6/05/2016, 19:41
Tras entrar a la habitación empezó a preparar sus cosas y su equipo, no quería dejar olvidado el portaobjetos en esta ocasión. La jovencita que era la empleada del hostal llegó con una carretilla a dejarle un azafate con la cena y luego se dirigió muy emocionada a la habitación de Kazuma, o al menos esa impresión le dió a Tatsuya aunque no le prestó mayor atención.
El pequeño jabato estaba muy enérgico y corría de un lado a otro por la habitación, estuvo a punto de tumbar una silla por lo que decidió amarrarlo con la correa a la pata de la cama. Dudaba sí llevárselo o no el día de mañana, pues si alguna bestia aparecía difícilmente podría protegerlo pues no era su prioridad, aunque mejor lo consultaría con Kazuma al día siguiente. También pensaba en que haría con él luego, no sabía si llevárselo a la aldea, al principio no causaría mayor problema, estaba seguro que sus padres le dejarían, pero cuando creciera talvez cambiarían de opinión.
"Debería dormir, pero no puedo"
Sentía demasiada emoción como para hacerlo, fue a ducharse y luego se recostó en la cama mirando al techo. Se sentía feliz de poder ayudar a la gente, era algo que le llenaba el alma. Empezó a pensar que aunque él es un shinobi porque lo obligaron no es del todo malo, a podido ayudar en situaciones que nadie más podría. Decidió ir a dar una caminata nocturna fuera del hotel para aclararse un poco, talvez era necesario gastar esa energía de más. Cuando iba caminando por las calles pudo ver una vez más a la doctora del pueblo ataviada con un vestido negro, esta al parecer se quedó extrañada de verlo a esas hora de la noche.
-¿Eeehh?- Canturreó -¿Qué haces por aquí? creí que luego de haber resuelto lo del jabalí tú y tu amigo ya se habrían ido del pueblo-
-Oh, buenas noches- Saludó reverenciando. -La verdad aún tenemos que ocuparnos de algunas cosas antes de irnos-
-¿Ah sí?- La mujer alzó una ceja al escucharlo. -¿Qué clase de cosas si se puede saber?-
-¡Nada importante! en serio señorita, señorita... Creo que no le he preguntado su nombre antes...- Tatsuya se pusó un poco nervioso, no quería alarmarla con lo de los Onikin así que trataba de desviar la conversación.
-Soy Yashiro y por tu cara deduzco que sí es algo importante- Era bastante suspicaz y ya había formulado una teoría antes de que el shinobi pudiera responder -Imagino que los hongos que me mencionaron tendrán algo que ver, pero no te preocupes, si ustedes se van a hacer cargo yo no tengo porque meterme-
-Perdóneme usted por tratar de engañarla- Se disculpó apenado.
-No hay necesidad de pedir perdón, entiendo que sí aún existe amenaza para este pueblo lo mejor es ser discretos, pero bueno yo igual iba a otro lado ahora mismo así que ójala tengan suerte, buenas noches- Dijo para luego retirarse rápidamente.
Tatsuya se despidió con la misma cortesía con la que saludó en un inicio, tras hablar con ella se sentía un poco más relajado y con un poco de sueño, así que regresó al hostal para poder descansar, realizó el mantenimiento correspondiente y después se durmió con gran facilidad. Se despertó de madrugada para alistarse, esa mañana mientras limpiaba su espada la primera luz del alba entró por su ventana y se reflejó en el acero de la katana como si anunciara que debía estar preparado. Tras eso decidió salir al pasillo para ir directo a la habitación de Kazuma, quería partir cuanto antes.
"Hoy es el día"
El pequeño jabato estaba muy enérgico y corría de un lado a otro por la habitación, estuvo a punto de tumbar una silla por lo que decidió amarrarlo con la correa a la pata de la cama. Dudaba sí llevárselo o no el día de mañana, pues si alguna bestia aparecía difícilmente podría protegerlo pues no era su prioridad, aunque mejor lo consultaría con Kazuma al día siguiente. También pensaba en que haría con él luego, no sabía si llevárselo a la aldea, al principio no causaría mayor problema, estaba seguro que sus padres le dejarían, pero cuando creciera talvez cambiarían de opinión.
"Debería dormir, pero no puedo"
Sentía demasiada emoción como para hacerlo, fue a ducharse y luego se recostó en la cama mirando al techo. Se sentía feliz de poder ayudar a la gente, era algo que le llenaba el alma. Empezó a pensar que aunque él es un shinobi porque lo obligaron no es del todo malo, a podido ayudar en situaciones que nadie más podría. Decidió ir a dar una caminata nocturna fuera del hotel para aclararse un poco, talvez era necesario gastar esa energía de más. Cuando iba caminando por las calles pudo ver una vez más a la doctora del pueblo ataviada con un vestido negro, esta al parecer se quedó extrañada de verlo a esas hora de la noche.
-¿Eeehh?- Canturreó -¿Qué haces por aquí? creí que luego de haber resuelto lo del jabalí tú y tu amigo ya se habrían ido del pueblo-
-Oh, buenas noches- Saludó reverenciando. -La verdad aún tenemos que ocuparnos de algunas cosas antes de irnos-
-¿Ah sí?- La mujer alzó una ceja al escucharlo. -¿Qué clase de cosas si se puede saber?-
-¡Nada importante! en serio señorita, señorita... Creo que no le he preguntado su nombre antes...- Tatsuya se pusó un poco nervioso, no quería alarmarla con lo de los Onikin así que trataba de desviar la conversación.
-Soy Yashiro y por tu cara deduzco que sí es algo importante- Era bastante suspicaz y ya había formulado una teoría antes de que el shinobi pudiera responder -Imagino que los hongos que me mencionaron tendrán algo que ver, pero no te preocupes, si ustedes se van a hacer cargo yo no tengo porque meterme-
-Perdóneme usted por tratar de engañarla- Se disculpó apenado.
-No hay necesidad de pedir perdón, entiendo que sí aún existe amenaza para este pueblo lo mejor es ser discretos, pero bueno yo igual iba a otro lado ahora mismo así que ójala tengan suerte, buenas noches- Dijo para luego retirarse rápidamente.
Tatsuya se despidió con la misma cortesía con la que saludó en un inicio, tras hablar con ella se sentía un poco más relajado y con un poco de sueño, así que regresó al hostal para poder descansar, realizó el mantenimiento correspondiente y después se durmió con gran facilidad. Se despertó de madrugada para alistarse, esa mañana mientras limpiaba su espada la primera luz del alba entró por su ventana y se reflejó en el acero de la katana como si anunciara que debía estar preparado. Tras eso decidió salir al pasillo para ir directo a la habitación de Kazuma, quería partir cuanto antes.
"Hoy es el día"