6/05/2016, 23:25
La brisa arrimaba las gotas de lluvia a la ventana mientras las nubes empezaban a mostrar un gris espectral ensombreciendo el pueblo. Un rayo cayó justo cuando la kunoichi de orbes blancos exigió conocer la verdad. Tatsuya se mostraba espectante ante las dos féminas que cruzaban sus miradas con firmeza esperando que una de las dos cediera, al final, la mujer anciana cerró los ojos y agachó la cabeza como si se hubiera rendido ante la determinación de la Hyuga. Les dió la espalda a ambos shinobis y caminó hacia un espejo que se encontraba cubierto por el polvo y en el cual el reflejo de la mujer se distorsionó de manera brumosa.
-Esta leyenda data de los tiempos de nuestros ancestros- Empezó a narrar. -En la antigüedad las personas creían en distintos espíritus conocidos como youkai o ayakashi, estos seres se escondían de los humanos pero otros decidian atacar a los hombres-
» Se pensaba que a veces cuando alguien moría de una forma trágica su voluntad podía dar origen a un youkai que preservaba las memorias del humano que fue- Cruzó sus brazos detrás de su espalda. -Nuestros antepasados tenían distintas historias sobre una niña que se convirtio en youkai pero no se sabe cual de todas es la verdadera, lo único en lo que todas coinciden es en que a esa pequeña se le escucha llorar por las noches en el bosque que se encuentra en medio del lago. Aseveró.
-No... no entiendo que tiene eso que ver con nosotros- Susurró cuando un golpecito se escuchó por la ventana, de pronto empezó a granizar misteriosamente.
-DÉJAME TERMINAR- Ordenó la secerdotisa para que el Takanashi cerrase la boca. -Hace un par de décadas una niña de este pueblo se quedó sola desde que sus padres murieron y su hermano mayor se fue a Uzushiogakure para convertirse en ninja- Su voz ahora denotaba pesar -Esa chiquilla iba al lago durante las tardes... Y a veces incluso en las noches...
»Al estar sóla la pequeña encontró aparente compañía en el youkai de la niña del lago. Ella decía ser amiga de ese espectro que los demás no podían ver y eso empezó a causar temor en los habitantes de este pueblo.- Cada vez parecía lamentarse más cuando hablaba. -Le temían a la niña que hablaba con los muertos y empezaron a creer que traería desgracias a este pueblo, así que decidieron ponerle fin a la vida de la pequeña...
Aún estando dentro de un lugar cerrado las velas parecieron bailar ante las crudas palabras dichas por la sacerdotisa. A Tatsuya se le heló la sangre al escuchar cómo pretendieron asesinar a una pequeña por puras supersticiones, no dijo nada, permaneció en silencio esperando a que la sacerdotisa terminara su relato. Aunque en sus ojos se podía ver que ya presentía como iba a acabar la historia.
-Una noche los aldeanos esperaron a que ella fuera el lago como era de costumbre, la sorprendieron en la orilla y la ataron de los pies para luego tirarla al lago- Dijo aquello con una increíble frialdad. -La niña braceó para intentar salir pero al estar amarrada fue incapaz de salir del agua, sus llantos parecían hacer eco junto a los del espíritú del youkai que habitaba en el bosque, hasta que el silencio se apoderó de aquella triste noche.
»Ahora, décadas después el ayakashi parece querer castigar a la gente de Nakisakebi por arrebatarle a su amiga. Durante las noches los hijos de los habitantes de este pueblo caminan sólos hacia el lago en medio de la noche, para morir ahogados ahí. La anciana caminó hacia los shinobis y les dedicó una mirada afilada. -Las personas ahora encierran a sus hijos para que el youkai no se los lleve, pero a pesar sus esfuerzos aún hay niños que desaparecen en las noches y amanecen muertos en las orillas del lago en el islote del bosque... Díganme... ¿Qué podrían hacer ustedes al respecto?- Inquirió desafiante
La verdad le resultó mucho más horrorosa de lo que había pensado, el de Taki creyó entender que los aldeanos quizás pensaron que ellos eran fantasmas habían ido a llevarse a sus niños. Además recordó el desfile fúnebre que vieron en el camino, todas las piezas del rompecabezas encajaban pero aún así era algo demasiado inverosímil para él. Tatsuya no sabía que decir, no se le ocurría ninguna forma lógica de que pudieran solucionar la desgracia y maldición que estaban sufriendo en aquel pueblo, por más que intentaba razonarlo no encontraba una explicación... pero tampoco quería creer en aquella leyenda.