9/04/2016, 16:53
El Ishimura se movió hacia la cascada hasta dejar que todo aquel afluente le cubriera el cuerpo con suavidad. El agua ciertamente estaba helada, pero su cuerpo comenzaba a acostumbrarse y a dejar de temblar. La herida que había recibido no parecía grave, pero solo por el hecho de que no mostraba rastros superficiales. En realidad el golpe había sido bastante fuerte y sin duda tendría bastante lastimados los músculos de su abdomen, pero tendría que soportar el dolor hasta poder regresar a su villa para que le dieran un tratamiento adecuado.
«Fue un combate interesante —recordaba mentalmente todo lo ocurrido en el centro del bosque—. Si hubiera encarado solo a aquella fiera, hubiese tenido muchos problemas.»
Por su parte, el joven de Takigakure se mostraba bastante adolorido con aquel corte en su lateral. El de ojos grises se sentía un poco mal al respecto, pues aquel chico se había llevado la peor parte. Aunque de cierto modo también tuvo su ración de suerte, pues al buscar aquello hongos solo habría terminado encontrándose cara a cara con aquel jabalí.
«No puedo descuidarme aun —se dijo mientras veía a su compañero abandonar el agua—. Llevo rato dándole vueltas al asunto, pero estoy convencido de que el comportamiento de aquel animal no era "natural".»
—...Tu padre está muerto, ¿no es verdad? —Preguntó de la nada, aunque rápidamente su gesto se mostro un poco apenado—. Perdón por inquirirte de esa manera, si no deseas contármelo no lo hagas.
Kazuma se encontraba flotando en la suave corriente mientras sus blancos cabellos se agitaban a su alrededor como un halo. Al escuchar aquello abrió los ojos y permitió que la poca luz solar que había en aquel sitio entrará en sus retinas rodeadas de gris. Se levantó con total calma y comenzó exprimir sus largos mechones, preparándose para salir del río.
—Tengo una idea, pregúntame lo que sea, te responderé lo que quieras, aunque yo no tengo una vida muy interesante que se diga—. Le ofreció.
—No tienes por qué lamentarte —aseguro mientras se acercaba a la orilla—. Luego de contarte lo de Bohimei, has preguntado algo completamente lógico.
»Ciertamente ya no se encuentra entre los vivos —confirmo lo que el Takanashi ya había supuesto—. Murió cuando yo tenía unos cinco años, momento desde el cual su espada pasó a ser mía… Y así ha sido siempre; con mi abuelo, con su padre y así hasta el primero de mi estirpe.
Se acercó hasta el bolso que le habían dado y rebusco en el por unos instante hasta encontrar lo que necesitaba. Tomó un pequeño frasco de alcohol y un paquete de gasas, las cuales dejó al lado de Tatsuya.
—No tengo algo con lo cual suturar la herida, pero con esto debería bastar para que no empeore hasta que alguien más te pueda atender.
La expresión del Ishimura permanecía calmada y amable... Como siempre, puesto que para él aquel tema era completamente trivial. En ocasiones lamentaba el haber perdido a todos los que pudiera llamar familiares, sí, pero jamás sintió que aquel dolor creciera más allá de una pequeña añoranza. Lo único que perturbaba su corazón era el hecho de encontrar la verdad respecto a la perdición de su clan... Como el único sobreviviente, aquel era su deber.
«Fue un combate interesante —recordaba mentalmente todo lo ocurrido en el centro del bosque—. Si hubiera encarado solo a aquella fiera, hubiese tenido muchos problemas.»
Por su parte, el joven de Takigakure se mostraba bastante adolorido con aquel corte en su lateral. El de ojos grises se sentía un poco mal al respecto, pues aquel chico se había llevado la peor parte. Aunque de cierto modo también tuvo su ración de suerte, pues al buscar aquello hongos solo habría terminado encontrándose cara a cara con aquel jabalí.
«No puedo descuidarme aun —se dijo mientras veía a su compañero abandonar el agua—. Llevo rato dándole vueltas al asunto, pero estoy convencido de que el comportamiento de aquel animal no era "natural".»
—...Tu padre está muerto, ¿no es verdad? —Preguntó de la nada, aunque rápidamente su gesto se mostro un poco apenado—. Perdón por inquirirte de esa manera, si no deseas contármelo no lo hagas.
Kazuma se encontraba flotando en la suave corriente mientras sus blancos cabellos se agitaban a su alrededor como un halo. Al escuchar aquello abrió los ojos y permitió que la poca luz solar que había en aquel sitio entrará en sus retinas rodeadas de gris. Se levantó con total calma y comenzó exprimir sus largos mechones, preparándose para salir del río.
—Tengo una idea, pregúntame lo que sea, te responderé lo que quieras, aunque yo no tengo una vida muy interesante que se diga—. Le ofreció.
—No tienes por qué lamentarte —aseguro mientras se acercaba a la orilla—. Luego de contarte lo de Bohimei, has preguntado algo completamente lógico.
»Ciertamente ya no se encuentra entre los vivos —confirmo lo que el Takanashi ya había supuesto—. Murió cuando yo tenía unos cinco años, momento desde el cual su espada pasó a ser mía… Y así ha sido siempre; con mi abuelo, con su padre y así hasta el primero de mi estirpe.
Se acercó hasta el bolso que le habían dado y rebusco en el por unos instante hasta encontrar lo que necesitaba. Tomó un pequeño frasco de alcohol y un paquete de gasas, las cuales dejó al lado de Tatsuya.
—No tengo algo con lo cual suturar la herida, pero con esto debería bastar para que no empeore hasta que alguien más te pueda atender.
La expresión del Ishimura permanecía calmada y amable... Como siempre, puesto que para él aquel tema era completamente trivial. En ocasiones lamentaba el haber perdido a todos los que pudiera llamar familiares, sí, pero jamás sintió que aquel dolor creciera más allá de una pequeña añoranza. Lo único que perturbaba su corazón era el hecho de encontrar la verdad respecto a la perdición de su clan... Como el único sobreviviente, aquel era su deber.