3/05/2016, 01:03
Disfrutaba de los dulces, si después le daba dolor de estómago era algo que no le importaba, vivir él ahora era lo primordial. Los dulces pasaron a segundo lugar cuando vio a ambos jóvenes bailar a su alrededor, hacer piruetas y cantar al mismo tiempo - ¡! – les observo con atención, escuchándolos hablar y sonriendo encantada mientras les veía.
Ooooh! Si, si –comento la menos mientras daba palmadita como podía, sus manos ahora ocupadas le impedían hacer mucho, pero logro demostrarles lo mucho que la idea le emocionaba. Corrió cuando ellos lo hicieron, le guiaron aun lugar alejado del bullicio de la gente, de los puestos de comida y demás, la llevaron a ese lugar que consideraban su hogar…
El lugar no era una mansión, no había lindos pisos ni grandes lujos, a duras penas se mantenía en pie. Estaba bastante oscuro, pero lograba ver sus pies gracias a que el techo estaba algo maltrecho y la luz del día se colaba dentro. Nonoha camino por el lugar siempre atenta a donde pisaba, para no tropezar.
Se detuvo en cuanto el muchacho comenzó a hablar, la jovencita escucho con atención el relato, hablar de ese tema les resultaba triste, podía notarlo en sus palabras…en su semblante. Levanto la vista contemplando la caída de los frágiles copos, esos que lograban colarse por el agujero que se había originado en el techo. A su cabeza llegaron imágenes, intentaba imaginar la situación que el muchacho narraba, parpadeo ligeramente saliendo de sus pensamientos al escuchar una segunda voz, era la joven, que se acercaba a ella ofreciéndole una galleta – Gracias – la tomo y le dio un pequeño mordisco.
¡Es genial! ¡A mí me gustó mucho!–espetó con una sonrisa mientras le daba otro mordisco a la galleta terminándosela de un bocado. Volvió a caminar por el lugar, curioseando por ahí y por allá - A mí me gustaría a prender –comento de pronto la menor con suma naturalidad mientras les observaba –es diferente de lo que usualmente se puede ver, marcar la diferencia siempre es bueno – apretó los puños absolutamente convencida – Quiero ser su aprendiz –Declaro entonces y concluyo dando una reverencia en señal de respeto, como si aquellos fueran sus maestros.
Mientras esperaba a una respuesta, creyó oír algo en la entrada, sus ojos se desviaron de aquellos dos y vio hacia la entrada del lugar curiosa.
Ooooh! Si, si –comento la menos mientras daba palmadita como podía, sus manos ahora ocupadas le impedían hacer mucho, pero logro demostrarles lo mucho que la idea le emocionaba. Corrió cuando ellos lo hicieron, le guiaron aun lugar alejado del bullicio de la gente, de los puestos de comida y demás, la llevaron a ese lugar que consideraban su hogar…
El lugar no era una mansión, no había lindos pisos ni grandes lujos, a duras penas se mantenía en pie. Estaba bastante oscuro, pero lograba ver sus pies gracias a que el techo estaba algo maltrecho y la luz del día se colaba dentro. Nonoha camino por el lugar siempre atenta a donde pisaba, para no tropezar.
Se detuvo en cuanto el muchacho comenzó a hablar, la jovencita escucho con atención el relato, hablar de ese tema les resultaba triste, podía notarlo en sus palabras…en su semblante. Levanto la vista contemplando la caída de los frágiles copos, esos que lograban colarse por el agujero que se había originado en el techo. A su cabeza llegaron imágenes, intentaba imaginar la situación que el muchacho narraba, parpadeo ligeramente saliendo de sus pensamientos al escuchar una segunda voz, era la joven, que se acercaba a ella ofreciéndole una galleta – Gracias – la tomo y le dio un pequeño mordisco.
¡Es genial! ¡A mí me gustó mucho!–espetó con una sonrisa mientras le daba otro mordisco a la galleta terminándosela de un bocado. Volvió a caminar por el lugar, curioseando por ahí y por allá - A mí me gustaría a prender –comento de pronto la menor con suma naturalidad mientras les observaba –es diferente de lo que usualmente se puede ver, marcar la diferencia siempre es bueno – apretó los puños absolutamente convencida – Quiero ser su aprendiz –Declaro entonces y concluyo dando una reverencia en señal de respeto, como si aquellos fueran sus maestros.
Mientras esperaba a una respuesta, creyó oír algo en la entrada, sus ojos se desviaron de aquellos dos y vio hacia la entrada del lugar curiosa.