22/05/2016, 03:53
Para mala suerte del Takanashi el chiquillo lejos de ayudar parecía haberse quedado pasmado sin saber que hacer o algo parecido. El enojo hizo que una vena se marcase en su frente, cuando a lo lejos escuchó un grito. Al voltear a ver pudo observar que se trataba de un anciano de los que suelen cuidar a los pandas. Se debatía entre ir por el osito o en volver para escuchar lo que el monje tenía que decir.
Para cuando estuvo cerca vió como el niño pasó de el y se dirigió hacia donde estaba el viejo sin decirle nada al espadachín. Tatsuya no le recriminó nada, sólo le vió alejarse mientras pensaba si sería posible alcanzar al pequeño osezno. Al final decidió adentrarse en el bosque, esperaba que no se fuese demasiado lejos y así poder seguirlo. Para colmo su supuesto compañero aún no hacía acto de presencia, el retraso era importante para esas horas del día, así que mejor haría las cosas a su manera.
"Tendré que ocuparme de esto sólo, dudo que Datsue venga"
Así sin más se fue rumbo al bosque.
Entre tanto el anciano parecía estar bastante enojado, un joven con un montón de cañas en la espalda parecía acompañarle. Al ver acercarse al niño del yukata frunció el ceño y gritó escupiendo bastante saliva.
-Dije que ¡¿qué están haciendo?!- Refunfuñó.
Era un hombre un poco jorobado, pero aún en ese estado era más alto que el chico del moño.
-¿Eres tú uno de los ninjas que solicitamos?- Cada que terminaba de hablar parecía mover el bigote de una manera que parecía bailar -¿Dónde está el otro?- Exigió saber.
Mientras tanto el de ojos dispares se introdujo no muy lejos en el bosque, miró a los alrededores pero no había rastro del pequeño animal. En eso recordó una vieja lección que aprendió justamente en uno de sus antiguos viajes a kuroshiro. "Si se está tratando de ocultar entonces debe estar..." Alzó la mirada buscando en lo alto y fue ahí cuando divisó algunos bambués muertos y cruzados "...ahí estás" El pequeño osezno se había subido a uno de los troncos de bambú, los pandas son buenos trepadores aunque es raro que lo hagan, ahora sólo faltaba encontrar una manera de bajarlo de ahí.
Para cuando estuvo cerca vió como el niño pasó de el y se dirigió hacia donde estaba el viejo sin decirle nada al espadachín. Tatsuya no le recriminó nada, sólo le vió alejarse mientras pensaba si sería posible alcanzar al pequeño osezno. Al final decidió adentrarse en el bosque, esperaba que no se fuese demasiado lejos y así poder seguirlo. Para colmo su supuesto compañero aún no hacía acto de presencia, el retraso era importante para esas horas del día, así que mejor haría las cosas a su manera.
"Tendré que ocuparme de esto sólo, dudo que Datsue venga"
Así sin más se fue rumbo al bosque.
Entre tanto el anciano parecía estar bastante enojado, un joven con un montón de cañas en la espalda parecía acompañarle. Al ver acercarse al niño del yukata frunció el ceño y gritó escupiendo bastante saliva.
-Dije que ¡¿qué están haciendo?!- Refunfuñó.
Era un hombre un poco jorobado, pero aún en ese estado era más alto que el chico del moño.
-¿Eres tú uno de los ninjas que solicitamos?- Cada que terminaba de hablar parecía mover el bigote de una manera que parecía bailar -¿Dónde está el otro?- Exigió saber.
Mientras tanto el de ojos dispares se introdujo no muy lejos en el bosque, miró a los alrededores pero no había rastro del pequeño animal. En eso recordó una vieja lección que aprendió justamente en uno de sus antiguos viajes a kuroshiro. "Si se está tratando de ocultar entonces debe estar..." Alzó la mirada buscando en lo alto y fue ahí cuando divisó algunos bambués muertos y cruzados "...ahí estás" El pequeño osezno se había subido a uno de los troncos de bambú, los pandas son buenos trepadores aunque es raro que lo hagan, ahora sólo faltaba encontrar una manera de bajarlo de ahí.