—En eso tienes razón...— condedió la Hyuga —Pero... suponiendo que nos creemos la historia y aceptamos que es un Youkai lo que esta detrás de las muertes de los niños... ¿qué podríamos hacer nosotros?—
Las palabras de la kunoichi reflejaron con exactitud el desconcierto que ambos sentían, el de Taki tenía las mismas dudas pero eso sólo significaba que ninguno de los dos tenía las respuestas. Tatsuya se llevó la mano al mentón como si eso fuera a darle una idea, pero lo único que conseguía era estresarse al darse cuenta de que no tenían ninguna forma de solucionar el problema. Repasó en su mente cada palabra del relato buscando alguna una pista, aunque la verdad toda la historia era una incoherencia por el simple hecho de involucrar un ser sobrenatural en ella.
-¿No podemos ir a hablar con esa cosa?... digo...- No tenía ni la más remota idea de sí eso era posible o no. -...olvídalo, eso suena tonto-
Eso era tan irracional como aceptar la existencia del youkai en sí. Pelear no era una opción, sí se supone que es un ser sobrenatural nada de lo que hicieran le iba a causar algún daño, por un momento hasta pensó si habría algún jutsu anti-youkai pero alejó esa idea dándose palmaditas el mismo en el cachete para dejar de imaginar cosas locas. Estaban demasiado alterados y dudaba que en ese estado alguno de los dos pudiera pensar con claridad.
-Creo que por ahora lo mejor será descansar y tranquilizarnos, ya mañana podríamos ver que hacemos- Dijo mientras se levantaba del sillón. -Necesito asimilar esto y creo que tú también, perdóname... con permiso- Reverenció antes de dirigirse a las escaleras.
La granizada no mermaba en ningún momento, el viento inclemente azotaba aquel sombrío pueblo donde la noche caería trayendo consigo una oscuridad sin luna y sin estrellas. En medio de las tinieblas apenas se vería la lumbre de una que otra vela a través de los polvorientos y sucios vidrios de las humildes casas. En las habitaciones de los jóvenes no sería diferente, un par de candelas sería lo único que dispondrían además de los muebles recién limpiados pero cuyo aroma a viejo era inconfundible, incluso habría una que otra rajadura en las ventanas.
"Tanta misería, tanto olvido..."
Tatsuya estaba muerto de cansancio, mas mental que físico. Se echó de frente a la cama levantando un poco de polvo, aunque era bastante cómodo con ese esponjoso edredón, al punto que no tardó en quedarse dormido sin haberse tapado, simplemente se dejó llevar esperando que el Baku lo acompañase en sus sueños.
A la altura de la media noche la tormenta empezaba a alejarse dejando tras de sí unas cuantas gotas que sonaban con cristalino y reconfortante tono. Pero aquella aparente calma se vió opacada por el grito desgarrador de una mujer en medio de la calle que rasgaba sus vestiduras bajo la lluvia. Despertando y causando pánico entre los habitantes del lugar que con antorchas se congregaban alrededor de la fémina.
Las palabras de la kunoichi reflejaron con exactitud el desconcierto que ambos sentían, el de Taki tenía las mismas dudas pero eso sólo significaba que ninguno de los dos tenía las respuestas. Tatsuya se llevó la mano al mentón como si eso fuera a darle una idea, pero lo único que conseguía era estresarse al darse cuenta de que no tenían ninguna forma de solucionar el problema. Repasó en su mente cada palabra del relato buscando alguna una pista, aunque la verdad toda la historia era una incoherencia por el simple hecho de involucrar un ser sobrenatural en ella.
-¿No podemos ir a hablar con esa cosa?... digo...- No tenía ni la más remota idea de sí eso era posible o no. -...olvídalo, eso suena tonto-
Eso era tan irracional como aceptar la existencia del youkai en sí. Pelear no era una opción, sí se supone que es un ser sobrenatural nada de lo que hicieran le iba a causar algún daño, por un momento hasta pensó si habría algún jutsu anti-youkai pero alejó esa idea dándose palmaditas el mismo en el cachete para dejar de imaginar cosas locas. Estaban demasiado alterados y dudaba que en ese estado alguno de los dos pudiera pensar con claridad.
-Creo que por ahora lo mejor será descansar y tranquilizarnos, ya mañana podríamos ver que hacemos- Dijo mientras se levantaba del sillón. -Necesito asimilar esto y creo que tú también, perdóname... con permiso- Reverenció antes de dirigirse a las escaleras.
La granizada no mermaba en ningún momento, el viento inclemente azotaba aquel sombrío pueblo donde la noche caería trayendo consigo una oscuridad sin luna y sin estrellas. En medio de las tinieblas apenas se vería la lumbre de una que otra vela a través de los polvorientos y sucios vidrios de las humildes casas. En las habitaciones de los jóvenes no sería diferente, un par de candelas sería lo único que dispondrían además de los muebles recién limpiados pero cuyo aroma a viejo era inconfundible, incluso habría una que otra rajadura en las ventanas.
"Tanta misería, tanto olvido..."
Tatsuya estaba muerto de cansancio, mas mental que físico. Se echó de frente a la cama levantando un poco de polvo, aunque era bastante cómodo con ese esponjoso edredón, al punto que no tardó en quedarse dormido sin haberse tapado, simplemente se dejó llevar esperando que el Baku lo acompañase en sus sueños.
A la altura de la media noche la tormenta empezaba a alejarse dejando tras de sí unas cuantas gotas que sonaban con cristalino y reconfortante tono. Pero aquella aparente calma se vió opacada por el grito desgarrador de una mujer en medio de la calle que rasgaba sus vestiduras bajo la lluvia. Despertando y causando pánico entre los habitantes del lugar que con antorchas se congregaban alrededor de la fémina.
-¡YUKA! ¡Se ha llevado a mi Yuka!-