6/04/2016, 18:55
Aunque se alejaran del museo, era demasiado fácil reconocerles y fácilmente serían localizados por los guardias así que lo mejor era esconderse de alguna manera como la que Ritsuko estaba pensando. Sacarse aquellas cosas que la convertían en algo realmente llamativo era lo ideal, la cosa era que Juro no tenía mucho para hacer.
De cualquier manera, el maquillaje de la pelirroja seguía siendo una característica más que llamativa pero el de Uzushio lo único que tenía a mano era una cantimplora vacía y por ende no serviría de nada.
- Espera -
Dijo el chico haciendo que la kunoichi se ilusionara suponiendo que tendría alguna cosa útil para quitarse la pintura de la cara pero no. El chico simplemente se sacó la bufanda dejando a la vista unas cicatrices algo… ¿Grotescas? Nah, no es la palabra pero a la chica poco le importaba. - Lindas cicatrices. - Le comentó con mínimo interés para luego devolver la mirada al rostro ajeno.
- Vamos fuera del pueblo entonces, ya luego podemos devolvernos si quieres. - Daba lo mismo si el chico le tiraba encima un tsunami, lo único que quería era sacarse la pintura y con un poco de suerte librarse de cualquier tipo de llamado de atención. El lado positivo era que nadie llegó a verle las válvulas cuando iba con la gabardina y no podrían decirle nada al respecto. - Venga. - Dijo tomando al chico por la muñeca para meterle prisas en lo que recorrían calles en línea recta.
No tardaron prácticamente nada en llegar a un descampado donde la hierba había crecido lo suyo y a Ritsuko al menos le llegaba un poco más alto de las rodillas. Un lugar perfecto para comerse un suiton en toda la cara. - Espero que con uno sea suficiente… - Decía la chica que había soltado a su compañero para alejarse unos pasos y agacharse levemente como para soportar el golpe que podría llegar a llevarse. - ¡Usa la técnica más débil que conozcas! - Chilló con el ceño fruncido en lo que esperaba el tsunami que le lavaría la cara y puede que las ideas también.
De cualquier manera, el maquillaje de la pelirroja seguía siendo una característica más que llamativa pero el de Uzushio lo único que tenía a mano era una cantimplora vacía y por ende no serviría de nada.
- Espera -
Dijo el chico haciendo que la kunoichi se ilusionara suponiendo que tendría alguna cosa útil para quitarse la pintura de la cara pero no. El chico simplemente se sacó la bufanda dejando a la vista unas cicatrices algo… ¿Grotescas? Nah, no es la palabra pero a la chica poco le importaba. - Lindas cicatrices. - Le comentó con mínimo interés para luego devolver la mirada al rostro ajeno.
- Vamos fuera del pueblo entonces, ya luego podemos devolvernos si quieres. - Daba lo mismo si el chico le tiraba encima un tsunami, lo único que quería era sacarse la pintura y con un poco de suerte librarse de cualquier tipo de llamado de atención. El lado positivo era que nadie llegó a verle las válvulas cuando iba con la gabardina y no podrían decirle nada al respecto. - Venga. - Dijo tomando al chico por la muñeca para meterle prisas en lo que recorrían calles en línea recta.
No tardaron prácticamente nada en llegar a un descampado donde la hierba había crecido lo suyo y a Ritsuko al menos le llegaba un poco más alto de las rodillas. Un lugar perfecto para comerse un suiton en toda la cara. - Espero que con uno sea suficiente… - Decía la chica que había soltado a su compañero para alejarse unos pasos y agacharse levemente como para soportar el golpe que podría llegar a llevarse. - ¡Usa la técnica más débil que conozcas! - Chilló con el ceño fruncido en lo que esperaba el tsunami que le lavaría la cara y puede que las ideas también.