22/05/2016, 17:42
—Ohhhh, pero que tenemos aquí, un imbécil queriéndose hacer el valiente— Chirrió los dientes una vez más provocando malestar en los oídos de los presentes. —Opciones te dimos, pero te has querido pasar de listo— Chasqueó los dedos y como por arte de magia otros tres sujetos aparecieron de la nada.
Tatsuya se volteó por reflejo y no pudo evitar sobresaltarse al ver que le habían bloqueado la salida, además el otro tipo parecía ya haberse recuperado del pequeño golpe que le dió. Se lamentó por ser tan descuidado, el hombre del corbatín había resultado ser más precavido de lo que esperaba al mantener guardaespaldas extra en los alrededores. En esas condiciones el Takanashi no podía pelear, eran demasiados y se encontraba acorralado.
—Ya le dije que sólo venía a buscar a una niña— Intentó disuadirlo.
—Ohhh, ¿ya no eres tan rudo verdad?— Sonrió de forma macabra. —Lamento informarte que ya es tarde para arrepentirse—
Por alguna razón al espadachín le chocaba la forma de hablar del sujeto, no podía sonar más cliché. Pero no era momento para preocuparse por el vocabulario del tipo, los tres matones que tenía atrás empezaron a desenvainar sus espadas y por el contrario el Takanashi colocó la suya de nuevo en el cinturón. Cuando los sujetos se lanzaron el realizó una cadena de sellos tras lo cual gran cantidad de rayos salieron de sus manos.
—¡Raiton: Kangehika!—
Si bien la descarga no era la gran cosa fue lo suficiente para asustarlos y hacerlos restroceder un poco, se esperaraban todo menos que fuese un ninja. Antes de que reaccionaran el pelinegro embistió como pudo al hombre que estaba en el centro para luego saltar por encima del sujeto tumbado, echándose a la fuga. Los matones planeaban seguirlo pero tres chasquidos del sujeto del corbatín los hizo frenar.
—Olvídense de él, vayan y abran el maldito portón— Dió otros dos chasquidos pero de manera lenta. —Sí es un shinobi de Uzushio se nos complicarán las cosas, así que háganlo rápido—
A pesar de tener bastante dinero debido a sus turbias movidas no tenía las influencias necesarias en puestos altos, por eso necesitaba expandirse más. Y el primer paso para lograrlo era conseguir los títulos de propiedad de esa escuela. Pronto todos los hombres se dirigieron a al portón y empezaron a empujarlo brutalmente provocando que este comenzara a ceder. La puerta de metal se estaba abollando y entre los cinco no tardarían en tumbarla.
Al escuchar los golpes la morena se sobresaltó pero su hermano la tomó de los hombros para intentar calmarla.
—Tendremos que seguir tu plan, si funciona o no funciona habrá que probar— Una sonrisa de confianza se dejó ver en su rostro. —Subirán primero ustedes dos y cuando estén arriba ustedes me ayudarán ¿de acuerdo?—
Tras esas palabras el muchacho tomó y amarró tres de las cuerdas de saltar a una de las pesas, haciendo nudos en ella para poder usarlos como apoyo. Cuando estuvo lista la lanzó con la esperanza de engancharla en la ventana y así poder escapar; El vidrio se rompió y algunos cristales cayeron en consecuencia, el hermano jaló de la soga para verificar que era estable. Asintió con la cabeza y le ofreció la cuerda a chica con el destrozado kimono.
—Vamos tú primero— Dijo la hermana mientras juntaba sus manos a manera de darle apoyo a Nonoha.
Entre tanto el shinobi de Takigakure seguía merodeando el área, sospechaba que algo andaba terriblemente mal pero no podía acercarse sin el riesgo que el hombre quisiera arrancarle la cabeza. No tenía mas pistas de a donde se había ido la kunoichi y si regresaba sin ella no podría verle la cara al señor Ren. Si la niña se veía lastimada de alguna manera no se lo perdonaría.
"Tengo que averiguar que trama ese hombre"
Tatsuya se volteó por reflejo y no pudo evitar sobresaltarse al ver que le habían bloqueado la salida, además el otro tipo parecía ya haberse recuperado del pequeño golpe que le dió. Se lamentó por ser tan descuidado, el hombre del corbatín había resultado ser más precavido de lo que esperaba al mantener guardaespaldas extra en los alrededores. En esas condiciones el Takanashi no podía pelear, eran demasiados y se encontraba acorralado.
—Ya le dije que sólo venía a buscar a una niña— Intentó disuadirlo.
—Ohhh, ¿ya no eres tan rudo verdad?— Sonrió de forma macabra. —Lamento informarte que ya es tarde para arrepentirse—
Por alguna razón al espadachín le chocaba la forma de hablar del sujeto, no podía sonar más cliché. Pero no era momento para preocuparse por el vocabulario del tipo, los tres matones que tenía atrás empezaron a desenvainar sus espadas y por el contrario el Takanashi colocó la suya de nuevo en el cinturón. Cuando los sujetos se lanzaron el realizó una cadena de sellos tras lo cual gran cantidad de rayos salieron de sus manos.
—¡Raiton: Kangehika!—
Si bien la descarga no era la gran cosa fue lo suficiente para asustarlos y hacerlos restroceder un poco, se esperaraban todo menos que fuese un ninja. Antes de que reaccionaran el pelinegro embistió como pudo al hombre que estaba en el centro para luego saltar por encima del sujeto tumbado, echándose a la fuga. Los matones planeaban seguirlo pero tres chasquidos del sujeto del corbatín los hizo frenar.
—Olvídense de él, vayan y abran el maldito portón— Dió otros dos chasquidos pero de manera lenta. —Sí es un shinobi de Uzushio se nos complicarán las cosas, así que háganlo rápido—
A pesar de tener bastante dinero debido a sus turbias movidas no tenía las influencias necesarias en puestos altos, por eso necesitaba expandirse más. Y el primer paso para lograrlo era conseguir los títulos de propiedad de esa escuela. Pronto todos los hombres se dirigieron a al portón y empezaron a empujarlo brutalmente provocando que este comenzara a ceder. La puerta de metal se estaba abollando y entre los cinco no tardarían en tumbarla.
Al escuchar los golpes la morena se sobresaltó pero su hermano la tomó de los hombros para intentar calmarla.
—Tendremos que seguir tu plan, si funciona o no funciona habrá que probar— Una sonrisa de confianza se dejó ver en su rostro. —Subirán primero ustedes dos y cuando estén arriba ustedes me ayudarán ¿de acuerdo?—
Tras esas palabras el muchacho tomó y amarró tres de las cuerdas de saltar a una de las pesas, haciendo nudos en ella para poder usarlos como apoyo. Cuando estuvo lista la lanzó con la esperanza de engancharla en la ventana y así poder escapar; El vidrio se rompió y algunos cristales cayeron en consecuencia, el hermano jaló de la soga para verificar que era estable. Asintió con la cabeza y le ofreció la cuerda a chica con el destrozado kimono.
—Vamos tú primero— Dijo la hermana mientras juntaba sus manos a manera de darle apoyo a Nonoha.
Entre tanto el shinobi de Takigakure seguía merodeando el área, sospechaba que algo andaba terriblemente mal pero no podía acercarse sin el riesgo que el hombre quisiera arrancarle la cabeza. No tenía mas pistas de a donde se había ido la kunoichi y si regresaba sin ella no podría verle la cara al señor Ren. Si la niña se veía lastimada de alguna manera no se lo perdonaría.
"Tengo que averiguar que trama ese hombre"