16/04/2016, 19:12
"No logro entenderlo, ¿porqué estaba ella aquí?, ¿que son esos hongos negros?, ¿tendrá que ver con la locura del jabalí?..."
El forzarse a pensar sumado al olor a muerte del sitio terminó provocándole un dolor de cabeza a Tatsuya, le dolian las sienes pero no podía ni masajearse porque eso implicaría soltar al jabato que tenía en brazos. Tenía muchísimas más preguntas en mente, pero entre más indagaban más eran los misterios.
-No me agrada nada esto, me enferma este lugar- Se notaba su malestar tanto físico como mental.
Parpadeó de manera forzada y observó el piso de la cabaña, estaba nuevo igual que toda la construcción, pero tal y como dijo Kazuma no había rastros de sangre, si él no lo hubiera dicho quizás Tatsuya no se habría dado cuenta. Al mirar detenidamente empezó a notar que no sólo faltaba sangre, en sí era extraño que la peste de muerte que rodeaba la cabaña no se manifestara dentro de esta, el lugar estaba impecable.
-Lo que mas me inquieta es la muerte en la zona, no puedo estar tranquilo- Se cortó, parecía que iba a suspirar pero luego se contuvo ante el hecho de que aspirar el aire putefracto podría ser contraproducente. -Perdón por perder la compostura, es que, han sido muchas emociones fuertes en dos días...- Se notaba que no estaba familiarizado con situaciones como esa.
»Creo que tienes razón, ojalá el herborista que mencionas pueda decirnos algo al respecto, sólo espero poder regresar sin contratiempos... "Aunque con todo lo que hemos pasado empiezo a creer que las cosas sólo van a empeorar..."-
Lo único que quería era poder regresar lo más pronto posible al pueblo, un familiar impulso le hacía desear desenfundar la ninjatou y ponerse a pulir el arma, pero aquello no era posible en ese momento. De seguir así iba a mostrar un lado no muy agradable de él. Pronto un rechinido le hizo ponerse aún más nervioso, la puerta inexplicablemente movió sola, pero únicamente fueron un par de centímetros, pero fue sufuciente para crispar a Tatsuya y que el jabato se sacudiera a lo loco, apenas si pudo retenerlo entre los brazos.
"Maldita sea que espanto..."
Cualquier cosita podría hacerle perder la cordura, bueno, tampoco tanto pero lo que sí era seguro es que casi pega un grito al escuchar un bramido agónico proveniente del exterior. Era un sonido que en condiciones normales sería amenazador pero el que los shinobis escucharon era más como un lamento.
-¿Qué demonios fue eso?, ¿un oso?- Sus palabras denotaban ya un poco de desesperación.
El forzarse a pensar sumado al olor a muerte del sitio terminó provocándole un dolor de cabeza a Tatsuya, le dolian las sienes pero no podía ni masajearse porque eso implicaría soltar al jabato que tenía en brazos. Tenía muchísimas más preguntas en mente, pero entre más indagaban más eran los misterios.
-No me agrada nada esto, me enferma este lugar- Se notaba su malestar tanto físico como mental.
Parpadeó de manera forzada y observó el piso de la cabaña, estaba nuevo igual que toda la construcción, pero tal y como dijo Kazuma no había rastros de sangre, si él no lo hubiera dicho quizás Tatsuya no se habría dado cuenta. Al mirar detenidamente empezó a notar que no sólo faltaba sangre, en sí era extraño que la peste de muerte que rodeaba la cabaña no se manifestara dentro de esta, el lugar estaba impecable.
-Lo que mas me inquieta es la muerte en la zona, no puedo estar tranquilo- Se cortó, parecía que iba a suspirar pero luego se contuvo ante el hecho de que aspirar el aire putefracto podría ser contraproducente. -Perdón por perder la compostura, es que, han sido muchas emociones fuertes en dos días...- Se notaba que no estaba familiarizado con situaciones como esa.
»Creo que tienes razón, ojalá el herborista que mencionas pueda decirnos algo al respecto, sólo espero poder regresar sin contratiempos... "Aunque con todo lo que hemos pasado empiezo a creer que las cosas sólo van a empeorar..."-
Lo único que quería era poder regresar lo más pronto posible al pueblo, un familiar impulso le hacía desear desenfundar la ninjatou y ponerse a pulir el arma, pero aquello no era posible en ese momento. De seguir así iba a mostrar un lado no muy agradable de él. Pronto un rechinido le hizo ponerse aún más nervioso, la puerta inexplicablemente movió sola, pero únicamente fueron un par de centímetros, pero fue sufuciente para crispar a Tatsuya y que el jabato se sacudiera a lo loco, apenas si pudo retenerlo entre los brazos.
"Maldita sea que espanto..."
Cualquier cosita podría hacerle perder la cordura, bueno, tampoco tanto pero lo que sí era seguro es que casi pega un grito al escuchar un bramido agónico proveniente del exterior. Era un sonido que en condiciones normales sería amenazador pero el que los shinobis escucharon era más como un lamento.
-¿Qué demonios fue eso?, ¿un oso?- Sus palabras denotaban ya un poco de desesperación.