19/06/2016, 22:23
Nota mental: no cuentes con Tatsuya. Le había pedido que preguntase al anciano sobre la calidad de la estatua, obviamente para mantenerse al margen, pero al Takanashi no se le había ocurrido otra cosa que delatarle en la propia pregunta. Era como si alguien le regalase algo con una mano y le robase con la otra.
Al menos, la justicia divina pareció materializarse cuando Tatsuya recibió un bastonazo en plena cabeza. Se lo merecía, y Datsue estaba a punto de reírse y señalarle con el dedo, burlón, cuando le restallaron los dientes por un golpe idéntico, esta vez en su cabeza.
Nota mental dos: vengarse de Ikki. Y creo que ya sé cómo… Sus ojos se posaron por última vez en la monumental estatua de oro, para finalmente prestar atención al anciano y su chico. Suerte que lo hizo, porque aquel condenado le lanzó un fardo con cañas de bambú, que a punto estuvieron de caer al suelo. El Uchiha se las arregló para evitarlo, soltando un resoplido por el esfuerzo.
—Esas son cañas de azúcar, los pandas se sienten atraídos por los sabores dulces y les servirán para atraerlos. En total son nueve pandas, pero tres de ellos son pequeños y no confían mucho en la gente, hay cinco adultos los cuales no deberían ser problema... Por último está al que llamamos el Gran Kumaneko, este panda es mas grande de lo normal y aunque no es agresivo podría ser difícil atraerlo ya que es muy perezoso, no nos obedece ni a nosotros que somos sus cuidadores— Se dió la vuelta con las manos cruzadas en la espalda, mirándolos de reojo antes de marcharse —Recuerden que no deben lastimarlos, cuento con ustedes.
Acto seguido, criado y anciano desaparecieron por una puerta. El Takanashi realizó su enésima reverencia, mientras que el Uchiha les mostró la lengua y, de haber tenido las manos libres, el corte de manga que ambos se merecían.
—¿No prefieres que yo me lleve las cañas?
—Pues ahora que lo dices... —Le lanzó el fardo de bambús del mismo modo en que el muchacho había hecho con él—. Vayamos a cumplir la misión antes de que me vuelva loco —dijo con voz crispada, dando media vuelta. Se detuvo un instante frente a la estatua de oro, observando de nuevo su majestuoso tamaño, el suelo sobre el que reposaba, el peso que debía tener…
Luego, avanzó hasta la salida y salió por la puerta.
Al menos, la justicia divina pareció materializarse cuando Tatsuya recibió un bastonazo en plena cabeza. Se lo merecía, y Datsue estaba a punto de reírse y señalarle con el dedo, burlón, cuando le restallaron los dientes por un golpe idéntico, esta vez en su cabeza.
Nota mental dos: vengarse de Ikki. Y creo que ya sé cómo… Sus ojos se posaron por última vez en la monumental estatua de oro, para finalmente prestar atención al anciano y su chico. Suerte que lo hizo, porque aquel condenado le lanzó un fardo con cañas de bambú, que a punto estuvieron de caer al suelo. El Uchiha se las arregló para evitarlo, soltando un resoplido por el esfuerzo.
—Esas son cañas de azúcar, los pandas se sienten atraídos por los sabores dulces y les servirán para atraerlos. En total son nueve pandas, pero tres de ellos son pequeños y no confían mucho en la gente, hay cinco adultos los cuales no deberían ser problema... Por último está al que llamamos el Gran Kumaneko, este panda es mas grande de lo normal y aunque no es agresivo podría ser difícil atraerlo ya que es muy perezoso, no nos obedece ni a nosotros que somos sus cuidadores— Se dió la vuelta con las manos cruzadas en la espalda, mirándolos de reojo antes de marcharse —Recuerden que no deben lastimarlos, cuento con ustedes.
Acto seguido, criado y anciano desaparecieron por una puerta. El Takanashi realizó su enésima reverencia, mientras que el Uchiha les mostró la lengua y, de haber tenido las manos libres, el corte de manga que ambos se merecían.
—¿No prefieres que yo me lleve las cañas?
—Pues ahora que lo dices... —Le lanzó el fardo de bambús del mismo modo en que el muchacho había hecho con él—. Vayamos a cumplir la misión antes de que me vuelva loco —dijo con voz crispada, dando media vuelta. Se detuvo un instante frente a la estatua de oro, observando de nuevo su majestuoso tamaño, el suelo sobre el que reposaba, el peso que debía tener…
Luego, avanzó hasta la salida y salió por la puerta.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado