1/06/2016, 00:07
—¡No!— Respondió con voz infantil pero enojada a la vez.
La pequeña entonces alzó su otra mano y al hacerlo el roble entero se sacudió con violencia, como lo habían hecho los árboles en el túnel. La niña entonces movió su mano y las ramas parecían ser dirigidas por ella, con un movimiento brusco se dirigieron hacia ambos shinobis con fiereza.
—¡Alto!— Le exigió en vano el Takanashi.
Tatsuya saltó como pudo para intentar esquivarlas pero una de ellas golpeó su brazo, la de la máscara de zorro seguia dirigiendo la escena como si se tratase del director de una orquesta, siendo la melodía el crujir de la madera junto al repicar de las campanillas. Entre salto y salto al espadachín se le estaba haciendo imposible intentar acercarse siquiera a la pequeña Yuka, era obvio que no iba a dejar que se la llevaran con facilidad.
—¡Mitsuki-chan!— Trató de llamar a su acompañante.
Otra rama lo golpeó a medio salto en el aire, mandándolo a chocar contra las paredes arbóreas. La niña de kimono rojo entonces apretó su puño y lo volvio a abrir, las ramas sujetaron a la chiquilla raptada, la cual despertó al instante y ante la escena comenzó a gritar y llorar.
—¡Mamá!— Gritó buscando auxilio.
El ataque cesó, pero luego de eso el suelo que había debajo de la cúpula se desarmó en varias ramificaciones, dejando a los dos shinobis a la deriva mientras las ramas sujetaban a la niña, a su vez que la de la máscara de zorro se sentaba con suavidad en esas mismas ramas, viendo cómo los dos ninjas se las arreglaban ahora que ya no habia suelo fijo.
La pequeña entonces alzó su otra mano y al hacerlo el roble entero se sacudió con violencia, como lo habían hecho los árboles en el túnel. La niña entonces movió su mano y las ramas parecían ser dirigidas por ella, con un movimiento brusco se dirigieron hacia ambos shinobis con fiereza.
—¡Alto!— Le exigió en vano el Takanashi.
Tatsuya saltó como pudo para intentar esquivarlas pero una de ellas golpeó su brazo, la de la máscara de zorro seguia dirigiendo la escena como si se tratase del director de una orquesta, siendo la melodía el crujir de la madera junto al repicar de las campanillas. Entre salto y salto al espadachín se le estaba haciendo imposible intentar acercarse siquiera a la pequeña Yuka, era obvio que no iba a dejar que se la llevaran con facilidad.
—¡Mitsuki-chan!— Trató de llamar a su acompañante.
Otra rama lo golpeó a medio salto en el aire, mandándolo a chocar contra las paredes arbóreas. La niña de kimono rojo entonces apretó su puño y lo volvio a abrir, las ramas sujetaron a la chiquilla raptada, la cual despertó al instante y ante la escena comenzó a gritar y llorar.
—¡Mamá!— Gritó buscando auxilio.
El ataque cesó, pero luego de eso el suelo que había debajo de la cúpula se desarmó en varias ramificaciones, dejando a los dos shinobis a la deriva mientras las ramas sujetaban a la niña, a su vez que la de la máscara de zorro se sentaba con suavidad en esas mismas ramas, viendo cómo los dos ninjas se las arreglaban ahora que ya no habia suelo fijo.