8/06/2016, 03:31
(Última modificación: 8/06/2016, 03:33 por Uchiha Datsue.)
Datsue escuchó con atención la historia de Tatsuya, mientras sentía una punzada en el corazón al oír como su padre le había obligado a ser ninja. De cierta manera, a él le había pasado igual. La presión que ejercían sus padres sobre él, sus ganas de agradarles, de no decepcionarles, había desembocado en su graduación como Gennin. Eso, y que era la única forma rápida de colaborar con la deuda que todavía tenían por su culpa.
Pese a que no lo mostrase, aquellas palabras hicieron que empatizase más con el Takanashi. Sin embargo, como no acostumbraba a mostrar sus sentimientos, no dijo nada. Tan sólo asintió, pensativo.
—¿Y tú? ¿Cúal es tu historia? A pesar de que también eres ninja no te veo muy contento con la misión.
—Bueno, verás… Yo tampoco quise ser ninja. No quiero ser ninja —Datsue carraspeó—. Pero así es la vida, ¿no? Pocas veces tenemos lo que queremos —se quedó mirándose las palmas de las manos, pensativo. Luego, tomó otro churro y trató de cambiar el rumbo de la conversación. No le gustaba hablar de su vida personal—. Así que tu familia vende armas, ¿eh? Claro, ahora entiendo lo que decían de tu padre… Oye, ¿crees que me harían descuento? —preguntó, esperanzado. Últimamente, tienda que pisaba, tienda que tenía unos precios desorbitados. No podía permitirse el lujo de mejorar su arsenal si quería seguir ahorrando para cubrir la deuda. Pero, en ese caso, las misiones que hiciese de mayor rango se le harían más cuesta arriba. Quizá la familia de Tatsuya le ayudase a encontrar el término medio. Quizá…—. Me interesa un sello explosivo de clase A, y una bomba de clase A, y un ninjato, y media docena de shurikens… Oh, oh, espera. Y un okunai. La he visto en una tienda la semana pasada y el filo es una auténtica pasada, socio. ¡Una auténtica pasada! Y unos makibishis tampoco me vendrían mal…
Lo cierto era, que si por él fuera, se llevaría media tienda consigo. Pero el problema, como siempre, era el dinero. El maldito dinero.
Pese a que no lo mostrase, aquellas palabras hicieron que empatizase más con el Takanashi. Sin embargo, como no acostumbraba a mostrar sus sentimientos, no dijo nada. Tan sólo asintió, pensativo.
—¿Y tú? ¿Cúal es tu historia? A pesar de que también eres ninja no te veo muy contento con la misión.
—Bueno, verás… Yo tampoco quise ser ninja. No quiero ser ninja —Datsue carraspeó—. Pero así es la vida, ¿no? Pocas veces tenemos lo que queremos —se quedó mirándose las palmas de las manos, pensativo. Luego, tomó otro churro y trató de cambiar el rumbo de la conversación. No le gustaba hablar de su vida personal—. Así que tu familia vende armas, ¿eh? Claro, ahora entiendo lo que decían de tu padre… Oye, ¿crees que me harían descuento? —preguntó, esperanzado. Últimamente, tienda que pisaba, tienda que tenía unos precios desorbitados. No podía permitirse el lujo de mejorar su arsenal si quería seguir ahorrando para cubrir la deuda. Pero, en ese caso, las misiones que hiciese de mayor rango se le harían más cuesta arriba. Quizá la familia de Tatsuya le ayudase a encontrar el término medio. Quizá…—. Me interesa un sello explosivo de clase A, y una bomba de clase A, y un ninjato, y media docena de shurikens… Oh, oh, espera. Y un okunai. La he visto en una tienda la semana pasada y el filo es una auténtica pasada, socio. ¡Una auténtica pasada! Y unos makibishis tampoco me vendrían mal…
Lo cierto era, que si por él fuera, se llevaría media tienda consigo. Pero el problema, como siempre, era el dinero. El maldito dinero.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado