27/05/2016, 18:22
Hidetaka asintió, y caminó rapidamente hasta la puerta pero sin quitarle la mirada asesina de encima al Uchiha. Abrió la puerta y salió del lugar, pero hizo una seña con la mano antes de cerrar la puerta tras de sí. Entre tanto el doctor con una cara de sorpresa respondió al Uchiha.
—Uf, no lo creo— Afirmó. —Ahora que recuerdo, los ojos de ese muchacho se me hacen familiares— Se quitó los lentes y los colocó en la mesilla. —Sí la memoria no me falla, hace ya varios años su padre lo trajo aquí una vez porque se peleó con otro niño y le dieron una paliza monumental— Tomó la toalla y se limpió la frente. —En aquel entonces era un crío serio pero que a la mínima se ponía sentimental, además que no toleraba bien los golpes. Sí sigue siendo el mismo probablemente no se recupere del todo sino hasta mañana— Concluyó.
Poco tiempo después de que el médico terminó de hablar se escucharon pasos acelerados en las afueras. Entraron en el sitió y sin siquiera tocar Hidetaka entró a la habitación bastante nervioso, sólo para instantes después ser empujado por el monje anciano y caer de cara al suelo. El encargado caminó por sobre la espalda de Hidetaka cómo sí de un tapete se tratase y miró a todos lados mientras movía su bigote, hasta que clavó su mirada sobre Datsue.
—¡Tú grandísimo indio!— Dijo acusadoramente al Uchiha. —¡Les dije que volvieran rápido! ¡Y miren a la hora que vienen!— Estaba muy, muy enfadado.
El moreno en el piso alzó un dedo como queriendo decir algo, ante ello el anciano se bajó de su espalda, dejando a Hidetaka de alfombra en el piso y caminó hacía el portador del sharingan.
—No sólo regresaron tarde sino que no trajeron al supuesto panda— El bigote danzaba con cada palabra —¡Y para colmo resulta que uno de los dos terminó herido quién sabe cómo!—
—Oye Ikki— Interrumpió el doctor —¿Te acuerdas de Tenma? ¿El tío ese raro de capa negra y guadaña?—
—No es momento para remenbranzas Jaro— Contestó molesto —Como te decía— Volvió a centrar su atención en Datsue. —No pienso dejarles pasar su incompetencia, mandaré a traer a otros ninja para que cumplan el trabajo, porque ustedes dos se ve que son un par de inútiles—
—Yo sólo quería avisar que...— Estaba por interrumpir de nuevo.
Aquello se había vuelto un desmadre, donde todos querían hablar y nadie se podía poner de acuerdo. Sin duda alguna la situación iba de mal en peor y la misión corría peligro. No parecía que la cosa fuese a terminar de buena manera para nadie.
—Uf, no lo creo— Afirmó. —Ahora que recuerdo, los ojos de ese muchacho se me hacen familiares— Se quitó los lentes y los colocó en la mesilla. —Sí la memoria no me falla, hace ya varios años su padre lo trajo aquí una vez porque se peleó con otro niño y le dieron una paliza monumental— Tomó la toalla y se limpió la frente. —En aquel entonces era un crío serio pero que a la mínima se ponía sentimental, además que no toleraba bien los golpes. Sí sigue siendo el mismo probablemente no se recupere del todo sino hasta mañana— Concluyó.
Poco tiempo después de que el médico terminó de hablar se escucharon pasos acelerados en las afueras. Entraron en el sitió y sin siquiera tocar Hidetaka entró a la habitación bastante nervioso, sólo para instantes después ser empujado por el monje anciano y caer de cara al suelo. El encargado caminó por sobre la espalda de Hidetaka cómo sí de un tapete se tratase y miró a todos lados mientras movía su bigote, hasta que clavó su mirada sobre Datsue.
—¡Tú grandísimo indio!— Dijo acusadoramente al Uchiha. —¡Les dije que volvieran rápido! ¡Y miren a la hora que vienen!— Estaba muy, muy enfadado.
El moreno en el piso alzó un dedo como queriendo decir algo, ante ello el anciano se bajó de su espalda, dejando a Hidetaka de alfombra en el piso y caminó hacía el portador del sharingan.
—No sólo regresaron tarde sino que no trajeron al supuesto panda— El bigote danzaba con cada palabra —¡Y para colmo resulta que uno de los dos terminó herido quién sabe cómo!—
—Oye Ikki— Interrumpió el doctor —¿Te acuerdas de Tenma? ¿El tío ese raro de capa negra y guadaña?—
—No es momento para remenbranzas Jaro— Contestó molesto —Como te decía— Volvió a centrar su atención en Datsue. —No pienso dejarles pasar su incompetencia, mandaré a traer a otros ninja para que cumplan el trabajo, porque ustedes dos se ve que son un par de inútiles—
—Yo sólo quería avisar que...— Estaba por interrumpir de nuevo.
Aquello se había vuelto un desmadre, donde todos querían hablar y nadie se podía poner de acuerdo. Sin duda alguna la situación iba de mal en peor y la misión corría peligro. No parecía que la cosa fuese a terminar de buena manera para nadie.