21/04/2016, 00:14
(Última modificación: 21/04/2016, 02:39 por Hanamura Kazuma.)
Se encontraba soñando con Naomi, con ella y con una de sus deliciosas tartas. En su mundo de sueños incluso podía sentir lo caluroso del horno cuando se sentaba a esperar frente a este. En el mundo real el calor lo estaba haciendo sudar y un pequeño río de saliva se escapaba por la comisura de sus labios.
—¡Kazuma-san!, ¡Kazuma-san! —Una voz le llamaba mientras su cuerpo era sacudido—. ¿¡Qué ocurrió y que es esa cosa!? —Ni los buenos días ni nada, estaba muy nervioso para formalidades.
El Ishimura se levantó lenta y calmadamente, para luego comenzar a desperezarse. Por un instante lo había olvidado, pero pronto cayó en cuenta de lo que había pasado durante la noche. No tuvo que hacer esfuerzo alguno para recordar, pues aquel enorme cadáver que estaba frente a él era ya bastante familiar. Cuando le había visto pensó que era un oso, pero su mutilado estado actual, era difícil decirlo con certeza.
—Esto… —Trataba de buscar las palabras adecuadas para explicarse—. Esa cosa se acercó durante mi guardia así que la despache —sí, eso lo resumía bastante bien—. Su cuerpo era muy pesado así que tuve que dejarlo aquí, aunque parece que los carroñeros se llevaron las patas y se comieron parte de la cabeza.
Aquella bestia se veía mucho peor en la claridad, al igual que el desastre de sangre que había dejado. Y aquello le hizo recordar el resto.
—¡Ouch!, se me olvidó despertarte —dijo palmeándose la frente—. Lo siento, es que gaste mucho chakra y estaba cansado, así que me senté un instante y lo siguiente que supe fue que me estabas despertando.
—¡Kazuma-san!, ¡Kazuma-san! —Una voz le llamaba mientras su cuerpo era sacudido—. ¿¡Qué ocurrió y que es esa cosa!? —Ni los buenos días ni nada, estaba muy nervioso para formalidades.
El Ishimura se levantó lenta y calmadamente, para luego comenzar a desperezarse. Por un instante lo había olvidado, pero pronto cayó en cuenta de lo que había pasado durante la noche. No tuvo que hacer esfuerzo alguno para recordar, pues aquel enorme cadáver que estaba frente a él era ya bastante familiar. Cuando le había visto pensó que era un oso, pero su mutilado estado actual, era difícil decirlo con certeza.
—Esto… —Trataba de buscar las palabras adecuadas para explicarse—. Esa cosa se acercó durante mi guardia así que la despache —sí, eso lo resumía bastante bien—. Su cuerpo era muy pesado así que tuve que dejarlo aquí, aunque parece que los carroñeros se llevaron las patas y se comieron parte de la cabeza.
Aquella bestia se veía mucho peor en la claridad, al igual que el desastre de sangre que había dejado. Y aquello le hizo recordar el resto.
—¡Ouch!, se me olvidó despertarte —dijo palmeándose la frente—. Lo siento, es que gaste mucho chakra y estaba cansado, así que me senté un instante y lo siguiente que supe fue que me estabas despertando.