10/06/2016, 13:37
Todo a su alrededor parecía empezar a alejarse, incluso los sonidos, mientras su vista se iba nublando poco a poco. El recién llegado y el barbudo apenas eran un par de sombras a pesar de la proximidad, sus voces le llegaban como si estuviesen metros de distancia detrás de una pared.
—Mitsuki-chan ¡Mitsuki-chan! ¿¡estás despierta!? Reacciona, reacciona por favor—
Mitsuki notó como Tatsuya la cogía en brazos, su voz reflejaba preocupación pero parecía estar bien lo que le quitó un peso de encima a la peliblanca. A pesar de que luchaba por mantenerse consciente, se permitió esbozar una leve sonrisa aunque la situación no estaba para tomársela con demasiada calma
Parece que esta bien... menos mal"
La voz del recién llegado volvió a escucharse antes de que les lanzase un pequeño paquete que recogió el de Takigakure.
—Toma, vamos, esto te ayudará—
La kunochi buscó con su mano la de su compañero, apenas podía enfocar correctamente pero tras unos instantes de dudas la encontró para recoger la píldora que le ofrecía y llevársela a la boca, masticó con dificultad antes de tragar. No sabía muy bien que era lo que estaba tomando pero confiaba en el chico.
Mientras los chicos esperaban a que las píldoras les hiciesen efecto, los dos contendientes no se daban ni un segundo de tregua.
Tras esquivar el último envite del tipo de la guañada, el barbudo tomó un poco de distancia para analizar la situación. Sin lugar a dudas la situación ya no le era tan favorable como le había sido hasta aquel momento, debía de haber matado a aquellos críos cuando tuvo la oportunidad y no haberse dedicado a jugar. Ahora estaba frente a alguien fuerte, casi tan fuerte como él, y no sólo eso. Él había gastado gran parte de su chakra entre genjutsus y técnicas diversas.
"Tengo que acabar con esto rápidamente... y sé como hacerlo"
De repente, el barbudo cogió su lanza y la lanzó en dirección a los dos shinobis heridos. Si el tipo de la guadaña quería protegerles, lo mejor que podía hacer era obligarle a hacerlo y aprovechar el hueco para acabar el combate con su próximo movimiento.
Mientras la lanza volaba hacia los jóvenes, el gigantón realizó una serie de sellos y dijo
—Mokuton: Mori no Batsu—
De nuevo, las estacas surgieron desde la rama que estaban utilizando como apoyo. La madera se lanzaría tratando de alcanzar al hombre de la guadaña. Quería acabar con aquello rápido, no podía permitirse dilatar el combate por más tiempo y que mejor manera de acabar que empalando a sus adversarios
—Mitsuki-chan ¡Mitsuki-chan! ¿¡estás despierta!? Reacciona, reacciona por favor—
Mitsuki notó como Tatsuya la cogía en brazos, su voz reflejaba preocupación pero parecía estar bien lo que le quitó un peso de encima a la peliblanca. A pesar de que luchaba por mantenerse consciente, se permitió esbozar una leve sonrisa aunque la situación no estaba para tomársela con demasiada calma
Parece que esta bien... menos mal"
La voz del recién llegado volvió a escucharse antes de que les lanzase un pequeño paquete que recogió el de Takigakure.
—Toma, vamos, esto te ayudará—
La kunochi buscó con su mano la de su compañero, apenas podía enfocar correctamente pero tras unos instantes de dudas la encontró para recoger la píldora que le ofrecía y llevársela a la boca, masticó con dificultad antes de tragar. No sabía muy bien que era lo que estaba tomando pero confiaba en el chico.
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Mientras los chicos esperaban a que las píldoras les hiciesen efecto, los dos contendientes no se daban ni un segundo de tregua.
Tras esquivar el último envite del tipo de la guañada, el barbudo tomó un poco de distancia para analizar la situación. Sin lugar a dudas la situación ya no le era tan favorable como le había sido hasta aquel momento, debía de haber matado a aquellos críos cuando tuvo la oportunidad y no haberse dedicado a jugar. Ahora estaba frente a alguien fuerte, casi tan fuerte como él, y no sólo eso. Él había gastado gran parte de su chakra entre genjutsus y técnicas diversas.
"Tengo que acabar con esto rápidamente... y sé como hacerlo"
De repente, el barbudo cogió su lanza y la lanzó en dirección a los dos shinobis heridos. Si el tipo de la guadaña quería protegerles, lo mejor que podía hacer era obligarle a hacerlo y aprovechar el hueco para acabar el combate con su próximo movimiento.
Mientras la lanza volaba hacia los jóvenes, el gigantón realizó una serie de sellos y dijo
—Mokuton: Mori no Batsu—
De nuevo, las estacas surgieron desde la rama que estaban utilizando como apoyo. La madera se lanzaría tratando de alcanzar al hombre de la guadaña. Quería acabar con aquello rápido, no podía permitirse dilatar el combate por más tiempo y que mejor manera de acabar que empalando a sus adversarios