10/06/2016, 11:24
Así, ambas abandonaron aquel restaurante-hotel y, con él, recuerdos que habían creado. No entendía por qué pero se vio divagando en si volvería a ver a Kuro alguna vez, o si volvería a tomar aquel postre del que no recordaba su nombre... Cuando volviese a los Dojos, ¿volvería a ver a Noemi? ¿O no? Negó con la cabeza repetidas veces mientras llegaban a una de las paradas para concluir aquella pequeña aventura.
—Claro, para colmo participas en el torneo así que no deberías perderte por mucho más tiempo. — ''Eso es cierto... ¡Se me había olvidado!'' Se recordó mentalmente cuando las hojas de los árboles más altos tapaban los débiles rayos del astro rey que intentaban caer y fundirse en su rosada piel. —¿Te parece bien por aquí…?
—¿Ah? Eh, sí... A unos cuantos pasos está el río, creo que entre los árboles más cercanos podremos ocultar a este... Hombre — Atinó a decir mientras tomaba rumbo a aquel lugar.
No tuvieron que arrastrar mucho el cuerpo del hombre ni empezar a sentir la fatiga que se sentía al llevar tal peso muerto sobre sus hombros, ya que rápidamente ambas kunoichi pudieron vislumbrar el riachuelo del que había hablado la menor. —¡Mira! — Señaló. — Debajo de aquel árbol parece un buen lugar, dejémoslo aquí y empecemos... — El lugar del que hablaba Eri no era más que un círculo de árboles que rodeaba un pequeño lugar hundido, cerca del río, siéndole más fácil de quitar la tierra y acabar con aquella tarea.
Así fue como la pequeña dejó el cuerpo del bandido apoyado en otro de los árboles y se acercó al lugar, se arrodilló y empezó a quitar tierra húmeda con ambas manos, intentando hacer un hoyo lo suficientemente grande para que el cuerpo inerte de aquel ladrón pudiese caber.
—Claro, para colmo participas en el torneo así que no deberías perderte por mucho más tiempo. — ''Eso es cierto... ¡Se me había olvidado!'' Se recordó mentalmente cuando las hojas de los árboles más altos tapaban los débiles rayos del astro rey que intentaban caer y fundirse en su rosada piel. —¿Te parece bien por aquí…?
—¿Ah? Eh, sí... A unos cuantos pasos está el río, creo que entre los árboles más cercanos podremos ocultar a este... Hombre — Atinó a decir mientras tomaba rumbo a aquel lugar.
No tuvieron que arrastrar mucho el cuerpo del hombre ni empezar a sentir la fatiga que se sentía al llevar tal peso muerto sobre sus hombros, ya que rápidamente ambas kunoichi pudieron vislumbrar el riachuelo del que había hablado la menor. —¡Mira! — Señaló. — Debajo de aquel árbol parece un buen lugar, dejémoslo aquí y empecemos... — El lugar del que hablaba Eri no era más que un círculo de árboles que rodeaba un pequeño lugar hundido, cerca del río, siéndole más fácil de quitar la tierra y acabar con aquella tarea.
Así fue como la pequeña dejó el cuerpo del bandido apoyado en otro de los árboles y se acercó al lugar, se arrodilló y empezó a quitar tierra húmeda con ambas manos, intentando hacer un hoyo lo suficientemente grande para que el cuerpo inerte de aquel ladrón pudiese caber.