26/04/2016, 16:59
La aldea bullía de actividad nocturna y por las pocas calles que había la gente se desplazaba hacia el centro. Ya era entrada la noche, pero había bastante iluminación como para poder caminar sin temor a tropezar o a perderse.
—Deben de haber esperado mucho para poder celebrar algo. —Juzgo el Ishimura al ver como todos portaban algún tipo de ropa festiva.
El pueblo resultaba un lugar bastante diferente del que había encontrado hacía unos días. Cuando llegó, la gente se encontraba triste y desesperada, como resignada a que jamás podrían regresar al bosque del que habían dependido por generaciones. Las personas caminaba sin ánimos y los negocios ni se molestaban en abrir ante el inminente destino de abandono al que estaba sujeto su hogar.
«Todos parecen convencidos de que sus problemas se han terminado —pensó mientras escuchaba las risas y los festejos—. También me gustaría creer lo mismo, pero si el bosque engendró un monstruo una vez, puede hacerlo de nuevo… Incluso puede que esto sea solo la punta del iceberg.»
A lo lejos, entre las luces trémulas que llevaban a la pequeña plaza central, pudo divisar una figura alta y familiar, que parecía caminar sin rumbo. Se acercó para hablarle mientras le colocaba la mano en el hombro.
—¿Qué tal, Tatsuya? —preguntó él—. Parece que nos están esperando para iniciar con la celebración.
—Deben de haber esperado mucho para poder celebrar algo. —Juzgo el Ishimura al ver como todos portaban algún tipo de ropa festiva.
El pueblo resultaba un lugar bastante diferente del que había encontrado hacía unos días. Cuando llegó, la gente se encontraba triste y desesperada, como resignada a que jamás podrían regresar al bosque del que habían dependido por generaciones. Las personas caminaba sin ánimos y los negocios ni se molestaban en abrir ante el inminente destino de abandono al que estaba sujeto su hogar.
«Todos parecen convencidos de que sus problemas se han terminado —pensó mientras escuchaba las risas y los festejos—. También me gustaría creer lo mismo, pero si el bosque engendró un monstruo una vez, puede hacerlo de nuevo… Incluso puede que esto sea solo la punta del iceberg.»
A lo lejos, entre las luces trémulas que llevaban a la pequeña plaza central, pudo divisar una figura alta y familiar, que parecía caminar sin rumbo. Se acercó para hablarle mientras le colocaba la mano en el hombro.
—¿Qué tal, Tatsuya? —preguntó él—. Parece que nos están esperando para iniciar con la celebración.