16/04/2016, 23:05
Perdido y desorientado, Juro apoyó en el suelo su cuerpo, esperando una reacción por parte de la pelirroja. Que le golpease, sacase su mascara, le escupiese en la cara. Sin embargo, la respuesta de la chica fue algo que no se habría esperando en la vida de alguien como ella.
- Pues… ¿Nos acompañas entonces...? - - preguntó esta.
Casi no sintió cuando una mano tiró de él. Ritsuko se había acordado de él, al parecer. Juro se recompuso, repentinamente avergonzado de estar ahí.
- No me lo descalabres por favor… -
Juro estuvo a punto de abrir la boca. Quizás sus palabras hubiesen hecho algun efecto, hubiesen servido para algo. Pero murieron en su garganta, mientras el hombre le proponía una cena lujosa.
- Puede ser… - dijo Ritsuko - Pero después de llevarlo a la plaza. ¿Te parece? -
Solo le faltaba apretarse a él y lucir carne. El hombre, sin embargo, sonrió gratamente al ver que sus encantos de hombre musculoso habían funcionado. Que sencillas eran las mujeres a veces...
- Claro, preciosa, os llevare sanos y salvos ahí. Dejamos al crío y ya podemos... - dejo la frase en el aire, con otro guiño. Se acercó un poco más a la kunoichi, saboreando quizás el ambiente, y luego se dio la vuelta y comenzó a caminar.
Juro se puso rojo de la verguenza. Eso era para esos dos, un crío que estorbaba en esos momentos. Sintió ganas de correr y mandarlos a freir esparragos, pero tuvo que aguantarse. Después de todo, dependía de ellos.
- Pues vamos rápido, venga - le dijo al hombre, con frialdad.
Este le dirigió una mirada asesina, pero no hizo nada. Ventajas de que la chica que le gustase le quisiera defender, que no podía hacerle nada. El hombre comenzó a caminar, aunque se detuvo a mitad de camino, haciendo que Juro estuviera a punto de chocarse con él.
- Espera, preciosa. Aun no se tu nombre. ¿Como voy a llevarte a cenar sin saberlo al menos? - exclamó, con deseos de saberlo - A mi puedes llamarme Ryu, campeón en levantamiento de pesas en esta ciudad. Dime tu nombre también, mocoso.
- Juro... - bufó este. Como si le estuviese preguntando a él en realidad.
Ryu se quedó quieto, esperando a que la chica le dijese algo. Miró también a Juro, sin demasiado interés. Como si le importase de algo un crió como él. Le vería más bien como un obstáculo.
- Pues… ¿Nos acompañas entonces...? - - preguntó esta.
Casi no sintió cuando una mano tiró de él. Ritsuko se había acordado de él, al parecer. Juro se recompuso, repentinamente avergonzado de estar ahí.
- No me lo descalabres por favor… -
Juro estuvo a punto de abrir la boca. Quizás sus palabras hubiesen hecho algun efecto, hubiesen servido para algo. Pero murieron en su garganta, mientras el hombre le proponía una cena lujosa.
- Puede ser… - dijo Ritsuko - Pero después de llevarlo a la plaza. ¿Te parece? -
Solo le faltaba apretarse a él y lucir carne. El hombre, sin embargo, sonrió gratamente al ver que sus encantos de hombre musculoso habían funcionado. Que sencillas eran las mujeres a veces...
- Claro, preciosa, os llevare sanos y salvos ahí. Dejamos al crío y ya podemos... - dejo la frase en el aire, con otro guiño. Se acercó un poco más a la kunoichi, saboreando quizás el ambiente, y luego se dio la vuelta y comenzó a caminar.
Juro se puso rojo de la verguenza. Eso era para esos dos, un crío que estorbaba en esos momentos. Sintió ganas de correr y mandarlos a freir esparragos, pero tuvo que aguantarse. Después de todo, dependía de ellos.
- Pues vamos rápido, venga - le dijo al hombre, con frialdad.
Este le dirigió una mirada asesina, pero no hizo nada. Ventajas de que la chica que le gustase le quisiera defender, que no podía hacerle nada. El hombre comenzó a caminar, aunque se detuvo a mitad de camino, haciendo que Juro estuviera a punto de chocarse con él.
- Espera, preciosa. Aun no se tu nombre. ¿Como voy a llevarte a cenar sin saberlo al menos? - exclamó, con deseos de saberlo - A mi puedes llamarme Ryu, campeón en levantamiento de pesas en esta ciudad. Dime tu nombre también, mocoso.
- Juro... - bufó este. Como si le estuviese preguntando a él en realidad.
Ryu se quedó quieto, esperando a que la chica le dijese algo. Miró también a Juro, sin demasiado interés. Como si le importase de algo un crió como él. Le vería más bien como un obstáculo.