24/04/2016, 14:42
—Ve si quieres, yo me quedaré al menos hasta que alguno de los dos despierte. —Se ofreció la rubia tan serena como había estado desde que había acabado con aquel maleante, sin embargo aquella memoria solo hizo que Eri sintiese un escalofrío recorrer todo su cuerpo, y, sin poder mirar hacia aquel lugar, restó importancia al asunto. -No te preocupes, yo puedo ayudar también... - alegó, intentando parecer tan serena como la rubia se encontraba en aquel entonces.
Tragó grueso y se levantó a recoger los postres ya derretidos y el té frío de la mesa en la que se habían sentado ambas kunoichi y decidió llevarlo a la cocina, sin embargo, antes de tomar los platos, recogió la mesa y ordenó la ventana por la que habían salido aquellos bandidos, cercionándose de que no había daños mayores y que, por suerte, no seguían merodeando por aquel lugar. Un suspiro acompasó su recogida de mesa mientras la de Takigakure se acercaba a una silla próxima a los hombres.
''Ojalá fuese más como ella...''
Pero su voz la sacó de sus pensamientos. —Mike es tu mascota, ¿verdad...? Tendrías que ir a alimentarlo... — Mike... Sí, debería, pero todavía no podía, tenía algo que hacer. -Está bien, cuando terminemos aquí y alguno de los dos despierte - De sus labios escapó una sonrisa y se perdió en la cocina.
En ese momento, un quejido resonó en la estancia.
-Urg... ¿Qué ha pasado? - Un confundido Kuro preguntó con voz ronca, mientras se llevaba una mano a la cabeza.
Tragó grueso y se levantó a recoger los postres ya derretidos y el té frío de la mesa en la que se habían sentado ambas kunoichi y decidió llevarlo a la cocina, sin embargo, antes de tomar los platos, recogió la mesa y ordenó la ventana por la que habían salido aquellos bandidos, cercionándose de que no había daños mayores y que, por suerte, no seguían merodeando por aquel lugar. Un suspiro acompasó su recogida de mesa mientras la de Takigakure se acercaba a una silla próxima a los hombres.
''Ojalá fuese más como ella...''
Pero su voz la sacó de sus pensamientos. —Mike es tu mascota, ¿verdad...? Tendrías que ir a alimentarlo... — Mike... Sí, debería, pero todavía no podía, tenía algo que hacer. -Está bien, cuando terminemos aquí y alguno de los dos despierte - De sus labios escapó una sonrisa y se perdió en la cocina.
En ese momento, un quejido resonó en la estancia.
-Urg... ¿Qué ha pasado? - Un confundido Kuro preguntó con voz ronca, mientras se llevaba una mano a la cabeza.