10/04/2016, 16:38
—Kazuma-san ¿qué rumbo tomaremos? —Preguntó mientras se terminaba de acomodar el vendaje—. Podríamos regresar pero, a mí en lo personal me inquieta no saber porqué se volvió loco el animal, hay algo raro en este bosque. —Aseveró.
—Creo que lo mejor es seguir el sendero creado por el jabalí —respondió mientras se recostaba en el tronco de un árbol—. Ciertamente el bosque es muy raro, y podrían haber sido mil cosas las que enloquecieron a aquel animal, pero por ahora no tenemos forma de saber que fue. Puede que al regresar los aldeanos lleguen a darnos alguna pista.
El de ojos grises comprendía la preocupación de su compañero; Si bien habían acabado con la bestia, solo sería una solución a corto plazo puesto que en algún momento podría surgir otra igual. El problema con aquello no era el peligro como tal, sino las dificultades que les causaba a los nativos. Dependían del bosque para mantener su economía y si no podían recolectar sus hongos a causa de una bestia iracunda… La situación se les complicaría mucho, era posible que incluso tuvieran que abandonar la región.
«No sirve de nada preocuparse por ello en este momento —se reprendió a sí mismo por molestarse con problemas más allá de su control—. Por ahora sólo debo concentrarme en que ambos podamos salir vivos de este lugar.»
Sintió cómo su estómago rugía un poco y recordó el tiempo que llevaba sin comer. Del bolso tomó un par de bolsitas con aquellos gustoso hongos secos. Le arrojó suavemente una a Tatsuya y la otra se la quedó para él. Pero unos pequeños chillidos repentinos demostraban que no eran los únicos a los cuales les hacía falta alimento.
—Parece que también tiene hambre —dijo luego de ver cómo el cerdito se mantenía tímido entre ambos—. Aunque parece estar muy temeroso como para acercarse y pedir.
Quizás lo mejor era que comiera un poco, después de todo tendrían que ponerse en marcha pronto y quien sabe cuanto llevara aquella cría sin probar bocado alguno.
—Creo que lo mejor es seguir el sendero creado por el jabalí —respondió mientras se recostaba en el tronco de un árbol—. Ciertamente el bosque es muy raro, y podrían haber sido mil cosas las que enloquecieron a aquel animal, pero por ahora no tenemos forma de saber que fue. Puede que al regresar los aldeanos lleguen a darnos alguna pista.
El de ojos grises comprendía la preocupación de su compañero; Si bien habían acabado con la bestia, solo sería una solución a corto plazo puesto que en algún momento podría surgir otra igual. El problema con aquello no era el peligro como tal, sino las dificultades que les causaba a los nativos. Dependían del bosque para mantener su economía y si no podían recolectar sus hongos a causa de una bestia iracunda… La situación se les complicaría mucho, era posible que incluso tuvieran que abandonar la región.
«No sirve de nada preocuparse por ello en este momento —se reprendió a sí mismo por molestarse con problemas más allá de su control—. Por ahora sólo debo concentrarme en que ambos podamos salir vivos de este lugar.»
Sintió cómo su estómago rugía un poco y recordó el tiempo que llevaba sin comer. Del bolso tomó un par de bolsitas con aquellos gustoso hongos secos. Le arrojó suavemente una a Tatsuya y la otra se la quedó para él. Pero unos pequeños chillidos repentinos demostraban que no eran los únicos a los cuales les hacía falta alimento.
—Parece que también tiene hambre —dijo luego de ver cómo el cerdito se mantenía tímido entre ambos—. Aunque parece estar muy temeroso como para acercarse y pedir.
Quizás lo mejor era que comiera un poco, después de todo tendrían que ponerse en marcha pronto y quien sabe cuanto llevara aquella cría sin probar bocado alguno.