3/06/2016, 17:19
—¡Estoy acá!— Le indicó a la kunoichi.
Estando de cabeza todo se le estaba complicando más de lo que ya era, no podía ver que era lo que estaba ocurriendo exactamente, así que se limitó a intentar safarse a toda costa. Además que se esstaba poniendo muy nervioso al no disponer de su arma, se sentía extremadamente desprotegido y toda su atención se centraría en recuperarla, ignorando mientras tanto lo que ocurría a su alrdedor.
"Todo está empeorando"
La chiquilla del kimono por primera vez en todo este tiempo pareció sorprenderse al ver como una de las ramas era destruida por la mano de la kunoichi, su impresión sería mayor al ver los ojos blancos de la Hyuga. Mitsuki podría ver la red de chakra de la niña con máscara de zorro, y si tenía red de chakra era porque se trataba de un humano y no de un espectro. Sin embargo ocultaba algo más, bajo ese disfraz no había rostro, quizás el ejecutante no consideró necesario poner una cara bajo la máscara. En tal caso estaban ante un caso de Henge no Jutsu y la chiquilla parecía haberse dado cuenta que la habían descubierto.
—No, vosotros vendreis conmigo— Amenazó.
El color del chakra de él o la farsante tenía tono rojizo, igual de rojo que el kimono que portaba. Movió su mano con rapidez y las ramas que parecían haber formado la cúpula se deshicieron, las antorchas seguían sujetas pero su lumbre ya no era necesaria pues la suave luz de la luna entre las nubes de lluvia alumbraba ahora el lugar. Se encargó también de envolver con su enredadera a la niña, tapándole la boca mientras sus gritos eran ahogados.
—Esta es, la venganza de Aki— Dijo solemne.
Hizo el sello de carnero con una mano y los presentes verían como la figura del kimono rojo se fundía con la rama. Para cualquiera parecería que había desaparecido, pero la Hyuga podría observar cómo se había mezclado con el árbol mismo, moviendose dentro de la estructura del tronco a una gran velocidad. Aunque no fuese un youkai cómo les había hecho creer, sí que se trataba de alguien con poderes mucho mayores a los de ellos.
El Takanashi al final decidió buscar otra manera de liberarse, logró flexionarse y alcanzar su protaobjetos, con cuidado sacó una shuriken y un trozo de hilo. Se las arregló para atarlos y como pudo la lanzó hacia donde estaba su katana atascada, tratando de enredar el hilo a su espada. Al hacerlo logró atraer la ninjato a sus manos, sintiéndose aliviado al recuperarla. Esta vez no planeaba fallar a la hora de cortar la rama, dejó fluir el chakra hacia el arma y con un relampagueante tajo cortó la rama que lo tenía atrapado. Logró caer de pie un poco más abajo, pero rápidamente empezó a saltar hacia arriba para llegar al sitio donde estaba la kunoichi.
—¿Adónde se fue?— Preguntó al no ver a su rival. —¿Y que le ocurren a tus ojos?— Preguntó extrañado.
Estando de cabeza todo se le estaba complicando más de lo que ya era, no podía ver que era lo que estaba ocurriendo exactamente, así que se limitó a intentar safarse a toda costa. Además que se esstaba poniendo muy nervioso al no disponer de su arma, se sentía extremadamente desprotegido y toda su atención se centraría en recuperarla, ignorando mientras tanto lo que ocurría a su alrdedor.
"Todo está empeorando"
La chiquilla del kimono por primera vez en todo este tiempo pareció sorprenderse al ver como una de las ramas era destruida por la mano de la kunoichi, su impresión sería mayor al ver los ojos blancos de la Hyuga. Mitsuki podría ver la red de chakra de la niña con máscara de zorro, y si tenía red de chakra era porque se trataba de un humano y no de un espectro. Sin embargo ocultaba algo más, bajo ese disfraz no había rostro, quizás el ejecutante no consideró necesario poner una cara bajo la máscara. En tal caso estaban ante un caso de Henge no Jutsu y la chiquilla parecía haberse dado cuenta que la habían descubierto.
—No, vosotros vendreis conmigo— Amenazó.
El color del chakra de él o la farsante tenía tono rojizo, igual de rojo que el kimono que portaba. Movió su mano con rapidez y las ramas que parecían haber formado la cúpula se deshicieron, las antorchas seguían sujetas pero su lumbre ya no era necesaria pues la suave luz de la luna entre las nubes de lluvia alumbraba ahora el lugar. Se encargó también de envolver con su enredadera a la niña, tapándole la boca mientras sus gritos eran ahogados.
—Esta es, la venganza de Aki— Dijo solemne.
Hizo el sello de carnero con una mano y los presentes verían como la figura del kimono rojo se fundía con la rama. Para cualquiera parecería que había desaparecido, pero la Hyuga podría observar cómo se había mezclado con el árbol mismo, moviendose dentro de la estructura del tronco a una gran velocidad. Aunque no fuese un youkai cómo les había hecho creer, sí que se trataba de alguien con poderes mucho mayores a los de ellos.
El Takanashi al final decidió buscar otra manera de liberarse, logró flexionarse y alcanzar su protaobjetos, con cuidado sacó una shuriken y un trozo de hilo. Se las arregló para atarlos y como pudo la lanzó hacia donde estaba su katana atascada, tratando de enredar el hilo a su espada. Al hacerlo logró atraer la ninjato a sus manos, sintiéndose aliviado al recuperarla. Esta vez no planeaba fallar a la hora de cortar la rama, dejó fluir el chakra hacia el arma y con un relampagueante tajo cortó la rama que lo tenía atrapado. Logró caer de pie un poco más abajo, pero rápidamente empezó a saltar hacia arriba para llegar al sitio donde estaba la kunoichi.
—¿Adónde se fue?— Preguntó al no ver a su rival. —¿Y que le ocurren a tus ojos?— Preguntó extrañado.