque por supuesto, la gente del bosque creía con fervor que las personas del rio eran malvadas y muy probablemente sus contrarios tendrían la misma creencia.
—En el bolso que me dieron hay algunos suplementos para dar primeros auxilios —aseguro mientras contemplaba la herida en Tatsuya—. Pero creo que lo mejor es atender nuestras lesiones en otro lugar.
Hablaba con la idea de que ningún lugar de aquel bosque era seguro. Bueno, ciertamente la guarida de aquella bestia era el último lugar al cual se acercaría otro animal, pero el sitio había quedado tan maloliente y repugnante que permanecer allí por más tiempo se presentaba como una idea terrible.
—Creo que deberíamos irnos por el pasaje por el cual apareció el jabalí —miraba con cierta mezcla de ternura y curiosidad a aquel lechoncito tembloroso que el Takanashi sostenía con firmeza—. No solo nos permitirá movernos más rápidamente, si no que el olor reciente alejara a posible alimañas.
Recogió su bolso y los pocos jirones de tela que quedaban de su camisa. Solo faltaba esperar la opinión de Tatsuya para poder ponerse en marcha. De todas maneras, seguir un camino mucho más fácil era una gran tentación en aquel sitio tan agreste. Además también estaba la posibilidad de que al seguir aquel sendero terminarán encontrándose con un pequeño abrevadero en el cual quedarse a recuperar fuerzas.