27/04/2016, 22:06
Al chico parecía no sonarle prácticamente nada de lo que la chica le había contado. Mitsuki, lejos de extrañarse, lo vio totalmente normal. Su pequeño pueblo era bastante poco conocido, no tenían nada que le hiciese destacar de alguna forma. No era más que un asentamiento de tamaño medio dedicado en su mayor parte a la pesca y a la carpinteria. Y como era de esperar, si no conocías el pueblo mucho menos podías conocer lo que era una Akikara na .
El chico de ojos bicolor, respondió con sinceridad a las sospechas de la peliblanca. Al parecer si que pertenecía a un clan importante dentro de su villa, aunque según le informó no era muy conocido de puertas para fuera. Eso solía ocurrir con bast ante frecuencia, pues era lo ideal dentro de las villas shinobis. Ser un clan famoso tiene muchas contras y una de ellas suele ser que el contrincante puede poseer nociones básicas de como funcionan las habilidades de sus miembros.
Tras su respuesta, Tatsuya decidió seguir indagando sobre la procedencia de la Hyuga. Al parecer había despertado la curiosidad del muchacho, lo cual era bastante infrecuente, la mayoría no solía intersarse por algo tan trivial como un pequeño pueblo.
-Por otro lado, cuando te refieres a "Akikara na" parece indicar que es algún tipo de rango especial, ¿podrías explicarme en que consiste?. Debo confesar que no estoy familiarizado con la idea de cómo es la vida de una sacerdotisa, sé que las personas dedicadas a una religión tienen códigos de conducta y sus vidas se rigen por sus deidades, pero no conozco detalles de ningún tipo-
—Para hacerlo simple, soy la sucesora de la Shijou no Miko (Sacerdotisa Suprema) de Kusabi— explicó la joven tratando de hacerlo lo más sencillo posible —"Akikara na" significa "Marcada", hace referencia a la tradición que dice que el mismo Byakko escoge a la sucesora que ha de servir a su Señor, el dios Fuujin— no sabía muy bien como reaccionaría el chico ante aquello, la mayoría de la gente consideraba ese tipo de tradiciones meras supersticiones, sin embargo para Mitsuki y sus paisanos era algo muy real y la prueba de ello estaba en las marcas que recorrían su cuerpo —La tarea principal de una sacerdotisa no es otra que proteger a su pueblo, aunque después tenemos más atribuciones— informó la joven con calma mientras avanzaban bajo la suave llovizna, disfrutando de la agradable conversación. Hacia tiempo que no hablaba tanto y tan distendidamente con alguien, de hecho era algo que había realizado con muy pocas personas
El chico de ojos bicolor, respondió con sinceridad a las sospechas de la peliblanca. Al parecer si que pertenecía a un clan importante dentro de su villa, aunque según le informó no era muy conocido de puertas para fuera. Eso solía ocurrir con bast ante frecuencia, pues era lo ideal dentro de las villas shinobis. Ser un clan famoso tiene muchas contras y una de ellas suele ser que el contrincante puede poseer nociones básicas de como funcionan las habilidades de sus miembros.
Tras su respuesta, Tatsuya decidió seguir indagando sobre la procedencia de la Hyuga. Al parecer había despertado la curiosidad del muchacho, lo cual era bastante infrecuente, la mayoría no solía intersarse por algo tan trivial como un pequeño pueblo.
-Por otro lado, cuando te refieres a "Akikara na" parece indicar que es algún tipo de rango especial, ¿podrías explicarme en que consiste?. Debo confesar que no estoy familiarizado con la idea de cómo es la vida de una sacerdotisa, sé que las personas dedicadas a una religión tienen códigos de conducta y sus vidas se rigen por sus deidades, pero no conozco detalles de ningún tipo-
—Para hacerlo simple, soy la sucesora de la Shijou no Miko (Sacerdotisa Suprema) de Kusabi— explicó la joven tratando de hacerlo lo más sencillo posible —"Akikara na" significa "Marcada", hace referencia a la tradición que dice que el mismo Byakko escoge a la sucesora que ha de servir a su Señor, el dios Fuujin— no sabía muy bien como reaccionaría el chico ante aquello, la mayoría de la gente consideraba ese tipo de tradiciones meras supersticiones, sin embargo para Mitsuki y sus paisanos era algo muy real y la prueba de ello estaba en las marcas que recorrían su cuerpo —La tarea principal de una sacerdotisa no es otra que proteger a su pueblo, aunque después tenemos más atribuciones— informó la joven con calma mientras avanzaban bajo la suave llovizna, disfrutando de la agradable conversación. Hacia tiempo que no hablaba tanto y tan distendidamente con alguien, de hecho era algo que había realizado con muy pocas personas