16/04/2016, 20:45
Aquel rubio platino no parecía ser una mala persona, algo impulsivo quizás o al menos eso le había parecido a Mitsuki. La verdad es que estaba aconstumbrada a tratar gente con ese rasgo, era más habitual de lo que muchos pensaban. Lo único diferente es que el motor de esa impulsividad no era simpre la curiosidad como en el caso de Rin, generalmente eran cosas más banales.
El chico pareció aceptar las disculpas de la Hyuga quitándole importancia. Ahora ambos jóvenes parecían bastante más tranquilos, aunque la peliblanca no terminaba de estar cómoda. Hoy era un día de esos que uno preferiría estar solo y tranquilo, a poder ser encerrado en su habitación y cubierto por una manta. Sin embargo la situación de Mitsuki era bastante diferente, y debía actuar en consecuencia. El peliplatino no tenía culpa nada.
-Bueno...si no estas en tu mejor momento podemos ir a hacer algo, no se, para distraerse o algo así ¿Has comido ya?-
Mitsuki clavó en el joven sus blanquecinos ojos y sonrío levemente ante la propuesta del joven. Le parecío un gesto de lo más amable, algo que no se esperaba si debía de ser sincera.
—La verdad es que no como nada desde el desayuno— respondió la chica —Y ahora que lo dices creo que me vendría bien tomar algo, el camino de vuelta a mi aldea es largo, así que acepto tu proposición— la chica se llevó la mano hasta su mejilla, para rascarse con suavidad sobre una de las las rayas de su rostro
El chico pareció aceptar las disculpas de la Hyuga quitándole importancia. Ahora ambos jóvenes parecían bastante más tranquilos, aunque la peliblanca no terminaba de estar cómoda. Hoy era un día de esos que uno preferiría estar solo y tranquilo, a poder ser encerrado en su habitación y cubierto por una manta. Sin embargo la situación de Mitsuki era bastante diferente, y debía actuar en consecuencia. El peliplatino no tenía culpa nada.
-Bueno...si no estas en tu mejor momento podemos ir a hacer algo, no se, para distraerse o algo así ¿Has comido ya?-
Mitsuki clavó en el joven sus blanquecinos ojos y sonrío levemente ante la propuesta del joven. Le parecío un gesto de lo más amable, algo que no se esperaba si debía de ser sincera.
—La verdad es que no como nada desde el desayuno— respondió la chica —Y ahora que lo dices creo que me vendría bien tomar algo, el camino de vuelta a mi aldea es largo, así que acepto tu proposición— la chica se llevó la mano hasta su mejilla, para rascarse con suavidad sobre una de las las rayas de su rostro