10/05/2016, 02:39
«Si, definitivamente no fue para tanto.»
Una serpiente se lo había tragado entero. Aquello resultaba algo que estaba muy fuera de lo común, pero sin duda sería una historia digna de contar. Todo lo sucedió le recordaba aquella antigua leyenda que narraba cómo un hombre que pensaba podía escapar de sus pecados era tragado por una ballena a modo de castigo y solo cuando se reconcilió con los dioses fue que logró emerger de la misma.
—Yo... Lamento haberme puesto así. —Dijo de repente, mientras su compañero recordaba todas las historias en las que alguien era devorado vivo.
—No hace falta que te disculpes, me has salvado —le aseguro a la distancia—. Además... Fui yo el que bajó la guardia y dio cabida a que esto sucediera.
El Ishimura vio el enorme cadáver de la bestia, que a pesar de ser delgada era en extremo larga. No pudo escapar de una creciente sensación de repugnancia al imaginarse cómo debía verse desde el exterior, como un bulto deforme y tembloroso que sobresalía del vientre de aquella enorme serpiente. Pasó su mirada fugazmente hacia su compañero, y entonces agradeció que estuviera ahí para literalmente rescatarlo de las fauces de la muerte.
«Realizó un excelente trabajo acabando con ella.» Fue lo que juzgo al ver las heridas en aquel feroz pero ahora inerte reptil.
Tatsuya aprovechó el breve descanso para comenzar a dar mantenimiento a su arma, labor que parecía calmarlo. Mientras tanto, el anciano se mantenía cerca de ellos a la vez que se aseguraba de que todo en su gran mochila estuviese en orden. Viéndolo de cerca se podría notar que no lucía impresionado por la criatura de sangre fría que les atacó, seguramente ya habría visto muchas cosas similares en el tiempo que llevaba en aquel sitio.
«Me pregunto… ¿Cómo habría reaccionado de habernos encontrado con un jabalí idéntico al que Tatsuya y yo enfrentamos?»
—Uff, ya me siento mejor, ¿cómo estás tú Kazuma-san? —Mostraba una cara de preocupación por el de ojos grises.
—Estoy bien, así que ya puedo continuar. —Se levantó para mostrarle que estaba en buena condiciones.
Nunca creí que un día terminaría lanzándome directo a la boca de una serpiente, literalmente —Esa maniobra desesperada le pudo haber salido muy caro, pero para su suerte no fue así—. Aunque quizás tenías razón, no era tan peligrosa como "El Rey del Bosque" —Sonrió.
—Yo nunca pensé pensé que me descuidaria tanto como para que una me comiera —en aquel momento se recrimino a sí mismo por lo sucedido—. Y es una suerte que no me equivocara, si aquel monstruoso jabalí hubiese sido quien me tomara por sorpresa...
—El tiempo apremia, jóvenes —les interrumpió el anciano que ya estaba listo y dispuesto a continuar con la marcha—. Además, ya estamos cerca de nuestro objetivo.
El joven de cabello blanco volvió a tomar la mochila y se dispuso a seguir los pasos del hombre que les estaba guiando. Por alguna razón sentía como si el equipaje fuera más pesado, pero probablemente se trataba del hecho de que aún no se había recuperado por completo, pues luchar en el interior de aquel animal le había dejado bastante cansado.
Una serpiente se lo había tragado entero. Aquello resultaba algo que estaba muy fuera de lo común, pero sin duda sería una historia digna de contar. Todo lo sucedió le recordaba aquella antigua leyenda que narraba cómo un hombre que pensaba podía escapar de sus pecados era tragado por una ballena a modo de castigo y solo cuando se reconcilió con los dioses fue que logró emerger de la misma.
—Yo... Lamento haberme puesto así. —Dijo de repente, mientras su compañero recordaba todas las historias en las que alguien era devorado vivo.
—No hace falta que te disculpes, me has salvado —le aseguro a la distancia—. Además... Fui yo el que bajó la guardia y dio cabida a que esto sucediera.
El Ishimura vio el enorme cadáver de la bestia, que a pesar de ser delgada era en extremo larga. No pudo escapar de una creciente sensación de repugnancia al imaginarse cómo debía verse desde el exterior, como un bulto deforme y tembloroso que sobresalía del vientre de aquella enorme serpiente. Pasó su mirada fugazmente hacia su compañero, y entonces agradeció que estuviera ahí para literalmente rescatarlo de las fauces de la muerte.
«Realizó un excelente trabajo acabando con ella.» Fue lo que juzgo al ver las heridas en aquel feroz pero ahora inerte reptil.
Tatsuya aprovechó el breve descanso para comenzar a dar mantenimiento a su arma, labor que parecía calmarlo. Mientras tanto, el anciano se mantenía cerca de ellos a la vez que se aseguraba de que todo en su gran mochila estuviese en orden. Viéndolo de cerca se podría notar que no lucía impresionado por la criatura de sangre fría que les atacó, seguramente ya habría visto muchas cosas similares en el tiempo que llevaba en aquel sitio.
«Me pregunto… ¿Cómo habría reaccionado de habernos encontrado con un jabalí idéntico al que Tatsuya y yo enfrentamos?»
—Uff, ya me siento mejor, ¿cómo estás tú Kazuma-san? —Mostraba una cara de preocupación por el de ojos grises.
—Estoy bien, así que ya puedo continuar. —Se levantó para mostrarle que estaba en buena condiciones.
Nunca creí que un día terminaría lanzándome directo a la boca de una serpiente, literalmente —Esa maniobra desesperada le pudo haber salido muy caro, pero para su suerte no fue así—. Aunque quizás tenías razón, no era tan peligrosa como "El Rey del Bosque" —Sonrió.
—Yo nunca pensé pensé que me descuidaria tanto como para que una me comiera —en aquel momento se recrimino a sí mismo por lo sucedido—. Y es una suerte que no me equivocara, si aquel monstruoso jabalí hubiese sido quien me tomara por sorpresa...
—El tiempo apremia, jóvenes —les interrumpió el anciano que ya estaba listo y dispuesto a continuar con la marcha—. Además, ya estamos cerca de nuestro objetivo.
El joven de cabello blanco volvió a tomar la mochila y se dispuso a seguir los pasos del hombre que les estaba guiando. Por alguna razón sentía como si el equipaje fuera más pesado, pero probablemente se trataba del hecho de que aún no se había recuperado por completo, pues luchar en el interior de aquel animal le había dejado bastante cansado.