20/06/2016, 02:21
(Última modificación: 31/12/2016, 21:28 por Hanamura Kazuma.
Razón: La forma correca es "La Labido" con la, no con el.
)
—Me temo que hoy también será un día ocupado, mi señor Kazuma. —Aseguro con un leve rastro de decepción en su voz, mientras se preparaba para salir.
—Cielos, ¿Cuánto tiempo más nos quedaremos en este lugar?
—Lo más probable es que para mañana termine con todos los asuntos pendientes.
—Entonces no habrá problema con que recorra un poco el pueblo ¿Cierto? —Preguntó mientras se asomaba por la ventana de la habitación.
—De acuerdo, pero no se meta en problemas y abríguese un poco, estamos en pleno invierno y soplan vientos muy fríos.
Los últimos días habían sido bastante aburridos, Kazuma y su guardiana se encontraban apostados en la localidad fronteriza del país del río. Naomi se encontraba en un viaje de negocios en nombre de su jefe, y el peliblanco la había acompañado por petición de la misma. Se suponía que las negociaciones comerciales durarían poco, pero, incluso para las grandes habilidades de la Miyazaki, aquellos mercaderes quisquillosos con los que estaba tratando resultaban bastante difíciles de manejar. Aquello había arruinado su planes, puesto que su intención original era tomar unos días para disfrutar y compartir con su señor en aquel lugar que resultaba bastante agradable durante el invierno.
«Ya tenemos casi dos semana aquí —pensó en cuanto la pelinegro se marchó—. Para cuando ella termine con el trabajo tendremos que regresarnos inmediatamente.»
Por su parte, el Ishimura se encontraba terriblemente aburrido: Día tras día se limitaba a caminar y a sentarse en la plaza principal para leer el periódico. Siempre lo compraba en el mismo sitio, por lo que el sujeto que atendía ya tenía su rostro identificado.
Aunque eso lo hacía por elección propia, pues en aquella temporada el poblado tenía cientos de actividades para entretenerse. La cuestión era que le hacía sentirse culpable el ir a disfrutar por ahí cuando la Miyazaki se encontraba trabajando con gran esfuerzo. Por eso se limitaba a pasar sus días con el mínimo de entretenimiento.
«Veamos si hay algo interesantes en las noticias de hoy.» Aquel día era particularmente ventoso, por lo que el frío se hacía sentir bastante. Para protegerse llevaba un abrigo gris claro y una bufanda de un púrpura oscuro
Camino por la plaza y se acerco al puesto de siempre para tomar un periódico.
—¿Qué sucede chico? te vez tan aburrido y desanimado como una nube gris, jejeje. —El tendero resultaba ser alguien enérgico y amable, aunque tenía un sentido del humor un poco pesado.
—Es por el trabajo —dijo sonando mucho más adulto de lo que podría querer—, ha sido bastante pesado estos últimos días.
—Ya veo… —dijo poniéndose serio por un instante—. Olvidaba que eres uno de esos ninjas. En mi opinión es una vida demasiado pesada para un jovencito como tú. En especial uno que no tiene una adorable y ardiente esposa que masajee sus hombros al final del día, como yo.
—Qué envidia, hombre, jejeje —no podía evitar reírse ante lo presuntuoso de aquel sujeto, era un poco molesto, pero tambien lo ponía de buen humor—. Dame lo de siempre, por favor.
—Aquí tienes; Un café para el frío invierno y el periódico —se los entrego como hacía siempre, solo que esta vez dejó escapar una leve sonrisa de complicidad—. El día de hoy ha venido con un suplemento especial, perfecto para levantarte el “ánimo”.
—Ok… Gracias. —No entendía en lo más mínimo lo que había querido decir, pero ciertamente notaba el diario un poco más pesado de lo usual.
El café estaba caliente, y prácticamente le rogaba ser bebido, por lo que en lugar de rodear la fuente busco un asiento cercano. Se dirigió a un puesto techado, donde algunas personas, que tenían la misma rutina que él, le hicieron espacio para que se sentara y pasara el rato.
«Su café es tan bueno como de costumbre. » Olfateo con placer la leche y la canela de aquel brebaje hirviente, dio un sorbo y cruzó sus piernas para poner el periódico sobre ellas.
Ojeo alguna paginas y leyó algunas noticias resaltantes mientras la bebida calentaba su cuerpo.
De pronto llegó al centro del noticiero y en la sección correspondiente a los eventos internacionales había una especie de revista. El la levanto para obsérvala mejor, aunque ni se molestó en leer la portada pues algo más llamó su atención. Se trataba de la foto de una bellísima y en extremo erótica joven que estaba escasamente vestida. Tenía una piel clara con complejos y hermosos tatuajes sobre ella. Aunque le llamaba mucho la atención, supuso que se trataría de uno de esos anuncios de perfumes masculinos que se promocionaban con la imagen de una mujer.
«Seguramente es una de esas revistas para hombres que dan consejos para conquistar a las chicas.» Pero su línea de pensamiento estaba un poco equivocada.
Estuvo a punto de pasar de aquel semanario, pero supuso que algo que tuviera una portada tan elegante y bien trabajada debía tener algún buen contenido, además, aprender algún truco de galanteo no le caeria mal. Juzgo el libro por su portada y aquello le llevó a algo grande. Fue enorme el esfuerzo que realizó para no escupir su café cuando decidió a abrir la revista en una página al azar. «¡Esto es una revista erótica!» Su reacción estuvo fuera de lo normal, tanto así que la señora a su izquierda se levantó y se fue.
Ya había visto revistas de ese tipo antes, pero todas eran simple porno barata y vulgar. En cambio esta tenía algo más… Era artística y a la vez elegante. Exaltaba la belleza de las chicas como algo más que un mero excitante sexual. Cada foto estaba tan trabajada y tenían tantos detalles que le era imposible no sentirse cautivado por aquella especie de softcore. Puede que no fuese capaz de admitirlo, pero aquel tipo de arte erótico de verdad era algo de su gusto.
«¡Cielos, ¿Quién diría que el erotismo podría ser tan artístico y complejo?!» Pensaba mientras se encontraba encanto por aquellos retratos.
—Cielos, ¿Cuánto tiempo más nos quedaremos en este lugar?
—Lo más probable es que para mañana termine con todos los asuntos pendientes.
—Entonces no habrá problema con que recorra un poco el pueblo ¿Cierto? —Preguntó mientras se asomaba por la ventana de la habitación.
—De acuerdo, pero no se meta en problemas y abríguese un poco, estamos en pleno invierno y soplan vientos muy fríos.
Los últimos días habían sido bastante aburridos, Kazuma y su guardiana se encontraban apostados en la localidad fronteriza del país del río. Naomi se encontraba en un viaje de negocios en nombre de su jefe, y el peliblanco la había acompañado por petición de la misma. Se suponía que las negociaciones comerciales durarían poco, pero, incluso para las grandes habilidades de la Miyazaki, aquellos mercaderes quisquillosos con los que estaba tratando resultaban bastante difíciles de manejar. Aquello había arruinado su planes, puesto que su intención original era tomar unos días para disfrutar y compartir con su señor en aquel lugar que resultaba bastante agradable durante el invierno.
«Ya tenemos casi dos semana aquí —pensó en cuanto la pelinegro se marchó—. Para cuando ella termine con el trabajo tendremos que regresarnos inmediatamente.»
Por su parte, el Ishimura se encontraba terriblemente aburrido: Día tras día se limitaba a caminar y a sentarse en la plaza principal para leer el periódico. Siempre lo compraba en el mismo sitio, por lo que el sujeto que atendía ya tenía su rostro identificado.
Aunque eso lo hacía por elección propia, pues en aquella temporada el poblado tenía cientos de actividades para entretenerse. La cuestión era que le hacía sentirse culpable el ir a disfrutar por ahí cuando la Miyazaki se encontraba trabajando con gran esfuerzo. Por eso se limitaba a pasar sus días con el mínimo de entretenimiento.
«Veamos si hay algo interesantes en las noticias de hoy.» Aquel día era particularmente ventoso, por lo que el frío se hacía sentir bastante. Para protegerse llevaba un abrigo gris claro y una bufanda de un púrpura oscuro
Camino por la plaza y se acerco al puesto de siempre para tomar un periódico.
—¿Qué sucede chico? te vez tan aburrido y desanimado como una nube gris, jejeje. —El tendero resultaba ser alguien enérgico y amable, aunque tenía un sentido del humor un poco pesado.
—Es por el trabajo —dijo sonando mucho más adulto de lo que podría querer—, ha sido bastante pesado estos últimos días.
—Ya veo… —dijo poniéndose serio por un instante—. Olvidaba que eres uno de esos ninjas. En mi opinión es una vida demasiado pesada para un jovencito como tú. En especial uno que no tiene una adorable y ardiente esposa que masajee sus hombros al final del día, como yo.
—Qué envidia, hombre, jejeje —no podía evitar reírse ante lo presuntuoso de aquel sujeto, era un poco molesto, pero tambien lo ponía de buen humor—. Dame lo de siempre, por favor.
—Aquí tienes; Un café para el frío invierno y el periódico —se los entrego como hacía siempre, solo que esta vez dejó escapar una leve sonrisa de complicidad—. El día de hoy ha venido con un suplemento especial, perfecto para levantarte el “ánimo”.
—Ok… Gracias. —No entendía en lo más mínimo lo que había querido decir, pero ciertamente notaba el diario un poco más pesado de lo usual.
El café estaba caliente, y prácticamente le rogaba ser bebido, por lo que en lugar de rodear la fuente busco un asiento cercano. Se dirigió a un puesto techado, donde algunas personas, que tenían la misma rutina que él, le hicieron espacio para que se sentara y pasara el rato.
«Su café es tan bueno como de costumbre. » Olfateo con placer la leche y la canela de aquel brebaje hirviente, dio un sorbo y cruzó sus piernas para poner el periódico sobre ellas.
Ojeo alguna paginas y leyó algunas noticias resaltantes mientras la bebida calentaba su cuerpo.
De pronto llegó al centro del noticiero y en la sección correspondiente a los eventos internacionales había una especie de revista. El la levanto para obsérvala mejor, aunque ni se molestó en leer la portada pues algo más llamó su atención. Se trataba de la foto de una bellísima y en extremo erótica joven que estaba escasamente vestida. Tenía una piel clara con complejos y hermosos tatuajes sobre ella. Aunque le llamaba mucho la atención, supuso que se trataría de uno de esos anuncios de perfumes masculinos que se promocionaban con la imagen de una mujer.
«Seguramente es una de esas revistas para hombres que dan consejos para conquistar a las chicas.» Pero su línea de pensamiento estaba un poco equivocada.
Estuvo a punto de pasar de aquel semanario, pero supuso que algo que tuviera una portada tan elegante y bien trabajada debía tener algún buen contenido, además, aprender algún truco de galanteo no le caeria mal. Juzgo el libro por su portada y aquello le llevó a algo grande. Fue enorme el esfuerzo que realizó para no escupir su café cuando decidió a abrir la revista en una página al azar. «¡Esto es una revista erótica!» Su reacción estuvo fuera de lo normal, tanto así que la señora a su izquierda se levantó y se fue.
Ya había visto revistas de ese tipo antes, pero todas eran simple porno barata y vulgar. En cambio esta tenía algo más… Era artística y a la vez elegante. Exaltaba la belleza de las chicas como algo más que un mero excitante sexual. Cada foto estaba tan trabajada y tenían tantos detalles que le era imposible no sentirse cautivado por aquella especie de softcore. Puede que no fuese capaz de admitirlo, pero aquel tipo de arte erótico de verdad era algo de su gusto.
«¡Cielos, ¿Quién diría que el erotismo podría ser tan artístico y complejo?!» Pensaba mientras se encontraba encanto por aquellos retratos.