8/06/2016, 23:43
Mitsuki no podía creer lo profundo que aquel hombre había caído, apenas podía imaginar que alguien llegase hasta tal límite. La forma de hablar, sus palabras... no había vuelta atrás para aquel hombre, no al menos de manos de aquellos dos jóvenes cuyas fuerzas ya habían llegado a su limite.
Alzó la mirada y la mantuvo clavada en los ojos del hombre que cargaba su naginata para poner fin a su vida, no le miraba con odio, ni siquiera con dureza, lo que albergaba su mirada era lástima por el pasado, el presente y el futuro que aguardaba al barbudo. Una vida llena de sufrimiento que no aportaría otra cosa que más dolor a todo el que tuviese la desgracia de cruzarse con él.
"Sólo me arrepiento de no haber podido salvar a esa niña" pensó la joven mientras el filo del arma se aproximaba hacia ella.
El grito de Tatsuya rompió el silencio, Mitsuki cerró sus ojos para esperar el desenlace lo más serena posible.
"¿Qué será de Kusabi?" la imagen del pueblo apareció en su mente, después de eso una voz que no había escuchado hasta entonces
—Un segundo de ira puede llevar a la ruina—
La kunoichi abrió sus ojos y contemplo ante sí una nueva escena, justo entre ella y el barbudo había un hombre bastante alto, ataviado con ropas oscuras, una capa y una enorme guadaña. Jamás el había visto antes, pero allí estaba salvándole la vida. No supo bien por qué, pero aquello le proporcionó un alivio como nunca antes había sentido. Fue tal la relajación, que la joven cayó de morros contra el suelo, la vista se le nubló casi completamente. Ahora tan sólo podía escuchar como aquellos hombres estaban intercambiando golpes en su combate.
"¿Quién será...?" sus pensamientos se volvían lentos, tenía la sensación de que su mente se apagaba. Estaba al borde de caer inconsciente, debía de haber gastado todas sus fuerzas en moverse antes.
Alzó la mirada y la mantuvo clavada en los ojos del hombre que cargaba su naginata para poner fin a su vida, no le miraba con odio, ni siquiera con dureza, lo que albergaba su mirada era lástima por el pasado, el presente y el futuro que aguardaba al barbudo. Una vida llena de sufrimiento que no aportaría otra cosa que más dolor a todo el que tuviese la desgracia de cruzarse con él.
"Sólo me arrepiento de no haber podido salvar a esa niña" pensó la joven mientras el filo del arma se aproximaba hacia ella.
El grito de Tatsuya rompió el silencio, Mitsuki cerró sus ojos para esperar el desenlace lo más serena posible.
"¿Qué será de Kusabi?" la imagen del pueblo apareció en su mente, después de eso una voz que no había escuchado hasta entonces
—Un segundo de ira puede llevar a la ruina—
La kunoichi abrió sus ojos y contemplo ante sí una nueva escena, justo entre ella y el barbudo había un hombre bastante alto, ataviado con ropas oscuras, una capa y una enorme guadaña. Jamás el había visto antes, pero allí estaba salvándole la vida. No supo bien por qué, pero aquello le proporcionó un alivio como nunca antes había sentido. Fue tal la relajación, que la joven cayó de morros contra el suelo, la vista se le nubló casi completamente. Ahora tan sólo podía escuchar como aquellos hombres estaban intercambiando golpes en su combate.
"¿Quién será...?" sus pensamientos se volvían lentos, tenía la sensación de que su mente se apagaba. Estaba al borde de caer inconsciente, debía de haber gastado todas sus fuerzas en moverse antes.