28/05/2016, 01:25
Poco a poco, una tímida luz comenzaba a iluminar el túnel desde el extremo final de de este. Ambos shinobis estaban ya muy cerca de la salida, cuando de repente el silencio fue roto por el canto de una niña. No sería una mala señal si no fuese por la extraña sensación de que prenía de todas partes y de ninguna a la vez, la Hyuga no sabía muy bien como explicarlo pero aquello volvió a ponerla aún más nerviosa
"No, no puede ser..." Mitsuki no podía dar crédito a lo que estaba viviendo, de repente la hipótesis de que los aguardaba un Youkai cobraba más fuerza.
Tal y como vino el canto, se marchó dejando su lugar al llanto y las campanillas una vez más. La de Kusabi no sabía muy bien que pensar, por suerte la voz de su compañero le hizo recordar que lo único importante en aquel momento era seguir avanzando y salir de aquel lugar.
No tardaron demasiado en cruzar por fin el umbral que ponía fin al pasaje, dejando atrás aquel túnel de ramas y enredaderas. Sin embargo, lo que la luz les dejó ver no era lo que esperaban. Frente a ellos un árbol, un enorme roble, coronando un enorme claro rodeado en sus lindes por una gran variedad de plantas.
Pero no era aquello lo que hizo que la joven se detuviese en seco, a los pies del árbol había una figura. Era del tamaño de una niña pequeña, vestida con un kimono rojo y una máscara de un zorro
—¿Pero que signica esto?—
Eso era lo que quería saber la kunoichi, que demonios significaba aquella escena. La peliblanca paseo la mirada por los alrededores pero no había rastro de nadie más en aquel lugar.
—Esa muñeca...— murmuró la joven casi para sí, avanzó lentamente hasta situarse a un par de metros de la muñeca quedando justo frente a ella —¿Dónde está la niña?— pregunto con voz autoritaria y clara, no sabía muy bien por qué pero era lo que le pedía su corazón. Quizás todo aquel estrés la había vuelto loca o tal vez su instinto la estuviese avisando de algo que no era capaz de darse cuenta que estaba percibiendo... pero para ella aquella muñeca tenía la respuesta.
Allí estaba ella, de pie, muerta de frío frente a una muñeca aguardando una respuesta. Surrealista sin duda, pero... ¿no lo había sido ya todo lo anterior?
"No, no puede ser..." Mitsuki no podía dar crédito a lo que estaba viviendo, de repente la hipótesis de que los aguardaba un Youkai cobraba más fuerza.
Tal y como vino el canto, se marchó dejando su lugar al llanto y las campanillas una vez más. La de Kusabi no sabía muy bien que pensar, por suerte la voz de su compañero le hizo recordar que lo único importante en aquel momento era seguir avanzando y salir de aquel lugar.
No tardaron demasiado en cruzar por fin el umbral que ponía fin al pasaje, dejando atrás aquel túnel de ramas y enredaderas. Sin embargo, lo que la luz les dejó ver no era lo que esperaban. Frente a ellos un árbol, un enorme roble, coronando un enorme claro rodeado en sus lindes por una gran variedad de plantas.
Pero no era aquello lo que hizo que la joven se detuviese en seco, a los pies del árbol había una figura. Era del tamaño de una niña pequeña, vestida con un kimono rojo y una máscara de un zorro
—¿Pero que signica esto?—
Eso era lo que quería saber la kunoichi, que demonios significaba aquella escena. La peliblanca paseo la mirada por los alrededores pero no había rastro de nadie más en aquel lugar.
—Esa muñeca...— murmuró la joven casi para sí, avanzó lentamente hasta situarse a un par de metros de la muñeca quedando justo frente a ella —¿Dónde está la niña?— pregunto con voz autoritaria y clara, no sabía muy bien por qué pero era lo que le pedía su corazón. Quizás todo aquel estrés la había vuelto loca o tal vez su instinto la estuviese avisando de algo que no era capaz de darse cuenta que estaba percibiendo... pero para ella aquella muñeca tenía la respuesta.
Allí estaba ella, de pie, muerta de frío frente a una muñeca aguardando una respuesta. Surrealista sin duda, pero... ¿no lo había sido ya todo lo anterior?