Mientras daba más y más tajos pudo ver cómo uno provenía desde el interior de la bestia, Kazuma también hizo el esfuerzo por salir del vientre de la víbora. Emergió cubierto de un amarillento líquído pegajoso que se entremezclaba con el rojo del líquido vital, para su sorpresa el de Uzushiogakure lo primero que hizo a volver al mundo exterior fue soltar una bromita que dejó anonadado al de Takigakure. Tras esto sólo pudo seguirlo con la mirada mientras el Ishimura se disponía a recostarse en un arbusto cercano.
-Aaahhhh.... Fue lo único que salió de su boca.
Acababa de salvarlo de una muerte segura y el de Uzushio parecía tan tranquilo cómo si acabara de salir de una piscina, una muy sucia por cierto. Estaba igual de relajado que de costumbre mientras al Takanashi casi le daba un infarto al pensar que su compañero pudo haber muerto, su corazón aún estaba bombeando sangre a toda velocidad y en su rostro aún se reflejaba la adrenalina que le impulsó a batallar contra la bestia, aunque esa expresión fue reemplazada con una cara de sorpresa por la calma del que acababa de salvar.
-NO TE ENTIENDO- Quería decir que no entendía su actitud, pero no supo expresarlo.
La calma de Kazuma le estaba resultando exasperante mientras él estaba al borde de la histeria, de hecho, en ese mismo momento explotó. Los brazos le temblaban y en su ojo derecho se manifestó un tic nervioso. El chakra dejó de fluir y soltó la ninjatou dejándola clavada en el suelo mientras una media sonrisa deformada se mostraba en el lado izquierdo de su cara de una manera un tanto perturbadora.
-¡Todo este pinche bosque se puede ir al diablo!- Gritó a lo alto mientras extendía sus brazos.
No sabía si reirse o llorar, lo único seguro es que estaba fuera de sus casillas. Tatsuya suele ser un poco sensible pero de por sí las emociones que había vivido ahí sobrepasaron sus límites de paciencia por mucho. Se habia apoyado en la tranquilidad de Kazuma para poder mantener la cordura aunque era esa misma tranquilidad la que le había hecho descontrolarse.
-¡AHHHHGGGGGRRR!- Gruñó mirando hacia arriba mientras se jalaba los cabellos al punto de que se rompió la cinta que usaba en el pelo.
Luego de ese repentino arranque de locura el Takanashi simplemente se dejó caer de espaldas al suelo mientras cerraba los ojos. Respiraba muy rápido pero poco a poco se iba normalizando, al parecer necesitaba liberar esa frustración. Se empezó a tranquilizar pensando en que ya sólo faltaba sellar los Onikin y toda esa locura habría terminado. "Juro que cuando salga de de este bosque no volveré nunca... y esta vez si va en serio"
-Aaahhhh.... Fue lo único que salió de su boca.
Acababa de salvarlo de una muerte segura y el de Uzushio parecía tan tranquilo cómo si acabara de salir de una piscina, una muy sucia por cierto. Estaba igual de relajado que de costumbre mientras al Takanashi casi le daba un infarto al pensar que su compañero pudo haber muerto, su corazón aún estaba bombeando sangre a toda velocidad y en su rostro aún se reflejaba la adrenalina que le impulsó a batallar contra la bestia, aunque esa expresión fue reemplazada con una cara de sorpresa por la calma del que acababa de salvar.
-NO TE ENTIENDO- Quería decir que no entendía su actitud, pero no supo expresarlo.
La calma de Kazuma le estaba resultando exasperante mientras él estaba al borde de la histeria, de hecho, en ese mismo momento explotó. Los brazos le temblaban y en su ojo derecho se manifestó un tic nervioso. El chakra dejó de fluir y soltó la ninjatou dejándola clavada en el suelo mientras una media sonrisa deformada se mostraba en el lado izquierdo de su cara de una manera un tanto perturbadora.
-¡Todo este pinche bosque se puede ir al diablo!- Gritó a lo alto mientras extendía sus brazos.
No sabía si reirse o llorar, lo único seguro es que estaba fuera de sus casillas. Tatsuya suele ser un poco sensible pero de por sí las emociones que había vivido ahí sobrepasaron sus límites de paciencia por mucho. Se habia apoyado en la tranquilidad de Kazuma para poder mantener la cordura aunque era esa misma tranquilidad la que le había hecho descontrolarse.
-¡AHHHHGGGGGRRR!- Gruñó mirando hacia arriba mientras se jalaba los cabellos al punto de que se rompió la cinta que usaba en el pelo.
Luego de ese repentino arranque de locura el Takanashi simplemente se dejó caer de espaldas al suelo mientras cerraba los ojos. Respiraba muy rápido pero poco a poco se iba normalizando, al parecer necesitaba liberar esa frustración. Se empezó a tranquilizar pensando en que ya sólo faltaba sellar los Onikin y toda esa locura habría terminado. "Juro que cuando salga de de este bosque no volveré nunca... y esta vez si va en serio"