7/06/2016, 20:50
La niña ya no pensaba seguir con la obra de teatro, era hora de bajar el telón. Volteó la cabeza al escuchar cómo la Hyuga anunciaba su ataque tratando de impedir que rematase a su compañero. Sin embargo los reflejos de la enmascarada entraron en acción y dió un salto mortal hacia atrás, viéndose cara a cara durante unos segundos con la de Uzu mientras realizaba la pirueta, cuando estuvo detrás de ella le propinó también un corte con la gran naginata en la espalda para luego golpearla en la nuca con el mango del arma, mandándola a volar en el acto.
—Aki tendrá tres nuevos amigos—
La peliblanca caería cerca de Tatsuya, a no más de dos metros de él. El espadachín abrió los ojos y trató de arrastrarse hacia la Hyuga, estirando su brazo para alcanzarla sólo para que la del kimono rojo se acercase y le pisotease la mano en el intento.
—¡AHHHHHHHH!— Chilló el muchacho.
La que blandía la alabarda le dió un pisotón en el pecho y luego caminó hacia la kunoichi para darle una patada en la cabeza, aunque por unos instantes se quedó viendo el rostro de la joven por alguna razón.
—Es triste que esta cadena de odio los haya arrastrado hasta aquí— De pronto el Henge se deshizo y una nube de humo cubrió al ejecutante. —Pero Aki no perdonará a nadie, y yo tampoco— Ahora su voz era muchísimo más ronca.
Tatsuya alzó la vista y su quijada se fue hasta el suelo al ver que se trataba del hombre barbudo que había acompañado a la sacerdotisa en la posada, sólo que en esta ocasión había algo distinto en su atuendo, era un pequeño detalle pero que resultaba muy importante: Una bandana de Uzushiogakure color carmesí atada a su brazo derecho, pero con un tachón sobre el símbolo de la espiral.
—He de admitir que no esperaba que tuvieran los cojones de enfrentarse al youkai— Rió —Pero eso sólo me obliga a matarlos en este lugar— Remató con cierto pesar en su hablar.
—Aki tendrá tres nuevos amigos—
La peliblanca caería cerca de Tatsuya, a no más de dos metros de él. El espadachín abrió los ojos y trató de arrastrarse hacia la Hyuga, estirando su brazo para alcanzarla sólo para que la del kimono rojo se acercase y le pisotease la mano en el intento.
—¡AHHHHHHHH!— Chilló el muchacho.
La que blandía la alabarda le dió un pisotón en el pecho y luego caminó hacia la kunoichi para darle una patada en la cabeza, aunque por unos instantes se quedó viendo el rostro de la joven por alguna razón.
—Es triste que esta cadena de odio los haya arrastrado hasta aquí— De pronto el Henge se deshizo y una nube de humo cubrió al ejecutante. —Pero Aki no perdonará a nadie, y yo tampoco— Ahora su voz era muchísimo más ronca.
Tatsuya alzó la vista y su quijada se fue hasta el suelo al ver que se trataba del hombre barbudo que había acompañado a la sacerdotisa en la posada, sólo que en esta ocasión había algo distinto en su atuendo, era un pequeño detalle pero que resultaba muy importante: Una bandana de Uzushiogakure color carmesí atada a su brazo derecho, pero con un tachón sobre el símbolo de la espiral.
—He de admitir que no esperaba que tuvieran los cojones de enfrentarse al youkai— Rió —Pero eso sólo me obliga a matarlos en este lugar— Remató con cierto pesar en su hablar.