28/04/2016, 12:45
Ni tiempo le dió a platicar un poco más con su homólogo de Uzushiogakure pues rápidamente los aldeanos se los llevaron secuestrados, literalmente, para ir a festejar. El ninja de Taki no sabía cómo reaccionar ante tal jolgorio, el ambiente le recordó a la fiesta de año nuevo a los pies del Árbol Sagrado, en aquella ocasión ni siquiera pudo comer decentemente pues se armó un gran alboroto. Aún recuerda cuando dejó a aquel chunin estampado en el piso, de seguro le debió haber salido un gran chichón, así que ahora no planeaba repetir ese suceso, llevaría la fiesta en paz.
Una vez más los niños se le acercaron, exigiendo ver al jabato, pero aunque le doliera tuvo que decirles que no lo llevaba con él. El grupito se desilusionó mucho y se fueron, algunos hasta mostrando cara de puchero. Luego de eso hubo momentos de baile, de poesía, de dramatización y demás actividades, hasta que llegó el momento más esperado de la noche: El Banquete.
Aquello más que un platillo parecía una obra de arte, bueno, algunos creen que la cocina es un arte. Lo cierto es que la presentación de aquel jabalí clavado con espadas y rodeado de hongos era magnífica, tanto que al Takanashi casi le da pena comérselo, pero desperdiciarlo sería mucho peor. Pronto escuchó a Kazuma carcajearse desde la otra punta de la mesa, Tatsuya no entendía el porqué, pero terminó contagiándose de esa misma risa.
-¡Ajá!, así que viniste- Lo sorprendió el posadero. -Este es el jabalí mas grande que encontramos, lástima que no nos trajeron el que ustedes cazaron- Dijo para seguidamente empezar a reír.
-Aquel monstruo no creo que haya sido muy comestible que se diga- Se refería a que con esa sangre negra y esa espuma amarilla quizás se hubieran enfermado.
-¿Eh?, no importa ya, tú sólo disfruta igual que tu amigo- Volteó señalando a Kazuma con la mirada.
Tatsuya tenía un hambre voraz, pero antes de que pudiera comer una joven puso un pie en la mesa, inmediatamente la reconoció como la doctora del pueblo. Aquella mujer hizo una propuesta interesante, un concurso de a ver quién come más en el menor tiempo posible, los presentes de inmediato le dijeron al de Taki que participase. Él no tenía ningún motivo para no intentarlo, así que se puso en posición junto a varios hombres, algunos gordos y otros bastante musculosos.
-Sólo les advierto una cosa, no quiero que me vengan a chillar por dolor de estómago mañana por la mañana a la clínica- Afirmó la médica, parecía tener un temperamento bastante aguerrido y jovial. -Si aún están dispuestos a entrarle pues es bajo su cuenta y riesgo, así que... A la una, a las dos, ¡A LAS TRES!- Anunció el inicio de la competición.
Aquella noche Tatsuya comió como nunca lo había hecho en su vida, luego de pasar hambruna durante esos últimos tres días devoró tanta carne que casi sentía que el estómago le iba a reventar. No importó nada más, unos se indigestaron y otros vomitaron, al final el ganador indiscutible fue el ninja de ojos bicolor. El sólo quería comer, salir victorioso del concurso fue sólo un plus...
Luego de aquello lo único que deseaba era volver al hostal para dormir, estaba extremadamente cansado. No logró divisar a Kazuma luego de aquello, así que decidió regresar sólo. "Quizás él quiso seguir festejando, ya volverá, pero yo me muero de sueño." Cuando llegó a sus aposentos no se molestó en cambiarse de ropa o preparar la cama, se tiró planchado sobre el colchón y se quedó dormido casi al instante, durmió como una piedra. Ya no tuvo pesadillas aterradoras, en vez de eso soñó con las caras de los aldeanos, las caras de los niños, se sentía feliz, había logrado ayudar de alguna manera a toda esa gente.
Se despertó a media mañana tipo 9, al darse cuenta de la hora quiso arreglarse rápido pensando que se había levantado muy tarde. Al salir de su cuarto se topó con el dueño, este le informó que Kazuma aún no se despertaba. Tatsuya entonces consideró que sería mejor dejarlo descansar más tiempo, además aprovechó para decirle al dueño que no iba a desayunar, después de la gran hartada que se dió la noche anterior aún seguía con el estómago lleno. Se regresó a su habitación y no tuvo más opción que esperar a que su compañero despertara, pasaron unas cuantas horas hasta que escuchó como llamaban a su puerta, se trataba justamente del Ishimura. Estaba a punto de dormirse de nuevo, menos mal el ninja de Uzushio llegó para que eso no ocurriese, así Tatsuya sólo tuvo que ir a abrir la puerta.
-Buenos días- Kazuma vería que su compañero ya se había arreglado. -Ya me encontraba listo para salir desde hace unas horas, únicamente estaba esperando a que te despertases, parece que te desvelaste mucho el día ayer- Rió un poco.
Una vez más los niños se le acercaron, exigiendo ver al jabato, pero aunque le doliera tuvo que decirles que no lo llevaba con él. El grupito se desilusionó mucho y se fueron, algunos hasta mostrando cara de puchero. Luego de eso hubo momentos de baile, de poesía, de dramatización y demás actividades, hasta que llegó el momento más esperado de la noche: El Banquete.
Aquello más que un platillo parecía una obra de arte, bueno, algunos creen que la cocina es un arte. Lo cierto es que la presentación de aquel jabalí clavado con espadas y rodeado de hongos era magnífica, tanto que al Takanashi casi le da pena comérselo, pero desperdiciarlo sería mucho peor. Pronto escuchó a Kazuma carcajearse desde la otra punta de la mesa, Tatsuya no entendía el porqué, pero terminó contagiándose de esa misma risa.
-¡Ajá!, así que viniste- Lo sorprendió el posadero. -Este es el jabalí mas grande que encontramos, lástima que no nos trajeron el que ustedes cazaron- Dijo para seguidamente empezar a reír.
-Aquel monstruo no creo que haya sido muy comestible que se diga- Se refería a que con esa sangre negra y esa espuma amarilla quizás se hubieran enfermado.
-¿Eh?, no importa ya, tú sólo disfruta igual que tu amigo- Volteó señalando a Kazuma con la mirada.
Tatsuya tenía un hambre voraz, pero antes de que pudiera comer una joven puso un pie en la mesa, inmediatamente la reconoció como la doctora del pueblo. Aquella mujer hizo una propuesta interesante, un concurso de a ver quién come más en el menor tiempo posible, los presentes de inmediato le dijeron al de Taki que participase. Él no tenía ningún motivo para no intentarlo, así que se puso en posición junto a varios hombres, algunos gordos y otros bastante musculosos.
-Sólo les advierto una cosa, no quiero que me vengan a chillar por dolor de estómago mañana por la mañana a la clínica- Afirmó la médica, parecía tener un temperamento bastante aguerrido y jovial. -Si aún están dispuestos a entrarle pues es bajo su cuenta y riesgo, así que... A la una, a las dos, ¡A LAS TRES!- Anunció el inicio de la competición.
Aquella noche Tatsuya comió como nunca lo había hecho en su vida, luego de pasar hambruna durante esos últimos tres días devoró tanta carne que casi sentía que el estómago le iba a reventar. No importó nada más, unos se indigestaron y otros vomitaron, al final el ganador indiscutible fue el ninja de ojos bicolor. El sólo quería comer, salir victorioso del concurso fue sólo un plus...
Luego de aquello lo único que deseaba era volver al hostal para dormir, estaba extremadamente cansado. No logró divisar a Kazuma luego de aquello, así que decidió regresar sólo. "Quizás él quiso seguir festejando, ya volverá, pero yo me muero de sueño." Cuando llegó a sus aposentos no se molestó en cambiarse de ropa o preparar la cama, se tiró planchado sobre el colchón y se quedó dormido casi al instante, durmió como una piedra. Ya no tuvo pesadillas aterradoras, en vez de eso soñó con las caras de los aldeanos, las caras de los niños, se sentía feliz, había logrado ayudar de alguna manera a toda esa gente.
Se despertó a media mañana tipo 9, al darse cuenta de la hora quiso arreglarse rápido pensando que se había levantado muy tarde. Al salir de su cuarto se topó con el dueño, este le informó que Kazuma aún no se despertaba. Tatsuya entonces consideró que sería mejor dejarlo descansar más tiempo, además aprovechó para decirle al dueño que no iba a desayunar, después de la gran hartada que se dió la noche anterior aún seguía con el estómago lleno. Se regresó a su habitación y no tuvo más opción que esperar a que su compañero despertara, pasaron unas cuantas horas hasta que escuchó como llamaban a su puerta, se trataba justamente del Ishimura. Estaba a punto de dormirse de nuevo, menos mal el ninja de Uzushio llegó para que eso no ocurriese, así Tatsuya sólo tuvo que ir a abrir la puerta.
-Buenos días- Kazuma vería que su compañero ya se había arreglado. -Ya me encontraba listo para salir desde hace unas horas, únicamente estaba esperando a que te despertases, parece que te desvelaste mucho el día ayer- Rió un poco.