1/05/2016, 16:55
-Pues a ver...hay gatos, perros, ranas, pájaros y culebrillas de río adorables, que vas super rápidas arrastrándose por el suelo, son muy graciosas, a veces los gatos las cazan, como a los pájaros. Pues elefantes no hay, pero molaria mucho que hubiesen, yo me subiría a uno y lo cabalgaría, seguro que tiene que ser divertido.-
Al parecer no había mucha diferencia en cuanto a fauna, aunque seguramente las formas y colores de los animales variarían a casua de la diferencia de climas, pero lo que era seguro que es que allí tampoco había elefantes. Lo cierto es que la Hyuga no tenía muchas esperanzas de que los hubiese.
El camarero reaparecío esta vez acompañado por dos platos que depositó frente a sus comensales correspondientes. Mitsuki no pudo evitar clavar los ojos en aquello, tenía una pinta impresionante lo que hizo que el hambre aumentase bastante.
—¡Se ve delicioso!— celebró la Hyuga mientras acomodaba el plato —¡Qué aproveche!— dijo la joven mientras agarraba con maestria sus palillos para separarlos, estaba impaciente por probar su Ochazuke.
Tomó un poco de arroz y salmón salado, y sin más ceremonias se lo llevó hasta los labios. Sopló un poco para disipar el calor y se lo zampó sin más dilación.
La de Kusabi no pudo evitar llevarse su mano derecha hasta la mejilla, aquello estaba demasiado bueno para ser cierto. Sin lugar a dudas la maestria de aquel cocinero estaba fuera de toda duda.
—¡Qué bueno!— la joven no se reprimió su impresión —¿Qué tal lo tuyo. Rin?—
Al parecer no había mucha diferencia en cuanto a fauna, aunque seguramente las formas y colores de los animales variarían a casua de la diferencia de climas, pero lo que era seguro que es que allí tampoco había elefantes. Lo cierto es que la Hyuga no tenía muchas esperanzas de que los hubiese.
El camarero reaparecío esta vez acompañado por dos platos que depositó frente a sus comensales correspondientes. Mitsuki no pudo evitar clavar los ojos en aquello, tenía una pinta impresionante lo que hizo que el hambre aumentase bastante.
—¡Se ve delicioso!— celebró la Hyuga mientras acomodaba el plato —¡Qué aproveche!— dijo la joven mientras agarraba con maestria sus palillos para separarlos, estaba impaciente por probar su Ochazuke.
Tomó un poco de arroz y salmón salado, y sin más ceremonias se lo llevó hasta los labios. Sopló un poco para disipar el calor y se lo zampó sin más dilación.
La de Kusabi no pudo evitar llevarse su mano derecha hasta la mejilla, aquello estaba demasiado bueno para ser cierto. Sin lugar a dudas la maestria de aquel cocinero estaba fuera de toda duda.
—¡Qué bueno!— la joven no se reprimió su impresión —¿Qué tal lo tuyo. Rin?—