15/05/2016, 02:22
Tatsuya escuchó cada palabra, y cada palabra lo hacía sentir más y más admiración. Él tenía una meta clara, y la única voz que lo haría cambiar de opinión seria la de su propio corazón. No podía reclamarle nada a alguien cuya convicción estaba libre de prejuicios. Con una voluntad tan grande para alguien de su edad, Kazuma era sin duda un shinobi hecho y derecho. "Demonios, empiezo a creer que soy la única persona sin nada por lo cual seguir adelante" A pesar de que Tatsuya es alguien que se apega bastante a las normas respetaba la forma de ver el mundo del Ishimura.
-Me das envidia- Dijo como resignado -Me duele ver gente fuerte como tú y no poder igualarte... "yo quisiera librarme del destino que me impusieron"
Pronto el anciano salió de la cabaña con un rostro diferente, un rostro demacrado contrario a la seguridad de antes, Tatsuya imaginó lo doloroso que pudo haber sido el encuentro con su vieja alumna. Pero antes de que pudiera intentar preguntar si se encontraba bien el hombre empezó con los preparativos para la ejecución del jutsu. Unas extrañas fórmulas de sellado empezaron a dibujarse en el suelo del lugar y el brillo rojo provocó una extraña reacción en los hongos liberando unas extrañas esporas que se empezaban a esparcir rápidamente.
El Ishimura preguntó de que se trataba y el hombre dió una explicación un tanto extraña para él. --Tendremos compañía, así que prepárense y no me dejen morir o todo estará perdido.-
-Espere, espere, ¿a que se refiere con compañía? Dijo un tanto preocupado, aunque el hombre se concentró en su técnica y no iba a responderle.
—Me parece bien —aseguro mientras desenvainó a Bohimei—. Recibiré a cualquier visitante indeseado con la espada en alto.
-¿Visitante indeseado? ¿estamos en peligro?- De la nada todo se había descuadrado y él no sabía porqué.
Pronto un ruido le hizo exaltarse y por reflejó desenfundó la espada lo más rápido que pudo poniéndose en posrtura de ataque, una vez más podía escuchar como algo los rodeaba, pero a diferencia de las otras ocasiones eran varios entes y nó sólo uno. Tenía los nervios de punta y por puro instinto empezó a canalizar Raiton en su espada, esperando a que se asomaran los protagonistas de la fiesta. Poco a poco hicieron acto de presencia una horda de animales con ojos negros y hundidos, incluyendo aves, reptiles y mamíferos por igual.
-Por las cejas de Yubiwa-sama...- Exclamó con los ojos bien abiertos.
Aquel ejército de animales zombificados se lanzaron hacia el trío presente, Tatsuya hizo lo posible para destajar a las avecillas que intentaban picotearle; siendo tan pequeñas se le dificultaba un poco. Una lagartija quería escurrirse directo al micólogo y tuvo que pisarla y aplastarla para evitarlo cuando una comadreja se le avalanzó encima. No le quedó de otra que patearla lejos, aunque cuando volvió lo primero que hizo fue cortarla en dos para que ya no volviera a molestarlo.
"Esto es una pesadilla"
Poco a poco aquello empezó a volverse una carnicería mientras el sujeto aún continuaba con el jutsu aumentando más y más la temperatura del ambiente, al de Taki no le quedaba de otra que seguir destajando a las criaturas enfermas del bosque con todo el dolor de su corazón. Acto seguido entraron en escena unos zorros y algunos venados, los cánidos amenazaban echando espuma por la boca mientras los venados saltaron a toda velocidad dispuestos a clavar esos cuernos en el pecho de los ahí presentes. Ambos shinobis tenían que coordinarse o sí no estarían acabados.
-Me das envidia- Dijo como resignado -Me duele ver gente fuerte como tú y no poder igualarte... "yo quisiera librarme del destino que me impusieron"
Pronto el anciano salió de la cabaña con un rostro diferente, un rostro demacrado contrario a la seguridad de antes, Tatsuya imaginó lo doloroso que pudo haber sido el encuentro con su vieja alumna. Pero antes de que pudiera intentar preguntar si se encontraba bien el hombre empezó con los preparativos para la ejecución del jutsu. Unas extrañas fórmulas de sellado empezaron a dibujarse en el suelo del lugar y el brillo rojo provocó una extraña reacción en los hongos liberando unas extrañas esporas que se empezaban a esparcir rápidamente.
El Ishimura preguntó de que se trataba y el hombre dió una explicación un tanto extraña para él. --Tendremos compañía, así que prepárense y no me dejen morir o todo estará perdido.-
-Espere, espere, ¿a que se refiere con compañía? Dijo un tanto preocupado, aunque el hombre se concentró en su técnica y no iba a responderle.
—Me parece bien —aseguro mientras desenvainó a Bohimei—. Recibiré a cualquier visitante indeseado con la espada en alto.
-¿Visitante indeseado? ¿estamos en peligro?- De la nada todo se había descuadrado y él no sabía porqué.
Pronto un ruido le hizo exaltarse y por reflejó desenfundó la espada lo más rápido que pudo poniéndose en posrtura de ataque, una vez más podía escuchar como algo los rodeaba, pero a diferencia de las otras ocasiones eran varios entes y nó sólo uno. Tenía los nervios de punta y por puro instinto empezó a canalizar Raiton en su espada, esperando a que se asomaran los protagonistas de la fiesta. Poco a poco hicieron acto de presencia una horda de animales con ojos negros y hundidos, incluyendo aves, reptiles y mamíferos por igual.
-Por las cejas de Yubiwa-sama...- Exclamó con los ojos bien abiertos.
Aquel ejército de animales zombificados se lanzaron hacia el trío presente, Tatsuya hizo lo posible para destajar a las avecillas que intentaban picotearle; siendo tan pequeñas se le dificultaba un poco. Una lagartija quería escurrirse directo al micólogo y tuvo que pisarla y aplastarla para evitarlo cuando una comadreja se le avalanzó encima. No le quedó de otra que patearla lejos, aunque cuando volvió lo primero que hizo fue cortarla en dos para que ya no volviera a molestarlo.
"Esto es una pesadilla"
Poco a poco aquello empezó a volverse una carnicería mientras el sujeto aún continuaba con el jutsu aumentando más y más la temperatura del ambiente, al de Taki no le quedaba de otra que seguir destajando a las criaturas enfermas del bosque con todo el dolor de su corazón. Acto seguido entraron en escena unos zorros y algunos venados, los cánidos amenazaban echando espuma por la boca mientras los venados saltaron a toda velocidad dispuestos a clavar esos cuernos en el pecho de los ahí presentes. Ambos shinobis tenían que coordinarse o sí no estarían acabados.