15/05/2015, 11:44
El chico reaccionó de forma positiva ante mi ofrecimiento, eso denostaba que era buena persona. Abortó su partida y se giró clavando sus ojos en los míos, algo que me llamó la atención enormemente, y con una sonrisa dibujada en su rostro, aceptó. Por un momento pensé que me mandaría nuevamente a cagar, pero después del jovial guiño quedó claro que aceptaría. Asegurándome que me arrepentiría de mi decisión.
-Siéntate y pide lo que desees, de veras, te invito. Dije con un tono conciliador y amigable, dentro de mis posibilidades.
"No me preocupa que tenga buen saque, las alianzas bien valen un esfuerzo. Además este chaval...tiene pinta de ser interesante, casi tanto como lo que posiblemente pueda pensar él de mí...O no ¿Quién sabe?"
El cruce de miradas duró poco menos que un instante, pues el chico que acababa de presentarse por el nombre de Uchiha Yota no pudo evitar mirar con descaro la palma de mi mano, tanto que incluso se acercó con intención de tocar la boca que allí yacía de forma grotesca y antinatural.
"Dios ¿Que va a pensar la gente?"
De todos modos no le impedí que tocase mi mano, ya que me sorprendió, pues muy poca gente tenía la sangre fría para hacerlo, incluso ningún shinobi sería capaz de acumular la sangre fría suficiente para ello. Y como era una experiencia nueva para mí, no tuve inconvenientes. Pero no todo podía ser bonito y agradable, mi espíritu juguetón aprovechó la oportunidad para gastarle una broma a Uchiha Yota de la siguiente manera. La boca hizo un pequeño e inofensivo amago de morder su mano pero sin llegar a hacerlo, a fin de cuentas solo fue eso, una broma sin fundamento.
-Ja ja, eres muy perspicaz Uchiha Yota, en efecto, la otra es igual de juguetona, sin duda. Me di cuenta de que Yota me hacía muchas preguntas, se notaba a leguas que quería saber lo que era. Algo que me hizo ponerme más serio, pero solamente lo justo, pues tampoco tenía intención de contarle nada serio. -¿Locuras dices? apostaría a que ninguna. Y no, soy producto de mi padre y de mi madre por muy inverosímil que te pueda parecer. Las bocas vinieron después, pero no tienen ninguna intención de marcharse, por lo que forman parte de mí y de mi identidad.
"El chaval se ve ansioso, será mejor pedirle un té para que se relaje. No hay prisa"
Alcé mi brazo para llamar a la camarera. -Camarera por favor!. Aquella dulce muchacha estaba terminando de cobrar una mesa y vino tan pronto como le fue posible. Se posicionó entre yo y mi invitado sujetando la bandeja en su regazo.
-¿Desea algo más? Preguntó con una voz delicada, con una voz que jamás me cansaría de oír. -Si, mi acompañante desea tomar algo. La chica se giró hacía Yota esperando a que pidiera algo. -¿Que desea tomar señor?.
-Siéntate y pide lo que desees, de veras, te invito. Dije con un tono conciliador y amigable, dentro de mis posibilidades.
"No me preocupa que tenga buen saque, las alianzas bien valen un esfuerzo. Además este chaval...tiene pinta de ser interesante, casi tanto como lo que posiblemente pueda pensar él de mí...O no ¿Quién sabe?"
El cruce de miradas duró poco menos que un instante, pues el chico que acababa de presentarse por el nombre de Uchiha Yota no pudo evitar mirar con descaro la palma de mi mano, tanto que incluso se acercó con intención de tocar la boca que allí yacía de forma grotesca y antinatural.
"Dios ¿Que va a pensar la gente?"
De todos modos no le impedí que tocase mi mano, ya que me sorprendió, pues muy poca gente tenía la sangre fría para hacerlo, incluso ningún shinobi sería capaz de acumular la sangre fría suficiente para ello. Y como era una experiencia nueva para mí, no tuve inconvenientes. Pero no todo podía ser bonito y agradable, mi espíritu juguetón aprovechó la oportunidad para gastarle una broma a Uchiha Yota de la siguiente manera. La boca hizo un pequeño e inofensivo amago de morder su mano pero sin llegar a hacerlo, a fin de cuentas solo fue eso, una broma sin fundamento.
-Ja ja, eres muy perspicaz Uchiha Yota, en efecto, la otra es igual de juguetona, sin duda. Me di cuenta de que Yota me hacía muchas preguntas, se notaba a leguas que quería saber lo que era. Algo que me hizo ponerme más serio, pero solamente lo justo, pues tampoco tenía intención de contarle nada serio. -¿Locuras dices? apostaría a que ninguna. Y no, soy producto de mi padre y de mi madre por muy inverosímil que te pueda parecer. Las bocas vinieron después, pero no tienen ninguna intención de marcharse, por lo que forman parte de mí y de mi identidad.
"El chaval se ve ansioso, será mejor pedirle un té para que se relaje. No hay prisa"
Alcé mi brazo para llamar a la camarera. -Camarera por favor!. Aquella dulce muchacha estaba terminando de cobrar una mesa y vino tan pronto como le fue posible. Se posicionó entre yo y mi invitado sujetando la bandeja en su regazo.
-¿Desea algo más? Preguntó con una voz delicada, con una voz que jamás me cansaría de oír. -Si, mi acompañante desea tomar algo. La chica se giró hacía Yota esperando a que pidiera algo. -¿Que desea tomar señor?.