6/04/2016, 04:16
Resultó ser que el más joven de los del sexo masculino había pasado por alto un detalle en este caso importante que eran los dulces, después de todo no era buena hora para almorzar o cenar, si no más bien para una merienda ligera como la que Noemi buscaba.
El anciano comenzó a hablar, explicando que tenían cierta especialidad en lo que a postres se refería pero al igual que la más joven de las kunoichis, la rubia no entendió a qué se referían ya que nunca en su vida escuchó acerca del tal "kakigōri". De cualquier manera, Eri se le adelantó haciendo gala de esa inocencia que le sumaba varios puntos de ternura.
~Cóntrolate mujer… ~Se decía a si misma la rubia que luchaba contra esa necesidad de alzar en brazos a la pequeña peliceleste que no dejaba de llamarla "neesan". —Claro, uno de manzana si no es molestia. —Diría la mayor aprovechando para desviar completamente su mirada de la menor.
—Ahora… ¿Vamos a cualquier mesa? —Consultó Noemi mirando el establecimiento que se encontraba prácticamente desértico, a excepción de ellas, Kuro, su abuelo y otros desconocidos que con un poco de suerte no harían líos exagerados.
El anciano comenzó a hablar, explicando que tenían cierta especialidad en lo que a postres se refería pero al igual que la más joven de las kunoichis, la rubia no entendió a qué se referían ya que nunca en su vida escuchó acerca del tal "kakigōri". De cualquier manera, Eri se le adelantó haciendo gala de esa inocencia que le sumaba varios puntos de ternura.
~Cóntrolate mujer… ~Se decía a si misma la rubia que luchaba contra esa necesidad de alzar en brazos a la pequeña peliceleste que no dejaba de llamarla "neesan". —Claro, uno de manzana si no es molestia. —Diría la mayor aprovechando para desviar completamente su mirada de la menor.
—Ahora… ¿Vamos a cualquier mesa? —Consultó Noemi mirando el establecimiento que se encontraba prácticamente desértico, a excepción de ellas, Kuro, su abuelo y otros desconocidos que con un poco de suerte no harían líos exagerados.