29/04/2016, 21:42
El cuchillazo dio de lleno y el hombre sencillamente se desplomó, vivo o muerto a ella al menos le daba lo mismo así que procedió a acuclillarse y limpiar el baikunai clavándolo repetidas veces en el piso como niño jugando con una palita en la arena. Se estaba dando el lujito porque antes de que el grande se cayera pudo ver una corriente de agua llevarse a la otra y quedar inconsciente por ahí, en otras palabras el peligro había desaparecido.
Ahora si, las preguntas y exclamaciones en torno a ella, como siempre la pelirroja esto y aquello. - Qué se yo. - Respondió a secas en lo que se erguía una vez más guardando el arma en el portaobjetos. - ¿Tú sabes si la mujer está viva o muerta? Porque no la veo moverse eh… - Agregó restándole importancia a todo el asunto en lo que retomaba la marcha hacia el callejón y claro, se frenó en seco frente a Ryu que no se sabía si estaba asustado, feliz o qué carajo.
Así se mantuvo, mirándole con el ceño algo fruncido como si sospechase que tenía algo que ver en todo el asunto este y sin más le soltó. - La plaza, ahora. - Exigió esperando que entendiese que ella al menos quería retirarse lo antes posible de allí antes de que empiecen a romperle los ovarios con explicaciones y demás, lo bueno era que el color de su pelo, gabardina y resto de ropa servía bien para disimular algunos pocos restos de sangre, además que no estaba seca del mizurappa anterior que Juro le había dedicado.
- Vamos Juro, antes de que tu hermana se ponga histérica. - Sentenció llevándose las manos a las caderas en busca de los bolsillos que nunca tuvo. ~ Putos bolsillos… ~
Ahora si, las preguntas y exclamaciones en torno a ella, como siempre la pelirroja esto y aquello. - Qué se yo. - Respondió a secas en lo que se erguía una vez más guardando el arma en el portaobjetos. - ¿Tú sabes si la mujer está viva o muerta? Porque no la veo moverse eh… - Agregó restándole importancia a todo el asunto en lo que retomaba la marcha hacia el callejón y claro, se frenó en seco frente a Ryu que no se sabía si estaba asustado, feliz o qué carajo.
Así se mantuvo, mirándole con el ceño algo fruncido como si sospechase que tenía algo que ver en todo el asunto este y sin más le soltó. - La plaza, ahora. - Exigió esperando que entendiese que ella al menos quería retirarse lo antes posible de allí antes de que empiecen a romperle los ovarios con explicaciones y demás, lo bueno era que el color de su pelo, gabardina y resto de ropa servía bien para disimular algunos pocos restos de sangre, además que no estaba seca del mizurappa anterior que Juro le había dedicado.
- Vamos Juro, antes de que tu hermana se ponga histérica. - Sentenció llevándose las manos a las caderas en busca de los bolsillos que nunca tuvo. ~ Putos bolsillos… ~