Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Alto, espera ¡¿te está gustando esto?! —A Tatsuya le pareció ver que el Ishimura se estaba divirtiendo—. Eso da un poquito de miedito ¿sabes? —Afirmó mientras una gota de sudor se dejaba ver.

No me temas a mí, témele a las endemoniadas criaturas que nos rodean. —Y como si su voz hubiese sido una llamada, los enemigos comenzaron a surgir de entre la maleza.

Figuras negras y esqueléticas eran las seis panteras que emergieron desde la sombras para rodearlos. Enormes y demacrados eran los osos que se movilizaron hasta entrar en el claro. Y como el símbolo de todo aquello una terrorífica y familiar ave de presa se posó en las alturas, expectante de la masacre que yacía en el suelo. El desafío máximo que aquel bosque podía ofrecer, aquello era la presente situación para el Ishimura. Una prueba épica era lo que tenía enfrente, el sobrevivir a aquello sería la prueba perfecta para sus habilidades.

Que la voluntad de Kawakage-sama me dé fortaleza... —Rogaba mientras se despojaba del obi dejando así su pecho al descubierto.

«Aquello se escuchó como unas extrañas últimas palabras —Opino Bohimei—. ¿Tú también tienes algunas, amo?»

«No planeo morir en un lugar como este —la confianza en sus palabras era absoluta—, pero en el peor de los casos, mi “epitafio” será el que hable por mí.»

De pronto la temperatura aumentó y fue entonces cuando la batalla decisiva comenzó. Los sonidos guturales producidos por aquellos animales agónicos y los que conservaban un poco de vida aún estando mutilados. El olor acre y penetrante que todo lo envolvía y que contaminaba el aire con la esencia de la muerte. La capa de seres desmembrados que yacía en suelo y la sensación viscosa y grasosa que tal cantidad de carne causaba al pisarla. Rodeados por una horda de monstruos y con un calor abrumador a sus espaldas. Para ambos jóvenes aquello sería lo más parecido al inframundo que habían visto hasta entonces.

La primera bestia en atacar fue el búho gigante que, cual mensajero de la muerte alada, se abalanzó sobre el de Usuzhio. A pesar de estar en un estado cercano al de un zombie, seguía manteniendo sus instintos de caza y se dejo caer en picada con un ángulo que hacía casi imposible el poder asestarle un golpe antes que aquellas garras destrozaran su carne.

«Tormenta Feroz - Castigo Inclemente - Viento Cortante —comenzó a recitar aquellas palabras en su mente mientras reunía chakra en su arma—. Gureiken: Gekido no Tsumarashi.»

El joven agitó su arma en el aire y con cada corte de la misma se desprendían delgadas láminas de chakra en forma de cuchillas curvas. Fueron cinco tajos cada uno con un color gris espectral y con un sonidos idéntico al grito furioso de algún ser atormentado. El ave no pudo evitar aquella técnica y terminó siendo despedazada en pleno vuelo y produciendo una lluvia de vísceras y plumas que bañaron al de ojos grises.

¡KAZUMA! —Por primera vez lo había llamado por su nombre a secas— ¡Yo atraeré a las panteras! —Sería carnada viva para ellas.

Se giró hacia donde estaba el Takanashi y pudo ver como este había acabado con dos enormes osos. Pese a su gran esfuerzo aún quedaban las panteras que permanecían totalmente determinadas a buscar el cuello de aquel joven.

¡Espera! —Grito en cuanto entendió el nivel de temeridad que había en el plan de su compañero.

Los felinos negros se abalanzaron sobre él y lo derribaron contra aquel suelo lleno de cuerpos muertos e inundado con aquella sangre que ya estaba caliente. Se podía ver como su ropa era desgarrada ante los zarpazos que se sucedían uno tras otro. Las bestias estaban tan empecinadas en despedazarlo que se amontonaban una sobre otra, formando una masa móvil de garras y colmillos.

«Alma que grita - Abandona el pesar - Corta con honor —era la primera vez que iba utilizar aquella técnica al máximo de su potencia, pero si quería salvar a su compañero no tenía tiempo de dudar—. Setsudan Tamashī.»

El joven inundó su espada con una corriente de chakra tres veces más densa que lo usual. Cuando por fin logró estabilizarla realizó un corte en el espacio liberando aquel enorme volumen de chakra. La técnica tomó una forma curvada y mientras se desplazaba, y cobrada fuerza, docenas de figuras esqueléticas se formaron en su estela. Todo esto mientras producía un atronador sonido idéntico al grito final de un guerrero arrojado a la batalla. La técnica avanzó hasta colisionar con el montón de panteras, produciendo todo una tempestad de carne destrozada, pero sin llegar a lastimar a su compañero.

Lo logre… —dijo al ver que su amigo aún respiraba—. Pero he utilizado demasiado chakra de un solo golpe.

El joven de cabellos blancos no pudo evitar tambalearse un poco por el cansancio y el intolerable calor. El éxito estaba en que habían acabado con aquella horda, pero pronto llegarían más si no se daban prisa, aunque el que tenía las palabras final en aquello era el micólogo que se mantenía quieto como una estatua.

¡Está listo, cúbranse! —Gritó el anciano a todo pulmón—. ¡Hogo-sha No Regashī: Odayakana Mori No Jōka Gisei!

El sello se activó y el calor aumentó exponencialmente hasta extremos insoportables. Dentro del círculo se elevó una llama blanca que parecía alcanzar las nubes y cuyo brillo era tan fuerte que quemaba como el sol la piel de los cercanos. El fuego se arremolino y comenzó a formar una especie de esfera ascendente que cuando se elevó por sobre el bosque opaco al sol y disperso las sombras. El orbe de llamas descendió, formando un torbellino que al llegar a tierra implosión. Y de pronto con una abrumadora onda de choque todo termino y quedo en silencio, dejando temporalmente inconscientes a todos los presentes.
[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]
Responder


Mensajes en este tema
RE: Un jabalí con guarnición de hongos y espadas - por Hanamura Kazuma - 16/05/2016, 06:05


This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.