1/05/2016, 00:56
En medio de aquel paraje ambos shinobis se pararon frente a frente, mientras el aire parecía acompañar sus palabras. Los ojos de Mitsuki mostraban decisión, mirando fijamente a los de Tatsuya. Este por su parte reflejó duda, no porque no creyera lo que ella le decía, sino que dudaba de sí mismo. Se sintió avergonzado porque él no mostraba la misma determinación que la kunoichi de Uzushio. Sí, Mitsuki tenía encima un peso mayor en sus hombros que él que Tatsuya llevaba, pero a diferencia de él ella había elegido seguir el camino que la vida había trazado para ella.
"¿Acaso yo debería actuar como ella?"
Se quedó en silencio observándola, le parecía admirable que Mitsuki tuviera el valor de afrontar aquello. No cómo él que desde que se graduó no hizo más que encapricharse en que no quería ser shinobi, pero a estas alturas Tatsuya no sabía hacer otra cosa y probablemente se tuviera que resignar a ser ninja por el resto de sus días. Aún así el no se sentía capaz de llegar a ser un líder, si ni siquiera puede hacer amigos era demasiado ambicioso que él fuese jefe. Reiterando el hecho de que lo hace por obligación.
-Mitsuki-dono- Después de romper esos instantes de silencio él se mostraba ahora muchísimo más respetuoso que antes. -No todos deciden dedicarse a resguardar a su gente, no todos tienen la fuerza para hacerlo, pero yo creo que tú serás capaz de lograrlo- Ladeó la cabeza hacía abajo a la izquierda, como sí no fuera digno de verla directamente. -Parece que estás destinada a ser alguien grande, y no lo digo porque seas la Akikara na, lo digo por cómo eres.
A Tatsuya se le vino a la mente entonces la imagen del Kawakage, recordó la admiración que siente por Yubiwa, aquel hombre solitario que con el tiempo logró fundar la actual Takigakure. Él no creía poder llegar a un nivel igual de grande, lo cierto es que los principios dados por Yubiwa y que le fueron enseñados en la academia son lo único a lo que él se aferra. Creyendo en esto al final aceptó dedicarse a shinobi, ayudando a los demás en lo que pudiera, pero esas bonitas palabras contrastaban con la verdad que su padre decía tener.
-Me gustaría decir que yo también tengo un ideal por el cual luchar... Pero no es así.- Dijo con pesar. -Ser sinobi tiene un lado oscuro, y por eso yo no puedo opinar igual a tí.- Había muchas cosas que el no comprendía o que no le agradaban, y la obligación de seguir con la herencia de su familia era una de ellas. Aquellas palabras quizás le resultaran extrañas a ella pues él se refería a su propia condición.
Las nubes entonces se apoderaron del cielo, mostrándo un gris más oscuro y conviertiéndo la llovizna en una ténue lluvia que parecía llenar de tristeza el ambiente. Tatsuya sacudió la cabeza para dejar de pensar en cosas negativas, iba a proponerle a Mitsuki que se refugiaran pero algo lo impidió. Pronto escucharon el llanto desgarrador de una mujer y varios sollozos más que le hacían coro.
En medio de aquello a lo lejos ambos verían acercarse a un grupo de personas viniendo en dirección contraria por el mismo sendero que los ninjas estaban siguiendo. Una mujer con velo negro lloraba mientras cuatro hombres cargaban lo que parecía ser un ataúd, pero este tan pequeño que un adulto no podría caber en él, se trataba entonces quizás de un niño o similar. Otra mujer y un muchacho trataban de consolar a la mujer del velo, pero ellos también parecían estar sumidos en el llanto.
-¿Serán del pueblo que dijo mi padré?- Musitó.
Aquella era una situación extraña, su presencia indicaba que estaban cerca de la aldea y que habían tomado el rumbo correcto. Lo normal sería ir a preguntarles que tanto camino faltaba para llegar, pero no se encontraban en un momento ideal. Después de todo se trataba de un cortejo fúnebre, no sería adecuado interrumpirlos o al menos eso creía Tatsuya, la verdad no sabía como reaccionar.
"¿Acaso yo debería actuar como ella?"
Se quedó en silencio observándola, le parecía admirable que Mitsuki tuviera el valor de afrontar aquello. No cómo él que desde que se graduó no hizo más que encapricharse en que no quería ser shinobi, pero a estas alturas Tatsuya no sabía hacer otra cosa y probablemente se tuviera que resignar a ser ninja por el resto de sus días. Aún así el no se sentía capaz de llegar a ser un líder, si ni siquiera puede hacer amigos era demasiado ambicioso que él fuese jefe. Reiterando el hecho de que lo hace por obligación.
-Mitsuki-dono- Después de romper esos instantes de silencio él se mostraba ahora muchísimo más respetuoso que antes. -No todos deciden dedicarse a resguardar a su gente, no todos tienen la fuerza para hacerlo, pero yo creo que tú serás capaz de lograrlo- Ladeó la cabeza hacía abajo a la izquierda, como sí no fuera digno de verla directamente. -Parece que estás destinada a ser alguien grande, y no lo digo porque seas la Akikara na, lo digo por cómo eres.
A Tatsuya se le vino a la mente entonces la imagen del Kawakage, recordó la admiración que siente por Yubiwa, aquel hombre solitario que con el tiempo logró fundar la actual Takigakure. Él no creía poder llegar a un nivel igual de grande, lo cierto es que los principios dados por Yubiwa y que le fueron enseñados en la academia son lo único a lo que él se aferra. Creyendo en esto al final aceptó dedicarse a shinobi, ayudando a los demás en lo que pudiera, pero esas bonitas palabras contrastaban con la verdad que su padre decía tener.
-Me gustaría decir que yo también tengo un ideal por el cual luchar... Pero no es así.- Dijo con pesar. -Ser sinobi tiene un lado oscuro, y por eso yo no puedo opinar igual a tí.- Había muchas cosas que el no comprendía o que no le agradaban, y la obligación de seguir con la herencia de su familia era una de ellas. Aquellas palabras quizás le resultaran extrañas a ella pues él se refería a su propia condición.
Las nubes entonces se apoderaron del cielo, mostrándo un gris más oscuro y conviertiéndo la llovizna en una ténue lluvia que parecía llenar de tristeza el ambiente. Tatsuya sacudió la cabeza para dejar de pensar en cosas negativas, iba a proponerle a Mitsuki que se refugiaran pero algo lo impidió. Pronto escucharon el llanto desgarrador de una mujer y varios sollozos más que le hacían coro.
En medio de aquello a lo lejos ambos verían acercarse a un grupo de personas viniendo en dirección contraria por el mismo sendero que los ninjas estaban siguiendo. Una mujer con velo negro lloraba mientras cuatro hombres cargaban lo que parecía ser un ataúd, pero este tan pequeño que un adulto no podría caber en él, se trataba entonces quizás de un niño o similar. Otra mujer y un muchacho trataban de consolar a la mujer del velo, pero ellos también parecían estar sumidos en el llanto.
-¿Serán del pueblo que dijo mi padré?- Musitó.
Aquella era una situación extraña, su presencia indicaba que estaban cerca de la aldea y que habían tomado el rumbo correcto. Lo normal sería ir a preguntarles que tanto camino faltaba para llegar, pero no se encontraban en un momento ideal. Después de todo se trataba de un cortejo fúnebre, no sería adecuado interrumpirlos o al menos eso creía Tatsuya, la verdad no sabía como reaccionar.