3/06/2016, 00:21
Aquella niña o cosa no parecía terminar de comprender la pregunta, o mejor dicho no quería entederlo pues sin más se dedico a cantarruer mientras se columpiaba sobre la rama en la que se encontraba. Como si Tatsuya y Mitsuki no representasen amenaza alguna para ella. Aquello llevó al joven hasta el límite de su paciencia, enfurecido reclamó la atención de la enmascarada pero al no recibir respuesta, se llevó la mano hasta su portaobjetos para después lanzar unas shurikens en dirección a la niña.
—¡Detente!— trató de impedir que su compañero conviertiese aquello en una batalla, pero fue totalmente en vano. La del kimono rojo esquivó con una agilidad sorprendente el ataque y no solo eso, si no que tras reaparecer un poco más atrás de la primera posición ahora se disponía al contra ataque.
Con un movimiento de sus manos, las ramas comenzaron a moverse de nuevo, esta vez tratando de atrapar a los shinobis
"Así que aquí también llega su habilidad... solo estaba jugando con nosotros..."
La de Kusabi trato de escapar pero una rama la agarro por el hombro izquierdo y otra en el tobillo derecho, Mitsuki no se resistió ante aquello al contrario que su compañero al que ahora no podía ver.
—¡Tatsuya, ¿sigues ahí?!— pregunto la joven lo suficientemente algo para que la oyesen
"Ahora si que estamos en problemas... espero que al menos Tatsuya siga bien..."
Alzó la mirada para volver a centrarse en la escena, la niña seguía llorando a pleno pulmón mientras la otra dedicaba su atención a los shinobis que acababa de atrapar.
"Parece que la diplomacia a fallado..." dejó escapar un suspiro "y la alternativa me parece aún más complicada, al menos mientras estemos sobre este árbol" miró a su alrededor tratando de encontrar una forma de ascender, aunque primero debería safarse de aquellas ramas que la aprisionaban "En momentos como estos es cuando me doy cuenta que debería entrenar más... soy una inútil en combate a distancia y bastante deficiente cuerpo a cuerpo... ergo no sirvo para nada... para colmo he metido a Tatsuya en esto" la joven no podía evitar lamentarse "¿qué podemos hacer?"
La empresa se le antojaba imposible, aquella criatura enmascarada tenía todas las de ganar. Casi se podía decir que habían fracasado estrepitosamente en su empresa
"No, no, no" movió la cabeza tratando de centrarse "No puedo darme por vencida, no ahora, no después de todo lo que hemos pasado para llegar hasta aquí... no sabiendo lo que le ocurrirá esa pobre chiquilla si no la rescatamos" la Hyuga se llevó su mano derecha hasta el hombro izquierdo y de un fuerte tirón consiguió safarse de la rama, sin embargo otra trató de remplazar a la anterior casi en el acto.
Más, esta vez, la rama se quebro en mil pedazos al entrar en contacto con la mano de la de Kusabi.
"No me rendiré mientras siga en pie" se dijo así misma
Ahora desde su posición podía ver a Tatsuya que estaba tratando de escalar hasta la rama de la que colgaba, estaba atrapado por el tobillo pero parecía estar bien. Tras serciorarse que su compañero seguía vivo, centró la mirada de su Byakugan en la niña de rojo, era hora de saber si de verdad era un fantasma y que clase de truco controlaba aquel árbol.
"Veamos si eres o no de este mundo"
Las blancas pupilas, rodeadas por venas hinchadas, daban un aspecto más duro al rostro de Mitsuki.
—¡Entréganos a la niña!— reclamó con ánimos renovados
—¡Detente!— trató de impedir que su compañero conviertiese aquello en una batalla, pero fue totalmente en vano. La del kimono rojo esquivó con una agilidad sorprendente el ataque y no solo eso, si no que tras reaparecer un poco más atrás de la primera posición ahora se disponía al contra ataque.
Con un movimiento de sus manos, las ramas comenzaron a moverse de nuevo, esta vez tratando de atrapar a los shinobis
"Así que aquí también llega su habilidad... solo estaba jugando con nosotros..."
La de Kusabi trato de escapar pero una rama la agarro por el hombro izquierdo y otra en el tobillo derecho, Mitsuki no se resistió ante aquello al contrario que su compañero al que ahora no podía ver.
—¡Tatsuya, ¿sigues ahí?!— pregunto la joven lo suficientemente algo para que la oyesen
"Ahora si que estamos en problemas... espero que al menos Tatsuya siga bien..."
Alzó la mirada para volver a centrarse en la escena, la niña seguía llorando a pleno pulmón mientras la otra dedicaba su atención a los shinobis que acababa de atrapar.
"Parece que la diplomacia a fallado..." dejó escapar un suspiro "y la alternativa me parece aún más complicada, al menos mientras estemos sobre este árbol" miró a su alrededor tratando de encontrar una forma de ascender, aunque primero debería safarse de aquellas ramas que la aprisionaban "En momentos como estos es cuando me doy cuenta que debería entrenar más... soy una inútil en combate a distancia y bastante deficiente cuerpo a cuerpo... ergo no sirvo para nada... para colmo he metido a Tatsuya en esto" la joven no podía evitar lamentarse "¿qué podemos hacer?"
La empresa se le antojaba imposible, aquella criatura enmascarada tenía todas las de ganar. Casi se podía decir que habían fracasado estrepitosamente en su empresa
"No, no, no" movió la cabeza tratando de centrarse "No puedo darme por vencida, no ahora, no después de todo lo que hemos pasado para llegar hasta aquí... no sabiendo lo que le ocurrirá esa pobre chiquilla si no la rescatamos" la Hyuga se llevó su mano derecha hasta el hombro izquierdo y de un fuerte tirón consiguió safarse de la rama, sin embargo otra trató de remplazar a la anterior casi en el acto.
Más, esta vez, la rama se quebro en mil pedazos al entrar en contacto con la mano de la de Kusabi.
"No me rendiré mientras siga en pie" se dijo así misma
Ahora desde su posición podía ver a Tatsuya que estaba tratando de escalar hasta la rama de la que colgaba, estaba atrapado por el tobillo pero parecía estar bien. Tras serciorarse que su compañero seguía vivo, centró la mirada de su Byakugan en la niña de rojo, era hora de saber si de verdad era un fantasma y que clase de truco controlaba aquel árbol.
"Veamos si eres o no de este mundo"
Las blancas pupilas, rodeadas por venas hinchadas, daban un aspecto más duro al rostro de Mitsuki.
—¡Entréganos a la niña!— reclamó con ánimos renovados