26/04/2016, 23:17
Al contraro que Mitsuki, Tatsuya sabía muy bien hacia donde ir. La verdad es que posicionarse utilizando el Sol era realmente útil, debería de prestar más atención a esos detalles pensó la peliblanca mientras comenzaba a caminar junto al chico. No tardaron demasiado en encontrar un camino de tierra, un tanto difuminado por las lluvias, pero se podía seguir claramente su sinuoso recorrido.
La Hyuga caminaba tranquilamente, dejando que su mirada se perdiera en aquel paraje salpicado por árboles aquí y allá que parecía extenderse hasta el infinito. Cuando de repente, una pequeña gota golpeo contra su nariz y a esta le siguieron otras igual de pequeñas, apenas más abundante que el rocío de una mañana de invierno. El Sol brillaba, pero la lluvia arreciaba suavemente sobre ambos viajeros.
De repente, el muchacho rompío el silencio. El chico, además de ser bastante educado, parecía ser una persona bastante observadora o eso pudo deducir por las palabras que utilizó para hilvanar su pregunta. Casi había dado en el clavo, lo cierto es que era bastante defícil si no se conocía Kusabi de identificar a la primera el origen de la peliblanca por lo que le sorprendió que Tatsuya se quedase tan cerca.
Mitsuki giro su rostro hacia su derecha, hasta poder observar el rostro de su interlocutor que volvía a mirarla directamente a los ojos.
—Has estado cerca— bromeo la joven mientras trataba de dilucidar si respondía directamente o no. Lo cierto es que no creía que revelar que procedía de Kusabi le pudiese causar ningún problema, en las altas eseferas era de sobra conocida la relación entre su pueblo y Uzushio. Así que no estaría revelando nada que no debiera —Soy Akikara na de Kusabi, una aprendiz de sacerdotisa podríamos decir— la chica esbozó una cálida sonrisa que acompañó a su suave voz —Eres bastante observador, pero yo también lo soy. Me he dado cuenta de que te comportas bastante diferente del resto de shinobis que he conocido. Y por tu pregunta, deduzco que eres de una familia con una buena posición. ¿cierto?— le devolvió la pregunta aprovechando que parecía que la confianza entre los dos iba por buen camino
La Hyuga caminaba tranquilamente, dejando que su mirada se perdiera en aquel paraje salpicado por árboles aquí y allá que parecía extenderse hasta el infinito. Cuando de repente, una pequeña gota golpeo contra su nariz y a esta le siguieron otras igual de pequeñas, apenas más abundante que el rocío de una mañana de invierno. El Sol brillaba, pero la lluvia arreciaba suavemente sobre ambos viajeros.
De repente, el muchacho rompío el silencio. El chico, además de ser bastante educado, parecía ser una persona bastante observadora o eso pudo deducir por las palabras que utilizó para hilvanar su pregunta. Casi había dado en el clavo, lo cierto es que era bastante defícil si no se conocía Kusabi de identificar a la primera el origen de la peliblanca por lo que le sorprendió que Tatsuya se quedase tan cerca.
Mitsuki giro su rostro hacia su derecha, hasta poder observar el rostro de su interlocutor que volvía a mirarla directamente a los ojos.
—Has estado cerca— bromeo la joven mientras trataba de dilucidar si respondía directamente o no. Lo cierto es que no creía que revelar que procedía de Kusabi le pudiese causar ningún problema, en las altas eseferas era de sobra conocida la relación entre su pueblo y Uzushio. Así que no estaría revelando nada que no debiera —Soy Akikara na de Kusabi, una aprendiz de sacerdotisa podríamos decir— la chica esbozó una cálida sonrisa que acompañó a su suave voz —Eres bastante observador, pero yo también lo soy. Me he dado cuenta de que te comportas bastante diferente del resto de shinobis que he conocido. Y por tu pregunta, deduzco que eres de una familia con una buena posición. ¿cierto?— le devolvió la pregunta aprovechando que parecía que la confianza entre los dos iba por buen camino