21/04/2016, 22:24
- Sí, soy su furcia. - Dijo la chico tranquilamente, dejando con la boca abierta a todos los presentes menos a la mujer - Juro... ¿Te parece si los dejamos...? -
- Claro… - después de todo, él también estaba harto de todo el numerito que se estaba montando.
A Juro no le caía bien ni Ryu ni quien fuese, a excepción de la chica que le acompañaba, que le había soportado ya por bastante rato. Solo quería volver con su hermana, dejar a Ritsuko en un lugar seguro, lejos de cualquier loco musculoso, y irse tranquilo.
Sin embargo, los dos no pudieron dar ni dos pasos por delante de Ryu, este los detuvo poniéndose delante de ellos, agarrándoles con su brazo derecho
- ¿A dónde cojones vais? ¿Estais locos? – preguntó, impregnando de sudor la ropa de los dos chicos. Se le veía realmente nervioso – No comprendéis en que nos hemos meti…
En ese momento, Ryu soltó un grito de dolor y cayó de rodillas al suelo. En su hombro derecho se había clavado un dardo. La mujer delante de ellos sostenía una cerbatana, ligeramente escondida bajo la manga de su mano derecha. Lucía una gran sonrisa.
- Te descuidaste… - dijo, con voz dulce - ¿A quién deberíamos matar primero? ¿A ti, o a tu furcia? ¿¡Que decís vosotros, chicos?
Delante de la mujer apareció otro hombre, totalmente cubierto de negro, quien empuñaba una larga cadena metálica, ligeramente escondida bajo su ropa. Y ese no sería el único. Detrás de Juro y Ritsuko aparecieron dos más. Una mujer y un hombre, igualmente encapuchados. Ambos mantenían ambas manos guardadas bajo las capas negras que les cubrian, no dejando ver ni si quiera su rostro.
La que parecía ser la jefa junto con el hombre de la cadena tapaban la única salida posible, además de la pared más cercana para huir. Mientras, la mujer bloqueaba la posibilidad de huir por detrás y su respectiva pared, y el otro hombre se mantenía en el lado derecho, donde se encontraba la pared más sencilla para huir, cogiendo posiciones. Justamente en frente de la pared izquierda…
“Con un arma a distancia, correr sería peligroso…”
- Ritsuko, creo que esos tiene algo escondido también, por algo estan tan lejos – le susurró, nervioso – Si huimos sin más, nos ensartaran. Además…
Juro miró hacia Ryu, quien aún estaba en el suelo. Una cosa fue abandonar a Takeshi, ante las garras de una mujer enfadada con su marido. Pero si se iban, Ryu moriría con toda la seguridad del mundo.
- Tayuya… Por favor… - dijo Ryu, aun en el suelo.
- ¿Por favor? – preguntó, esta, con el rostro desencajado – Después de lo que me hiciste, tienes mucho valor para decirme eso. ¡Un año, Ryu! ¡Un maldito año buscándote, esperando este momento! Lo siento por tus acompañantes, pero no quedaran testigos después de lo que te voy a hacer.
El tiempo se congeló durante unos instantes. La mujer desenvolvió su cerbatana, el hombre agarró la kusari con las dos manos. Por detrás, la mujer de negro se puso en guardia, y el hombre se mantuvo impasivo…
- Claro… - después de todo, él también estaba harto de todo el numerito que se estaba montando.
A Juro no le caía bien ni Ryu ni quien fuese, a excepción de la chica que le acompañaba, que le había soportado ya por bastante rato. Solo quería volver con su hermana, dejar a Ritsuko en un lugar seguro, lejos de cualquier loco musculoso, y irse tranquilo.
Sin embargo, los dos no pudieron dar ni dos pasos por delante de Ryu, este los detuvo poniéndose delante de ellos, agarrándoles con su brazo derecho
- ¿A dónde cojones vais? ¿Estais locos? – preguntó, impregnando de sudor la ropa de los dos chicos. Se le veía realmente nervioso – No comprendéis en que nos hemos meti…
En ese momento, Ryu soltó un grito de dolor y cayó de rodillas al suelo. En su hombro derecho se había clavado un dardo. La mujer delante de ellos sostenía una cerbatana, ligeramente escondida bajo la manga de su mano derecha. Lucía una gran sonrisa.
- Te descuidaste… - dijo, con voz dulce - ¿A quién deberíamos matar primero? ¿A ti, o a tu furcia? ¿¡Que decís vosotros, chicos?
Delante de la mujer apareció otro hombre, totalmente cubierto de negro, quien empuñaba una larga cadena metálica, ligeramente escondida bajo su ropa. Y ese no sería el único. Detrás de Juro y Ritsuko aparecieron dos más. Una mujer y un hombre, igualmente encapuchados. Ambos mantenían ambas manos guardadas bajo las capas negras que les cubrian, no dejando ver ni si quiera su rostro.
La que parecía ser la jefa junto con el hombre de la cadena tapaban la única salida posible, además de la pared más cercana para huir. Mientras, la mujer bloqueaba la posibilidad de huir por detrás y su respectiva pared, y el otro hombre se mantenía en el lado derecho, donde se encontraba la pared más sencilla para huir, cogiendo posiciones. Justamente en frente de la pared izquierda…
“Con un arma a distancia, correr sería peligroso…”
- Ritsuko, creo que esos tiene algo escondido también, por algo estan tan lejos – le susurró, nervioso – Si huimos sin más, nos ensartaran. Además…
Juro miró hacia Ryu, quien aún estaba en el suelo. Una cosa fue abandonar a Takeshi, ante las garras de una mujer enfadada con su marido. Pero si se iban, Ryu moriría con toda la seguridad del mundo.
- Tayuya… Por favor… - dijo Ryu, aun en el suelo.
- ¿Por favor? – preguntó, esta, con el rostro desencajado – Después de lo que me hiciste, tienes mucho valor para decirme eso. ¡Un año, Ryu! ¡Un maldito año buscándote, esperando este momento! Lo siento por tus acompañantes, pero no quedaran testigos después de lo que te voy a hacer.
El tiempo se congeló durante unos instantes. La mujer desenvolvió su cerbatana, el hombre agarró la kusari con las dos manos. Por detrás, la mujer de negro se puso en guardia, y el hombre se mantuvo impasivo…