21/05/2016, 04:43
Un par de horas habían transcurrido desde su llegada y el mentado Datsue seguía sin dar señales de vida, si bien había llegado temprano ahora le parecía que su compañero se había atrasado. Le gustaba creer que era porque había tenido un incoveniente justificable, pues no quería pensar mal sobre el actuar de un aliado que ni siquiera conocía. En lugar de prejuzgar mejor se dedicó a esperar recostado en la estatua, aunque le empezó a entrar algo de sueño. Después de haberse levantado tan temprano el cuerpo le estaba pasando factura, así terminó durmiéndose sin darse cuenta.
Poco tiempo le duró el descanso cuando escuchó a alguien que parecía vociferar en la lejanía. Parpadeó mientras su vista aún seguía borrosa por el repentino despertar, intentando localizar con la mirada a la fuente de los gritos. El sol ya habia avanzado pero no era capaz de saber que hora era exactamente. A lo lejos divisó a un niño de corta estatura, bueno, quizás tenía un tamaño normal pero comparado a Tatsuya era alguien bajito. Lo cierto es que el espadachín no quiso prestar mayor atención, pues ni siquiera habia escuchado con claridad lo que dijo el chico.
"Seguro es un niño frustrado por no poder ver a los pandas"
La mejor forma de ayudarlo era cumpliendo su misión, para cuando eso ocurriese todo volveria a la normalidad en Kuroshiro. Los negocios volverían a abrir, los paseos se reanudarían y con ello los niños serían felices de nuevo. El único incoveniente es que si el Uchiha no se dignaba a aparecer no podria ni empezar. Bostezó tapándose la boca y decidió seguir durmiendo otro rato en lo que seguía esperando, cerró los ojos y sólo faltaba que se dejase llevar una vez más, pero una nueva interrupción lo hizo ponerse en estado de alerta de nuevo.
"¿Eso es lo que creo que es?"
De entre los bambúes que se encontraban a la par del sendero un gruñido más tierno que amenazante se dejó escuchar, pronto un animalito semejante a una bolita de algodón negra y blanca saldría de entre las cañas y se cruzaría en el camino del niño que vestía el yukata azul apagado. El pequeño osezno de panda elevaría entonces su mirada observando con ojitos tiernos al chico, gruñendo dulcemente de nuevo como si le estuviera pidiendo algo.
Poco tiempo le duró el descanso cuando escuchó a alguien que parecía vociferar en la lejanía. Parpadeó mientras su vista aún seguía borrosa por el repentino despertar, intentando localizar con la mirada a la fuente de los gritos. El sol ya habia avanzado pero no era capaz de saber que hora era exactamente. A lo lejos divisó a un niño de corta estatura, bueno, quizás tenía un tamaño normal pero comparado a Tatsuya era alguien bajito. Lo cierto es que el espadachín no quiso prestar mayor atención, pues ni siquiera habia escuchado con claridad lo que dijo el chico.
"Seguro es un niño frustrado por no poder ver a los pandas"
La mejor forma de ayudarlo era cumpliendo su misión, para cuando eso ocurriese todo volveria a la normalidad en Kuroshiro. Los negocios volverían a abrir, los paseos se reanudarían y con ello los niños serían felices de nuevo. El único incoveniente es que si el Uchiha no se dignaba a aparecer no podria ni empezar. Bostezó tapándose la boca y decidió seguir durmiendo otro rato en lo que seguía esperando, cerró los ojos y sólo faltaba que se dejase llevar una vez más, pero una nueva interrupción lo hizo ponerse en estado de alerta de nuevo.
"¿Eso es lo que creo que es?"
De entre los bambúes que se encontraban a la par del sendero un gruñido más tierno que amenazante se dejó escuchar, pronto un animalito semejante a una bolita de algodón negra y blanca saldría de entre las cañas y se cruzaría en el camino del niño que vestía el yukata azul apagado. El pequeño osezno de panda elevaría entonces su mirada observando con ojitos tiernos al chico, gruñendo dulcemente de nuevo como si le estuviera pidiendo algo.