8/05/2016, 23:21
Se movían de prisa en aquella oscuridad, cuando de repente Tatsuya se detuvo en seco. Antes de que Kazuma pudiese preguntar que estaba sucediendo las sombras respondieron. Todos podían percibir un fuerte e intimidante sonido que parecía provenir de todas y de ninguna parte al mismo tiempo. Inmediatamente corrió a colocarse en uno de los flancos del sabio, en caso de que algo pudiese saltar desde los arbustos en busca de él.
—Kazuma-san... Tengo una leve sospecha de que puede ser. —Aunque preferiría que no fuera lo que él pensaba que era.
—Bien, porque en este momento no tengo ni idea de que puede ser lo que nos está acechando.
El sonido era cada vez más fuerte, pero por alguna razón parecía pausarse y continuar a intervalos regulares, como si el enemigo estuviera posicionándose en el mejor ángulo de ataque posible. Al Ishimura se le había pasado por la mente la posibilidad de simplemente huir y continuar con su camino, pero aquello tenía graves inconvenientes.
«Si corremos sin saber en dónde está es posible que terminemos dándole la espalda y otorgándole un blanco fácil —desenvaino su espada, listo para lo que viniera—. Por otro lado, no podemos lanzarnos al ataque sin saber qué tipo de criatura es.»
La situación era tensa, pero aun así seguía manteniendo su calma habitual. Mientras tuviera la guardia en alto era poco probable que pudiesen tomarle desprevenido. Por su parte, el señor Naoki se aseguro de quedar protegido entre ambos jóvenes, pues desde lejos se hacía obvio que era el más vulnerable de los tres.
—Hmgrr— gruñó molesto—. Ya faltaba poco para llegar, pero supongo que era demasiado sencillo para ser verdad . —Comentó.
—Vamos, ya vencimos al “Rey del bosque” —aseguro de forma jactanciosa—. ¿Qué otra criatura podría representar un desafío para nosotros?
De repente se escuchó un fuerte sonido de siseo. El Takanashi podría ver como una larga y oscura figura alargada se levantaba por detrás del Ishimura. No le daría tiempo a prevenirle, pero sí de hacer algún gesto de horror. En cuanto el de cabellos blancos se girara solo podría ver oscuridad, pero el de ojos dispares sería observador de cómo a su colega lo engullía entero, con espada y todo, una especie de anaconda monstruosa. Incluso podría apreciar como el bulto que solía ser su amigo se deslizaba por la parte interna del vientre de la serpiente.
La criatura les miraría a ambos, al joven y al viejo, con feroces ojos que denotaban que aún no estaba satisfecha. Con una mirada que les gritaba que eran los siguientes.
—Kazuma-san... Tengo una leve sospecha de que puede ser. —Aunque preferiría que no fuera lo que él pensaba que era.
—Bien, porque en este momento no tengo ni idea de que puede ser lo que nos está acechando.
El sonido era cada vez más fuerte, pero por alguna razón parecía pausarse y continuar a intervalos regulares, como si el enemigo estuviera posicionándose en el mejor ángulo de ataque posible. Al Ishimura se le había pasado por la mente la posibilidad de simplemente huir y continuar con su camino, pero aquello tenía graves inconvenientes.
«Si corremos sin saber en dónde está es posible que terminemos dándole la espalda y otorgándole un blanco fácil —desenvaino su espada, listo para lo que viniera—. Por otro lado, no podemos lanzarnos al ataque sin saber qué tipo de criatura es.»
La situación era tensa, pero aun así seguía manteniendo su calma habitual. Mientras tuviera la guardia en alto era poco probable que pudiesen tomarle desprevenido. Por su parte, el señor Naoki se aseguro de quedar protegido entre ambos jóvenes, pues desde lejos se hacía obvio que era el más vulnerable de los tres.
—Hmgrr— gruñó molesto—. Ya faltaba poco para llegar, pero supongo que era demasiado sencillo para ser verdad . —Comentó.
—Vamos, ya vencimos al “Rey del bosque” —aseguro de forma jactanciosa—. ¿Qué otra criatura podría representar un desafío para nosotros?
De repente se escuchó un fuerte sonido de siseo. El Takanashi podría ver como una larga y oscura figura alargada se levantaba por detrás del Ishimura. No le daría tiempo a prevenirle, pero sí de hacer algún gesto de horror. En cuanto el de cabellos blancos se girara solo podría ver oscuridad, pero el de ojos dispares sería observador de cómo a su colega lo engullía entero, con espada y todo, una especie de anaconda monstruosa. Incluso podría apreciar como el bulto que solía ser su amigo se deslizaba por la parte interna del vientre de la serpiente.
La criatura les miraría a ambos, al joven y al viejo, con feroces ojos que denotaban que aún no estaba satisfecha. Con una mirada que les gritaba que eran los siguientes.