—Creo que lo mejor es seguir el sendero creado por el jabalí —respondió mientras se recostaba en el tronco de un árbol—. Ciertamente el bosque es muy raro, y podrían haber sido mil cosas las que enloquecieron a aquel animal, pero por ahora no tenemos forma de saber que fue. Puede que al regresar los aldeanos lleguen a darnos alguna pista.
-Me parece bien, no hay problema entonces-
Tatsuya no le llevaría la contraria a Kazuma, era lo mejor después de todo, ya en el pueblo los aldeanos podrían decirles algún detalle que se les pudo haber escapado; no es que creyera que los habitantes de la villa les escondieran algo sino que talvez ellos no se dieran cuenta de algo que pudo haber afectado a la bestia, o quizás hicieron algo sin medir las consecuencias. Fuera lo que fuera luego de comer ya podrían regresar.
"Después de ese monstruo ya no hay nada en este bosque que pueda sorprenderme"
Era probable que aún existiesen más peligros en aquel lugar, pero según Tatsuya la peor parte ya había pasado, no le importaba ya que le cayeran otros tres búhos gigantes, se las arreglaria para salir de ahí. Por otro lado de la nada el estómago de Kazuma hizo un ruido, lo más normal después de haber pasado toda la mañana sin desayunar ni almorzar, de hecho al joven Takanashi también le rugía la tripa, así que aceptó muy gustosamente la bolsita con hongos.
—Parece que también tiene hambre —dijo luego de ver cómo el cerdito se mantenía tímido entre ambos—. Aunque parece estar muy temeroso como para acercarse y pedir.
El pequeño jabalí estaba ahí con unos ojitos tiernos observando a los dos shinobis, Tatsuya sintió pena y se agachó para convidarle un poco de hongos, ante ello el jabalí retrocedió asustado, el joven se quedó en esa posición con los hongos en mano esperando que la cosita peluda se acercase. Al final el animalito dió pequeñas pisadas, acercándose lentamente, olfateó los hongos que sujetaba en la mano, y luego se decidió a probar un poco.
-Es tan lindo, pobre, en serio me daría lástima que se quedara solo-
No le importaba compartir la comida, si bien era poco y probablemente no se saciaría ninguno de los dos estaba feliz de poder hacerlo, empezaba a querer quedarse con él, sus padres no se opondrían pero su hermano Katsuo quizás querría hacerlo barbacoa. En vez de pensar en eso mejor se dispuso a terminar de comer y a vestirse pues pronto tendrían que partir de nuevo para hallar una forma de salir del bosque en una pieza.
Se estaba terminando de abrochar el cinturón cuando un ruido se escuchó a la distancia, parecía el hulular de un ave, sin embargo por lo lejos que se escuchaba significaba que no estaba cerca de su posición, aunque no sería bonito si se la topaban por el camino. El cerdito entró en alarma y de inmediato se echó a correr totalmente aterrorizado.
-¡Oye ven acá!- Le gritó infructuosamente.
Tatsuya no se lo pensó dos veces, de hecho ni siquiera pensó. Simplemente tomó el paquetito de hojas con hongos, agarró su ninjatou y se fue corriendo tras el despavorido lechón en dirección al bosque, no midió las posibles consecuencias, simplemente quería alcanzarlo.
-Me parece bien, no hay problema entonces-
Tatsuya no le llevaría la contraria a Kazuma, era lo mejor después de todo, ya en el pueblo los aldeanos podrían decirles algún detalle que se les pudo haber escapado; no es que creyera que los habitantes de la villa les escondieran algo sino que talvez ellos no se dieran cuenta de algo que pudo haber afectado a la bestia, o quizás hicieron algo sin medir las consecuencias. Fuera lo que fuera luego de comer ya podrían regresar.
"Después de ese monstruo ya no hay nada en este bosque que pueda sorprenderme"
Era probable que aún existiesen más peligros en aquel lugar, pero según Tatsuya la peor parte ya había pasado, no le importaba ya que le cayeran otros tres búhos gigantes, se las arreglaria para salir de ahí. Por otro lado de la nada el estómago de Kazuma hizo un ruido, lo más normal después de haber pasado toda la mañana sin desayunar ni almorzar, de hecho al joven Takanashi también le rugía la tripa, así que aceptó muy gustosamente la bolsita con hongos.
—Parece que también tiene hambre —dijo luego de ver cómo el cerdito se mantenía tímido entre ambos—. Aunque parece estar muy temeroso como para acercarse y pedir.
El pequeño jabalí estaba ahí con unos ojitos tiernos observando a los dos shinobis, Tatsuya sintió pena y se agachó para convidarle un poco de hongos, ante ello el jabalí retrocedió asustado, el joven se quedó en esa posición con los hongos en mano esperando que la cosita peluda se acercase. Al final el animalito dió pequeñas pisadas, acercándose lentamente, olfateó los hongos que sujetaba en la mano, y luego se decidió a probar un poco.
-Es tan lindo, pobre, en serio me daría lástima que se quedara solo-
No le importaba compartir la comida, si bien era poco y probablemente no se saciaría ninguno de los dos estaba feliz de poder hacerlo, empezaba a querer quedarse con él, sus padres no se opondrían pero su hermano Katsuo quizás querría hacerlo barbacoa. En vez de pensar en eso mejor se dispuso a terminar de comer y a vestirse pues pronto tendrían que partir de nuevo para hallar una forma de salir del bosque en una pieza.
Se estaba terminando de abrochar el cinturón cuando un ruido se escuchó a la distancia, parecía el hulular de un ave, sin embargo por lo lejos que se escuchaba significaba que no estaba cerca de su posición, aunque no sería bonito si se la topaban por el camino. El cerdito entró en alarma y de inmediato se echó a correr totalmente aterrorizado.
-¡Oye ven acá!- Le gritó infructuosamente.
Tatsuya no se lo pensó dos veces, de hecho ni siquiera pensó. Simplemente tomó el paquetito de hojas con hongos, agarró su ninjatou y se fue corriendo tras el despavorido lechón en dirección al bosque, no midió las posibles consecuencias, simplemente quería alcanzarlo.