21/04/2016, 02:34
Sí el cerebro de Tatsuya fuera una computadora en estos momentos su mente se habría quedado completamente en azul y tendría que reiniciar porque no podía procesar la información. Pero como no lo era simplemente se quedó perplejo ante la reacción del Ishimura, que con toda la tranquilidad del mundo le contaba los hechos. El ninja de Taki estaba boquiabierto con esa explicación, tuvo que usar su mano para poner su quijada en su lugar.
-A ver, a ver, vamos por partes- Dijo mientras se restregaba los ojos con los dedos. -¿Me estas diciendo que una bestia salvaje quería convertirnos en su cena?- Continuó ya más atento. -¿Y que te peleaste con ella sin que me diera cuenta?-
La anéctoda le resultaba inverosímil, aunque ya pensándolo bien era creíble que esa criatura fuera la que los había estado persiguiendo desde que salieron de la cabaña. No estaba enojado con Kazuma por el hecho de que no hizo el cambio de turnos, de hecho lo había obviado por completo. Volteó a ver al cuerpo desmembrado y se fijó en el negro charco de líquido vital, recordaba que el jabalí gigante también tenía esa misma coloración de sangre, pero, a todo esto tenía una duda más, una que le carcomía el pecho, lo que más le intrigaba...
-¿CÓMO RAYOS HACES PARA ESTAR TAN CALMADO?- Preguntó con cara de sorpresa.
Desde el ataque del búho, pasando por la pelea contra el jabalí hasta la casa abandonada vió como el Ishimura mantenía el temple, no así Tatsuya que con lo vivido en esos casí tres días estaba hecho ya un manojo de nervios. Suspiró y caminó hacia el árbol, el jabato lo seguía curioso con la mirada moviendo su cabeza al ver pasar al joven de cabellos negros. Se sentó como si estuviera resignado, sacó la ninjatou, y una vez más realizó su ritual con la espada...
-En serio, ya, quiero irme de este lugar- La calma de Kazuma era la desesperación de Tatsuya. -Por los dioses, por favor, ya quiero regresar al pueblo HOY- Remató.
Ya había tenido suficientes emociones fuertes para el resto de su vida (aunque siendo un shinobi era probable que a futuro le pasen cosas peores), para como iba la cosa era como sí cada día tuviera que lidiar sí o sí con alguna bestia gigante y amenazadora "Y no me pienso esperar a que aparezca el bicho de la cuota del día". No habían ni cenado, pero tenía la esperanza de que sí llegaban al pueblo temprano podrían comer algo más que hongos, no era que supieran mal pero simplemente no se llenaba con tan misera porción.
-No creo que tardemos demasiado, además espero que el herborista que mencionaste sepa aclararnos el secreto detrás de esos hongos negros- Mencionó de la nada.
-A ver, a ver, vamos por partes- Dijo mientras se restregaba los ojos con los dedos. -¿Me estas diciendo que una bestia salvaje quería convertirnos en su cena?- Continuó ya más atento. -¿Y que te peleaste con ella sin que me diera cuenta?-
La anéctoda le resultaba inverosímil, aunque ya pensándolo bien era creíble que esa criatura fuera la que los había estado persiguiendo desde que salieron de la cabaña. No estaba enojado con Kazuma por el hecho de que no hizo el cambio de turnos, de hecho lo había obviado por completo. Volteó a ver al cuerpo desmembrado y se fijó en el negro charco de líquido vital, recordaba que el jabalí gigante también tenía esa misma coloración de sangre, pero, a todo esto tenía una duda más, una que le carcomía el pecho, lo que más le intrigaba...
-¿CÓMO RAYOS HACES PARA ESTAR TAN CALMADO?- Preguntó con cara de sorpresa.
Desde el ataque del búho, pasando por la pelea contra el jabalí hasta la casa abandonada vió como el Ishimura mantenía el temple, no así Tatsuya que con lo vivido en esos casí tres días estaba hecho ya un manojo de nervios. Suspiró y caminó hacia el árbol, el jabato lo seguía curioso con la mirada moviendo su cabeza al ver pasar al joven de cabellos negros. Se sentó como si estuviera resignado, sacó la ninjatou, y una vez más realizó su ritual con la espada...
-En serio, ya, quiero irme de este lugar- La calma de Kazuma era la desesperación de Tatsuya. -Por los dioses, por favor, ya quiero regresar al pueblo HOY- Remató.
Ya había tenido suficientes emociones fuertes para el resto de su vida (aunque siendo un shinobi era probable que a futuro le pasen cosas peores), para como iba la cosa era como sí cada día tuviera que lidiar sí o sí con alguna bestia gigante y amenazadora "Y no me pienso esperar a que aparezca el bicho de la cuota del día". No habían ni cenado, pero tenía la esperanza de que sí llegaban al pueblo temprano podrían comer algo más que hongos, no era que supieran mal pero simplemente no se llenaba con tan misera porción.
-No creo que tardemos demasiado, además espero que el herborista que mencionaste sepa aclararnos el secreto detrás de esos hongos negros- Mencionó de la nada.