9/06/2016, 04:44
—No está muy lejos de aquí— Suspiró —El templo está detrás de esa gran tienda— Señalo con su dedo hacia el fondo de la calle.
Sería un camino muy corto, no más de cinco cuadras. El clima era frío pero no había viento, ni tampoco rastros del aguanieve del día anterior. Al rodear el negocio encontrarian en la parte trasera un santuario con dos estatuas de pandas en la entrada unas pocas escaleras hechas de piedra que llevaban hasta la puerta. Tatsuya se acercó y decidió dar un par de toquesitos para ver si había alguien en el interior. A su encuentro salió el hombre con su típico bigote bailarin, observánolos a ambos con cara de pocos amigos.
—Hostia, por fin se dignaron a venir, ¿porqué coño se tardaron tanto?— Dijo furioso viendo al Uchiha —Ya es la segunda vez que se retrasan carajo— Salpicó saliva en el.rostro de Datsue
El Takanashi comprendía ahora a que se refería su compañero, se replanteó lo de preguntarle por la apuesta. Tras las posibles alegatas decidió que lo mejor era no pelearle al monje.
—Pues... Yo, me disculpo por el retraso, no tengo una excusa, le pido mil perdones por los problemas causados— Reverenció con el más estricto de los protocolos.
—Joder, bájale un poco, mejor vengan conmigo— Se dió la vuelta esperando que lo siguiesen.
Por dentro había un jardín con algunos bambués, un pequeño estanque y un camino empedrado serpenteante que finalizaba en un altar con la estatua de un panda de oro a tamaño real. Atrás de este un árbol shinboku y a su lado un joven Hidetaka cargando otra vez el montón de cañas en su espalda. El muchacho frunció el ceño desde la distancia, no le agradaba para nada la presencia del Uchiha y no dudaba en mostrar cara de desprecio, si pudiera hablar quizás soltaria algunos improperios que no le gustarían mucho al del yukata.
Sería un camino muy corto, no más de cinco cuadras. El clima era frío pero no había viento, ni tampoco rastros del aguanieve del día anterior. Al rodear el negocio encontrarian en la parte trasera un santuario con dos estatuas de pandas en la entrada unas pocas escaleras hechas de piedra que llevaban hasta la puerta. Tatsuya se acercó y decidió dar un par de toquesitos para ver si había alguien en el interior. A su encuentro salió el hombre con su típico bigote bailarin, observánolos a ambos con cara de pocos amigos.
—Hostia, por fin se dignaron a venir, ¿porqué coño se tardaron tanto?— Dijo furioso viendo al Uchiha —Ya es la segunda vez que se retrasan carajo— Salpicó saliva en el.rostro de Datsue
El Takanashi comprendía ahora a que se refería su compañero, se replanteó lo de preguntarle por la apuesta. Tras las posibles alegatas decidió que lo mejor era no pelearle al monje.
—Pues... Yo, me disculpo por el retraso, no tengo una excusa, le pido mil perdones por los problemas causados— Reverenció con el más estricto de los protocolos.
—Joder, bájale un poco, mejor vengan conmigo— Se dió la vuelta esperando que lo siguiesen.
Por dentro había un jardín con algunos bambués, un pequeño estanque y un camino empedrado serpenteante que finalizaba en un altar con la estatua de un panda de oro a tamaño real. Atrás de este un árbol shinboku y a su lado un joven Hidetaka cargando otra vez el montón de cañas en su espalda. El muchacho frunció el ceño desde la distancia, no le agradaba para nada la presencia del Uchiha y no dudaba en mostrar cara de desprecio, si pudiera hablar quizás soltaria algunos improperios que no le gustarían mucho al del yukata.