23/06/2016, 01:32
Se quedó ahí parado mientras veía a Datsue buscar la fuente del sonido, se sentía muy mal. El Uchiha no medió palabra con él y lo entendía a la perfección, pedir disculpas sería hipócrita en estos momentos. Tras divagar un rato por fin recordó que estaban en una misión y debía cumplirla.
Más adelante, después de avanzar aproximadamente unos trescientos metros el osezno empezaría a chillar aún más fuerte y los ladridos de la otra criatura se harían más notorios. El del yukata pronto se toparía con un panda adulto, de unos 85 centímetros a la altura de la cruz. La bestia: furiosa a más no poder, no rugía pues no es propio de esa especie, pero aún así estaba dispuesta a todo para recuperar a su cría.
El Takanashi corrió para alcanzar a Datsue.
"Los pandas no son agresivos, ni siquiera cuando están en celo. Sólo hay una cosa que los puede molestar "
Pensando estaba cuando justamente logró ver a su compañero y a la osa, la madre tomó impulso y se disponía a atacar al Uchiha para que soltara al osezno.
"¡NO!"
Tenía un dilema, estaba prohibido violentar a los animales pero tampoco podía dejar que su camarada resultase lastimado. Las reglas eran claras y no importaba si era en defensa propia o no, trataba de pensar en algo pero la mente se le había quedado totalmente en blanco.
Más adelante, después de avanzar aproximadamente unos trescientos metros el osezno empezaría a chillar aún más fuerte y los ladridos de la otra criatura se harían más notorios. El del yukata pronto se toparía con un panda adulto, de unos 85 centímetros a la altura de la cruz. La bestia: furiosa a más no poder, no rugía pues no es propio de esa especie, pero aún así estaba dispuesta a todo para recuperar a su cría.
El Takanashi corrió para alcanzar a Datsue.
"Los pandas no son agresivos, ni siquiera cuando están en celo. Sólo hay una cosa que los puede molestar "
Pensando estaba cuando justamente logró ver a su compañero y a la osa, la madre tomó impulso y se disponía a atacar al Uchiha para que soltara al osezno.
"¡NO!"
Tenía un dilema, estaba prohibido violentar a los animales pero tampoco podía dejar que su camarada resultase lastimado. Las reglas eran claras y no importaba si era en defensa propia o no, trataba de pensar en algo pero la mente se le había quedado totalmente en blanco.