27/05/2016, 17:04
—Se me hizo extraña su actitud, en vez de ayudar parecía querer echarnos de ahí— Se llevó la mano al mentón. —O puede ser que sea una simple paranoia mía— Sacudió su cabeza, como intentando alejar esas ideas. —Sea como sea, debemos seguir— Miró entonces son recelo el camino de árboles.
La tenue luz de luna le generaba desconfianza, pero mayor fue su desagrado cuando al seguir el sendero la oscuridad los volvió a cubrir. Había muchas ramitas en el suelo que crujían al andar, además de que no se escuchaba el sonido de ningún ser viviente, ni siquiera había señas de insectos o aves nocturnas. Lo único que interrumpía el silencio eran los propios pasos de los shinobis.
—No siento que este camino tenga fin— Comentó al aire.
Efectivamente, habrían caminado un buen trecho. Pero el patrón de árboles se hacía interminable a medida que avanzaban, ningún pasaje natural tendría aquellas características. Lo peor estaba por venir, de pronto los árboles se agitaron, no era un temblor ni tampoco el viento, los troncos de los árboles se sacudieron en el más estricto sentido de la palabra. Fue cosa de tres segundos, pero aquelló bastó para que el Takanashi se frenara del susto.
—¡Esto no puede ser real!— Exclamó —No, no, no— Su mente no podía aceptarlo.
Pero lo era, los árboles eran reales, el camino era real. No había truco. Se acercó a uno de los troncos y lo golpeó con todas sus fuerzas, pero lo único que logró fue lastimarse la mano.
—¡Auh!— Exclamó mientras se agarraba los dedos.
Sólo había dos sitios a donde ir, al frente o hacia atrás. Pero la incertidumbre de que habría al final abrumaba al genin de Taki. Sí encontraban a la niña y al youkai, no sabía sí podrían hacer algo contra el ser espectral. La meta ahora le parecía más lejana y difícil.
La tenue luz de luna le generaba desconfianza, pero mayor fue su desagrado cuando al seguir el sendero la oscuridad los volvió a cubrir. Había muchas ramitas en el suelo que crujían al andar, además de que no se escuchaba el sonido de ningún ser viviente, ni siquiera había señas de insectos o aves nocturnas. Lo único que interrumpía el silencio eran los propios pasos de los shinobis.
—No siento que este camino tenga fin— Comentó al aire.
Efectivamente, habrían caminado un buen trecho. Pero el patrón de árboles se hacía interminable a medida que avanzaban, ningún pasaje natural tendría aquellas características. Lo peor estaba por venir, de pronto los árboles se agitaron, no era un temblor ni tampoco el viento, los troncos de los árboles se sacudieron en el más estricto sentido de la palabra. Fue cosa de tres segundos, pero aquelló bastó para que el Takanashi se frenara del susto.
—¡Esto no puede ser real!— Exclamó —No, no, no— Su mente no podía aceptarlo.
Pero lo era, los árboles eran reales, el camino era real. No había truco. Se acercó a uno de los troncos y lo golpeó con todas sus fuerzas, pero lo único que logró fue lastimarse la mano.
—¡Auh!— Exclamó mientras se agarraba los dedos.
Sólo había dos sitios a donde ir, al frente o hacia atrás. Pero la incertidumbre de que habría al final abrumaba al genin de Taki. Sí encontraban a la niña y al youkai, no sabía sí podrían hacer algo contra el ser espectral. La meta ahora le parecía más lejana y difícil.