7/04/2016, 04:34
La konoichi se quedó observando detenidamente al joven de tierras lejanas. Esas palabras, ¿cuantas veces las había escuchado ya? Dejo escapar de sus labios un suspiro que dio lugar a uno más, pasado algunos minutos – Puedo intentarlo – sonrió ampliamente. No sabía que tan ciertas fueran sus palabras, pero quería intentarlo, por sus padres, por su abuelo y por ella.
Aun estando de pie en medio de la plaza, tras un largo silencio, del cielo comenzaron a caer pequeños copos de nieve, pintando de blanco los tejados y el poco follaje de los árboles que por allí habían. Nonoha olvido rápidamente la conversación que tenían y estiro sus pequeñas manos para intentar atrapar al menos un copo. La mirada de Ren se paseaba por los alrededores, contemplando la nieve caer, días como esos traían nostalgia al anciano, recuerdos agradables que guardaba con recelo en lo ms profundo de su corazón.
Ire a buscar a los demás –Hiroshi se despidió por un momento de todos y se alejó corriendo de donde se encontraban, la joven se quedó observándolo hasta que desapareció de su vista entre las personas que transitaban muy cerca de allí. Su atención volvió al espectáculo invernal que en ese momento se desarrollaba, logro tomar uno de los copos pero se deshizo tan rápido por el calor de sus manos, que su emoción duro poco.
Que palabras más sabias –comento en un susurro el mayor rompiendo el silencio después de largos minutos de solo mirar – Espero mis sobrinos puedan aprender algo de eso – le espetó el hombre sonriendo de forma amable, admirado de alguna forma por su hablar y actuar. Ese día sin duda seria uno de recordar.
Las palabras de Tatsuya no solo tuvieron efecto en el anciano, Nonoha también las escucho y medito en ellas por algunos segundos, segundos que parecieron eternos ¿Podría aspirar a tanto si solo se esforzaba? ¿Realmente podía? Un extraño sentimiento le embargo ¿era emoción? En sus labios una tonta sonrisa se dibujó, una acción involuntaria que a duras penas pudo disimular- me esforzare – murmuro para sí misma mientras empuñaba sus manos y las observaba con emoción. Ya no la molestarían más, no sería la perezosa que daba de que hablar…bueno, seguiría durmiendo más que el resto; pero en definitiva se esforzaría para convertirse en ese tipo de ninjas que aquel muchacho describía, uno que pese a no tener grandes dones se hacía fuerte por sus propias fuerzas, por su esfuerzo.
Había tomado la decisión de demostrarles a todos que, aunque fuera simple y sin nada que destacar, podía llegar lejos si trabajaba duro.
Aun estando de pie en medio de la plaza, tras un largo silencio, del cielo comenzaron a caer pequeños copos de nieve, pintando de blanco los tejados y el poco follaje de los árboles que por allí habían. Nonoha olvido rápidamente la conversación que tenían y estiro sus pequeñas manos para intentar atrapar al menos un copo. La mirada de Ren se paseaba por los alrededores, contemplando la nieve caer, días como esos traían nostalgia al anciano, recuerdos agradables que guardaba con recelo en lo ms profundo de su corazón.
Ire a buscar a los demás –Hiroshi se despidió por un momento de todos y se alejó corriendo de donde se encontraban, la joven se quedó observándolo hasta que desapareció de su vista entre las personas que transitaban muy cerca de allí. Su atención volvió al espectáculo invernal que en ese momento se desarrollaba, logro tomar uno de los copos pero se deshizo tan rápido por el calor de sus manos, que su emoción duro poco.
Que palabras más sabias –comento en un susurro el mayor rompiendo el silencio después de largos minutos de solo mirar – Espero mis sobrinos puedan aprender algo de eso – le espetó el hombre sonriendo de forma amable, admirado de alguna forma por su hablar y actuar. Ese día sin duda seria uno de recordar.
Las palabras de Tatsuya no solo tuvieron efecto en el anciano, Nonoha también las escucho y medito en ellas por algunos segundos, segundos que parecieron eternos ¿Podría aspirar a tanto si solo se esforzaba? ¿Realmente podía? Un extraño sentimiento le embargo ¿era emoción? En sus labios una tonta sonrisa se dibujó, una acción involuntaria que a duras penas pudo disimular- me esforzare – murmuro para sí misma mientras empuñaba sus manos y las observaba con emoción. Ya no la molestarían más, no sería la perezosa que daba de que hablar…bueno, seguiría durmiendo más que el resto; pero en definitiva se esforzaría para convertirse en ese tipo de ninjas que aquel muchacho describía, uno que pese a no tener grandes dones se hacía fuerte por sus propias fuerzas, por su esfuerzo.
Había tomado la decisión de demostrarles a todos que, aunque fuera simple y sin nada que destacar, podía llegar lejos si trabajaba duro.