22/04/2016, 21:44
La joven kunoichi se encontraba sentada sobre una gran roca a la orilla de un inmenso y tranquilo lago, descansaba tras una larga caminata que la hbía llevado hasta aquel lugar. No sabía muy bien como, ni cuando se perdío, pero al parecer había errado al coger algún requiebro. Ahora mismo la situación le parecía irreversible, aunque por suerte apenas había amanecido y podía tener una referencia más o menos clara de donde se encontraba el este.
Mitsuki se dejo caer hacia atrás apoyando ambas manos sobre la roca, a su espalda, para poder elevar así la vista al cielo que lucía totalmente despejado. Era la típica mañana de otoño que precede al invierno, fría y clara. Muchos tendrían frío, pero la joven Hyuga se había criado en tierras mucho más gélidas y eso era sin duda una ventaja.
La joven suspiró un tanto molesta consigo misma, perderse de aquella manera no era la mejor carta de presentación ante sus nuevos superiores y menos ante un encargo tan simple como el de entregar una carta. Al menos eso lo había cumplido, pero el retraso en el regreso seguramente no sería del todo bien visto
Zarandeó la cabeza tratando de alejar esos pensamientos negativos de su mente, no era el mejor momento para andarse con tonterías. Estaba perdida y solo tenía un punto de referencia, no sabía donde estaba ni cuanto se había separado del camino original, pero si quería volver a Uzushi no le quedaba más remedio que mantenerse concentrada y en movimiento.
Se empujó con los brazos dejándose caer al suelo, con agilidad amortiguo la caída, volviendo rápidamente a la verticalidad. Hecho un vistazo a su alrededor y decidió que lo mejor sería caminar un rato por la orilla del lago, quizás encontrase algún tipo de asentamiento. Siempre solía haber población cerca de puntos donde hubiese agua dulce.
Así que sin más la chica comenzó a caminar por la orilla del lago, con un poco de suerte se cruzaría con alguien que le pudiese dar algún tipo de indicación. Si no tenía suerte, le tocaría tratar de orientarse como mejor pudiese, pero aquella no era una muy buena opción
Mitsuki se dejo caer hacia atrás apoyando ambas manos sobre la roca, a su espalda, para poder elevar así la vista al cielo que lucía totalmente despejado. Era la típica mañana de otoño que precede al invierno, fría y clara. Muchos tendrían frío, pero la joven Hyuga se había criado en tierras mucho más gélidas y eso era sin duda una ventaja.
La joven suspiró un tanto molesta consigo misma, perderse de aquella manera no era la mejor carta de presentación ante sus nuevos superiores y menos ante un encargo tan simple como el de entregar una carta. Al menos eso lo había cumplido, pero el retraso en el regreso seguramente no sería del todo bien visto
Zarandeó la cabeza tratando de alejar esos pensamientos negativos de su mente, no era el mejor momento para andarse con tonterías. Estaba perdida y solo tenía un punto de referencia, no sabía donde estaba ni cuanto se había separado del camino original, pero si quería volver a Uzushi no le quedaba más remedio que mantenerse concentrada y en movimiento.
Se empujó con los brazos dejándose caer al suelo, con agilidad amortiguo la caída, volviendo rápidamente a la verticalidad. Hecho un vistazo a su alrededor y decidió que lo mejor sería caminar un rato por la orilla del lago, quizás encontrase algún tipo de asentamiento. Siempre solía haber población cerca de puntos donde hubiese agua dulce.
Así que sin más la chica comenzó a caminar por la orilla del lago, con un poco de suerte se cruzaría con alguien que le pudiese dar algún tipo de indicación. Si no tenía suerte, le tocaría tratar de orientarse como mejor pudiese, pero aquella no era una muy buena opción